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“Todas las cosas tienen una porción de alma”, dice el monje Bungen Oin de los pequeños robots mascota
Playground community
03 Mayo 2018 15:01
¿Siente usted algún cargo de mala conciencia al acudir al punto limpio o punto de reciclaje de su ciudad? Sí, han leído bien la pregunta. Sería ilógico, ya que usted acude a reciclar restos, cacharros desperfectos u objetos completos pero irreparables. Aún así, ¿se ha sentido triste alguna vez por librarse, por tirar a algún contenedor algún objeto, adorno o juguete que formase parte de su historia, de la de su familia, de su infancia?
Los perros robot mascota, los Sony AIBO, fueron un éxito de ventas en Japón de 1999 a 2006. Superaban con creces a la mascota Tamagotchi en tanto que existían en 3D y cumplían mejor la función de suplantar a una mascota real, sin los inconvenientes de proveer de alimento, paseos o recoger heces con una bolsita. El problema surgió a partir de 2014, año en el que la empresa nipona hizo pública su decisión de cesar en las reparaciones y mantenimientos de las mascotas electrónicas.
O sea, los Sony AIBO, cuyas ventas se alzaron hasta las 150.000 unidades, se quedaban sin servicio veterinario, por así decirlo. Y como cualquier aparato electrónico, también los perros mascota fallan y se averían eventualmente. Algunos van tirando, otros… fenecen.
El vídeo nos muestra, por increíble que pueda parecer, un servicio funerario en Japón a la memoria de un centenar de estas mascotas electrónicas caídas. Cada una de ellas, con el nombre que su amo les puso, colgado del cuello. Incienso y lectura de sutras tuvieron lugar en el centenario Templo Kofuku-ji, en Chiba (Japón), el pasado 26 de abril, en recuerdo de estos compañeros hechos de plástico y metal. Seres que algunos son capaces de ver y añorar como un amigo real.
Sony dejó de prestar servicio de mantenimiento a sus AIBOS, pero no todo estaba perdido. Varios de los perros robot “fallecidos” se convirtieron en “donantes” de órganos. A través del servicio prestado por una empresa llamada A FUN, las reparaciones pudieron alargarse en algunos casos en forma de transplantes. El Presidente de la citada empresa, Nobuyuki Norimatsu, vio la luz ante la carta de una anciana mujer, entristecida por la posibilidad de perder a su mascota electrónica, que solicitaba que alguna empresa tomara el testigo reparador de SONY.
Así que los fallecidos donaron sus órganos y tal generosidad merecía una despedida con todas las de la ley según la religión budista. Bungen Oin, monje principal del Templo, afirmó refiriéndose a los pequeños robots mascota: “Todas las cosas tienen una porción de alma”. Y de ahí los funerales. Una manera de calmar los sentimientos doloridos de sus amos, ante la desaparición de un artefacto que es más, mucho más que un juguete. Lo sienten como una mascota de verdad.
Una vez terminados los servicios religiosos, la ceremonia culmina con cada cuerpo electrónico siendo cuidadosamente envuelto y entregado para que ayuden a prolongar la vida electromecánica de un semejante. Las peticiones de reparación ya llegan a 2.000. Y subiendo.
Como consuelo, anunciar que SONY ha sacado un nuevo y “más inteligente” AIBO en 2018. Tanto que su memoria puede reconocer al usuario con el que pasa más tiempo. Una memoria que puede descargarse y —en caso de avería fatal— ser reimplantada en una nueva unidad, logrando que la mascota “perviva”. No es el fin, la raza mejora.
Japón sigue siendo vanguardia en el uso de robot serviciales. Tanto es así que es utilizado ya en algunas residencias de ancianos para interaccionar con ellos, colaborar en su cuidado y vigilancia.
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