“Aunque se trate de un trozo de papel, la cosa va de ser capaz de mostrarle a otros algo que nunca hubieran pensado que fuera posible”
Cuando a los 7 años su abuela la cogió por banda para enseñarle el arte del origami, la pequeña Stacie no tenía ni idea de que aquello iba a acompañarla durante el resto de su vida.
El origami, seguro que lo sabes, es una técnica de papiroflexia ancestral consistente en realizar figuras de formas variadas plegando papel con los dedos, sin el uso de pegamento ni tijeras. Cualquier figura es válida. Aunque sus raíces surgen en los siglos I y II después de cristo en China, el origami acabó floreciendo en Japón, donde se integra como una nueva tradición del país.
En el caso de la pequeña Stacie Tamaki, la afición que le transfirió su abuela acabó cogiendo vuelo propio de manera casi automática. La cosa se convirtió en obsesión. La joven se enganchó a la pariroflexia, fue perfeccionando su técnica, hasta que llegó un momento en el que hacer una figurita cualquiera le resulta casi demasiado fácil. Así que para mantener la excitación recurrió a su ‘más difícil todavía’ particular: reducir el tamaño del papel, pasar de los 15 x 15 centímetros habituales a usar papeles cada más pequeños, miniaturizando sus creaciones en el proceso.
27.000 figuritas después y con 52 años, Stacie es toda una experta de este increíble arte. Su habilidad es tal que es capaz de realizar figuras varias utilizando láminas de papel del tamaño de las yemas de tus dedos. Su especialidad son las grullas, que a veces no llegan ni a tener 1 centímetro de alto, y para las que no utiliza otra cosa que sus dedos.
Lo que más le gusta es cuando los clientes se acercan poco a poco a la figurita de papel con cara de incomprensión. “Entonces, se dan cuenta de lo que están viendo, los ojos se abren, la mandíbula cae y se dan codazos entre ellos”.
Tal y como ella la ve, la cosa del origami en miniatura trae hasta enseñanza: “Aunque se trate simplemente de un trozo de papel, la cosa va de ser capaz de mostrarle a otros algo que nunca hubieran pensado que fuera posible. Eso quizá pueda llevarles a pensar sobre otras cosas que quizás sí sean posibles para ellos, o para sus hijos, en este mundo”.
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