PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo "¡Sí, soy el diablo!": esto es lo que pasa cuando la iglesia de tu barrio no te deja dormir Content

Content

"¡Sí, soy el diablo!": esto es lo que pasa cuando la iglesia de tu barrio no te deja dormir

H

 

Entra en iglesia evangélica para quejarse del ruido y todo se desmadra hasta niveles insospechados

Playground community

27 Agosto 2018 20:14

PlayGround quiere impulsar el cambio. Con ese objetivo, PlayGroundDO se ha propuesto facilitarte el acceso a acciones, proyectos y campañas con sensibilidad social que son de nuestro interés, y creemos que también del tuyo. Acciones a las que puedes sumarte desde tu propio teléfono. Solo tienes que hacer clic sobre el botón rojo ‘DO’ que verás a lo largo del artículo.

¿Nos ayudas a mejorar el mundo?

Que uno simpatice con la iglesia o no, no quita para que sus reuniones puedan molestar a los vecinos colindantes. Muchos de ellos no se atreven a enfrentarse a la Santa Madre Iglesia, pero siempre hay alguno que no tiene miedo a profanar un espacio sagrado para quejarse.

Eso es precisamente lo que hizo el chaval del vídeo que abre este artículo. Harto de aguantar la música y los cánticos de una iglesia evangélica cercana a su casa, decidió ir a protestar porque no le dejaban dormir.

El vídeo, que fue grabado por él mismo, nos muestra cómo va caminando rumbo al templo por unas calles ya casi desiertas. La música se escucha perfectamente y el volumen va aumentando conforme se acerca al edificio. Si no conociéramos el contexto, sería fácil pensar que el joven se encamina hacia una discoteca o un bar en plena fiesta.

Como muestran las imágenes, nada más entrar se dirige directamente hacia el cantante, le quita el micrófono y con gran cabreo le grita: "¿No te puedes callar? ¡Hay gente que está durmiendo!”.

El pobre cantante queda paralizado, pero los feligreses no tardan en volverse contra él y comienzan a hacer bulla. Tras un corto pero intenso intercambio de insultos, el protagonista se dirige hacia la salida. Entonces una mujer vocifera contra él: “Eres el diablo”. “Sí, soy el diablo... ¡Soy el diablo!”.

Aunque estas imágenes parezcan surrealistas, lo cierto es que las iglesias evangélicas tienden a acumular quejas y denuncias por su exceso de ruido. En los conciertos evangélicos los feligreses utilizan instrumentos con amplificación. En muchos casos la algarabía que generan supera los niveles permitidos de contaminación acústica.

Además, los lugares de reunión suelen ser edificios o casas particulares que no están preparadas para retener la música y que en algunos casos tienen una acústica reverberante. Como las iglesias no precisan de una habilitación concreta como los negocios, el vacío legal sobre cuándo, cómo y dónde celebrar estas ruidosas congregaciones es bastante grande.

El problema es tan grande que la justicia ha comenzado a intervenir. En Albacete (España) sancionaron a la Iglesia Evangelista de Filadelfia con 1.200 euros de multa por sus graves niveles de contaminación acústica, que llegaron a doblar los estándares permitidos (30 decibelios).

En otro caso similar en Murcia, el líder de la Iglesia Evangélica de la Luz de Dios Misión fue condenado por la Audiencia Provincial a dos años de cárcel por un delito contra el medio ambiente. Este caso se vio agravado por los estados ansioso-depresivos que sufrieron dos vecinas a causa del volumen de los cánticos y la música durante las misas.

El ruido no es ninguna tontería, ya que tiene unos efectos devastadores en el cuerpo y en la mente. Seamos considerados para con los demás y pongamos nuestro granito de arena para que todos podamos convivir en paz.

share