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Culture
Según algunas fuentes, los personajes de Jude Law y Elle Fanning mantendrían una relación sexual en el filme
25 Octubre 2017 14:13
Vía Getty
Hace poco conocimos las declaraciones de Woody Allen que excusaban a Weinstein tras el escándalo por acosos sexuales. El director estadounidense, acusado él también de abuso infantil, sostenía que el bochornoso caso perjudicaba tanto a las víctimas como al propio magnate. Temía que pudiera dar pie a una "caza de brujas". Días después, él mismo se vio obligado a aclarar sus propias declaraciones.
Ahora, la polémica se ha desatado nuevamente al desvelarse algunas escenas filmadas en Nueva York de la que será la próxima película. Según cuenta Page Six, el personaje interpretado por Rebecca Hall acusa a Jude Law de tener relaciones sexuales con una menor de 15 años, interpretada por la actriz Elle Fanning, que en la vida real tiene 19.
En realidad, la predilección del director por este tipo de parejas con gran diferencia de edad —y en las que las mujeres, claro, son casi siempre extremadamente jóvenes y especialmente virginales— no es algo nuevo de la filmografía de Allen. Es marca de la casa.
Ya lo vimos en Manhattan, con un Allen de 42 años y Mariel Hemingway, de 17. O en Magic in the Moonlight, con Emma Stone (25) y Colin Firth (53). O en Whatever Works, con Evan Rachel Wood (21) y Larry David (62). Este nuevo binomio (Jude Law-Elle Fanning) parece ser una vuelta de tuerca más —más embarazosa y cada vez más incómoda— dentro de la habitual filia del director. 15 años es rídiculo. E ilegal, en la vida real.
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Que Woody Allen tenga tendencia a este tipo de parejas en las que le hombre (apuesto, adulto, artista, maduro) seduce a una jovencita (casi siempre inexperta, inculta, ingenua) dice mucho del mundo en el que aún nos movemos. De cómo siguen estando presentes, en el cine y en la filmografía Allen en concreto, estereotipos machistas que nos infantilizan constantemente. Que adoran al hombre a partir de los 50, pero que invisibilizan a la mujer adulta. La vieja premisa de que la mujer solo interesa si no tiene arrugas.
En cualquier caso, lo que hace del caso Allen especialmente incómodo no es tanto dicho fetiche como constante en su carrera —no es el único— sino su historial personal sobradamente conocido.
Tras la separación con Mia Farrow en 1993, un artículo de Maureen Orth en Vanity Fair acusaba a Allen de haber abusado sexualmente de su hija adoptiva de 7, Dylan Farrow. Por este motivo perdió la custodia de sus tres hijos, pero nunca ha sido enjuiciado. Por su lado, Allen sigue casado con Soon Yi Previn, hija adoptiva de Mia Farrow y su anterior pareja, y a quien el director conoció cuando ella tenía solo 19 años y él, 56.
Fotograma de Manhattann
Estos episodios de la vida privada de Allen son los que no nos permiten consumir sus películas como mero producto audivisioual. Los que no nos permiten explorar su universo únicamente desde la ficción, sin dolor de tripa. Como en muchos artistas, su vida es su principal referencia. Y muchas de sus obras son turbadoramente autorreferenciales.
Además, el escándalo del caso Weinstein también ha contribuido a una mayor sensibilización en Hollywood respecto a los acosos, lo que hace cada vez más complejo y polémico el encaje de películas con premisas así de hombres así.
No hay que olvidar que el periodista Ronan Farrow ha sido el autor del reportaje que destapa el caso Weinstein para el The New Yorker tras 10 meses de investigación. Ronan Farrow es hijo de Mia Farrow y Woody Allen. No se habla con su padre por motivos evidentes. Weinstein fue, además, el mismo hombre que resucitó la carrera de su padre cuando esta se debilitó por los enfrentamientos con Mia Farrow.
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En cualquier caso, la diferencia de edad en las parejas del cine es algo que está presente desde tiempos inmemoriales y hasta nuestros días. Y, de hecho, grandes clásicos del cine o de la literatura, maravillosos y aplaudidos, nos harían arrancarnos los ojos si ahora hiciéramos una lectura feminista.
Lolita, My Fair Lady, Lost in Translation, American Beauty, León... Quizás, más que incidir en la diferencia de edad, hay que cuestionarse por qué seguimos incidiendo estructuras estereotipadas y mil veces explotadas, como la de artista-musa, la del culto y la inculta, la del rico y la pobre. Por qué pasa muy poco al revés. Por qué se imagina tan poco. Por qué no se cuida a los personajes femeninos. Por qué se olvidan de nosotras cuando alcanzamos cierta edad.
Y por qué películas bellísimas, y aún hoy revolucionarias, como Harold and Maude, con ella, 73 años, y él, 23, siguen siendo la excepción que confirma la regla. Si el desequilibrio entre unas parejas y otras no fuera tan flagrante, quizás no cabrearía tanto.
Fotogama de Harold and Maude
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