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No dejes tu alimentación en manos de un intruso

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“Si un cirujano falso se montase su quirófano, no tardarían en ir a por él, pero contra los falsos nutricionistas no se actúa”

Izabela Carmen Pecherska

19 Septiembre 2017 06:00

Antes de la creación del colegio profesional de dietistas y nutricionistas de España, el 90% de las personas que trabajan en el ámbito de las clínicas de adelgazamiento no tenían los estudios oficiales que les acreditaran para realizar esa labor. Era una cifra alarmante de 2007 que, una década después, sigue siendo una gran herida abierta.

“El pan engorda”, “la zanahoria es buena para la vista” o “la fruta después de la comida no es buena” son sólo algunas frases que, pese a ser falsas, se repiten en los hogares españoles. Todo el mundo tiene un “nutricionista” dentro y habla sobre el tema con total libertad como si fuese un experto en la materia. Todo el mundo se atreve a lanzar en la red sus mensajes sobre la buena alimentación. Las mágicas dietas milagro y recetas anticáncer no son un secreto para nadie que sepa googlear. Todo el mundo parece tener una respuesta al misterio de cómo adelgazar siete kilos en una semana saludablemente o la receta con la que prevenir la enfermedad. Pero todo el mundo no es nutricionista, ¿verdad?

La "nutricionista" Gwyneth Paltrow

Los profesionales de la nutrición y dietética muchas veces son ninguneados incluso por sus propios compañeros sanitarios. Pero ese no es su único obstáculo para ejercer su profesión. Laboralmente se enfrentan a entrenadores, preparadores físicos, bloggers, falsos gurús que poco saben de la nutrición pero pasan consulta, prescriben dietas y atienden a pacientes en supuestas consultas de nutrición.

Lo que aparentemente es un problema que sólo afecta a los profesionales del sector, también lo hace negativamente sobre la salud de los consumidores. Pese a lo que gran parte de los ciudadanos piensa, los nutricionistas hacen mucho más que diseñar dietas personalizadas.  Son profesionales sanitarios con carrera universitaria pero con un gran problema: intrusismo laboral, que aun siendo ilegal, es muy habitual en España.

El dietista-nutricionista Juan Revenga y anterior coordinador del grupo de trabajo sobre intrusismo laboral en el Consejo General de Dietistas-Nutricionistas de España, expresa su descontento: “El intrusismo es altísimo y, seguramente, haya ido a más por el auge de las redes sociales. La comida va a ser siempre un tema de debate y es el motor económico más grande del mundo junto al sexo, constantemente se está hablando de él, es fácil querer subirse a este carro".


La comida es el motor económico más grande del mundo junto al sexo, constantemente se está hablando de él y es fácil querer subirse a este carro.



Y detalla donde está el centro del problema: "Las personas que sin tener conocimiento intervienen en la alimentación de otra persona pueden llegar a suponer un peligro en el terreno de la salud pública y llevar a personas a tomar malas decisiones”, alerta Revenga. “Además, es un fraude porque estos intrusos suelen tener un interés detrás en la compra venta de algún producto o servicio”.

Pero también hay muchos profesionales dentro de la rama sanitaria que hacen intrusismo en el campo nutricional, como médicos o enfermeros, que pese a no tener los conocimientos completos se aventuran a prescribir dietas a sus pacientes. “En algunas carreras universitarias de la rama de ciencias de la salud, se recoge una parte de la nutrición y dietética en su temario, pero es muy pequeña”, afirma Revenga, profesor de las asignaturas de nutrición y dietética en los grados de Farmacia y Enfermería en la Universidad San Jorge de Zaragoza.


Es un fraude porque estos intrusos suelen tener un interés detrás en la compra venta de algún producto.



“Es atroz y peligroso para la ciudadanía”, asevera Giuseppe Russolillo, Presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, haciendo referencia al intrusismo. “Las personas de a pie no tienen consciencia de los efectos secundarios y daños a la larga que supone ponerse en las manos equivocadas”, advierte. “A los dos o tres años de hacer una mala dieta puede provocar muchas enfermedades como cáncer de colon o hipertiroidismo, entre otras. Enfermedades que cuando salen a la luz no se asocian a una mala dieta que se hizo años atrás”.

Giuseppe Russolillo afirma que siente desamparo por parte de la Administración Pública, a quien acusa de no tener compromiso. “Si un cirujano falso se montase su quirófano, no tardarían en ir a por él, pero con los falsos nutricionistas no se actúa prácticamente”, señala.


Si un cirujano falso se montase su quirófano, no tardarían en ir a por él, pero con los falsos nutricionistas no se actúa.



La dietista-nutricionista Lucía Martínez y autora del blog ‘Dime qué comes’ nos habla sobre la divulgación en el campo de la alimentación: “Hay divulgadores que pese a no ser nutricionistas hablan de nutrición de una manera impecable y hacen un trabajo de cara a la información de la población y de la salud pública. Y, por otra parte, hay muchos nutricionistas metiendo la pata en sus actividades divulgativas”. Es decir, ser nutricionista no es garantía de ser buen divulgador en temas de nutrición. El problema de la divulgación es cuando cae ante malos ojos. Por eso, muchos dietistas-nutricionistas invierten gran parte de su tiempo en luchar contra mitos, informaciones falsas y creencias injustificadas en sus bitácoras o redes sociales.

Miguel Ángel Lurueña, autor del blog ‘Gominolas de Petróleo’, tecnólogo de alimentos y divulgador científico, trata el tema de la alimentación en su blog y en redes sociales. “Personalmente, creo que la divulgación puede hacerla cualquier persona siempre que lo haga con rigor. Y para ello suele ser necesario contar con una adecuada formación académica, que obviamente es preferible que sea cercana a la materia”, explica.

El número de casos de enfermedades cardiacas, obesidad o anemias está en aumento. Muchas de estas provocadas por la mala alimentación, por eso es importante acudir a un especialista. Y es fundamental, no dejarse llevar por alguien que no cuenta con la titulación necesaria, ya que puede dar como resultado todo lo contrario a lo que queremos: enfermedades y no adelgazar. Para no caer en malas manos, Giuseppe Russolillo, Presidente de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, nos recomieda:

–Buscar siempre un profesional dietista-nutricionista.

–Si no es un dietista-nutricionista, por lo menos, ponerse en manos de alguien titulado como otros profesionales de la salud.

–Huir de las dietas de cajón. Todo el mundo necesita un tratamiento especializado, no te conformes con una dieta que puede hacer cualquiera.

–Pedirle en número de colegiado a tu dietista-nutricionista y sus licencias.


Ser nutricionista no es garantía de ser buen divulgador en temas de nutrición.



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