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Esther Honig contactó con diseñadores gráficos de 40 países distintos y les planteó un mismo ruego: 'retoca mi foto para hacerme guapa'. Los resultados son de lo más dispares
27 Junio 2014 16:08
Cuando uno se obsesiona con trabajar su apariencia movido por un ideal abstracto de belleza, ¿qué persigue en realidad? Porque, ¿acaso existe un estándar único de belleza?
La pregunta es más bien retórica, pues es bien sabido por todos que la belleza nunca ha sido algo absoluto e inmutable, sino que ha ido adoptando distintos rostros según la época histórica y la cultura propia de cada país. En su Historia de la Belleza, Umberto Eco nos recuerda que en distintas épocas antiguas el concepto de belleza se entendía unido a lo “bueno” o lo “justo”, siendo casi sinónimos. Más tarde se separaron, y se comenzó a hablar de lo bello como aquello que satisfacía a los sentidos, sobre todo a la vista y el oído. Y ahí entró en juego otro concepto básico: la mirada subjetiva.
Esa idea es la que explora la periodista norteamericana Esther Honig en un experimento que ha bautizado como Before & After. Tras descubrir la web Fivver, en la que freelancers de todo el mundo ofrecen todo tipo de servicios, Honig tuvo la ocurrencia de explorar las connotaciones del retoque fotográfico en relación a los distintos cánones de belleza imperantes en diferentes zonas del mundo. Para ello contactó a través de Fivver a cuarenta diseñadores gráficos de 25 países distintos y les hizo llegar una misma foto suya con una petición: “Make me look beautiful”.
“Photoshop nos permite conseguir nuestros estándares de belleza inalcanzables, pero cuando comparamos esos estándares a escala global, lograr ese ideal queda como algo mucho más ilusorio”, comenta Honig en la web del proyecto.
Más allá de lo buenos o malos que puedan ser los retoques digitales desde el punto de vista técnico, los resultados son reveladores. Cada imagen es un reflejo del ideal de belleza asentado en la cabeza de cada creador, fruto de una mezcla de factores culturales y preferencias personales. Y vistas en conjunto, todas lanzan un mismo mensaje: la belleza es una idea puramente subjetiva. O como dice el saber popular, la belleza está en los ojos del que mira.
Resulta interesante, además, comprobar que cuanto más observamos las fotos, más atractiva resulta Honig en su look natural. Los partidarios del movimiento anti-Photoshop seguro que están aplaudiendo la idea de esta chica.
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