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Sports
Por qué Carlos Matallanas le dice a la esclerosis lateral amiotrófica 'No cuando tú quieras, en todo caso cuando yo no quiera'
28 Mayo 2017 05:56
No conozco a Carlos Matallanas. Sé que tiene mi misma edad, se ha dedicado al mismo oficio que yo y es del mismo equipo que yo. Compartimos también algún conocido en común. No conozco a Carlos Matallanas y se me hace raro pensar que no me lo vayan a presentar cualquier día, o que no vaya a encontrármelo por ahí. En una rueda de prensa, en un bar, en un estadio.
Sería lo suyo si Carlos Matallanas no estuviera postrado en una cama comunicándose a través de las pupilas de sus ojos. Un ordenador traduce su mirada en letras, palabras, frases.
Le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica hace tres años. De tres a cinco años es el promedio de vida.
'¡Me cago en la leche, si son las siete y cuarto de la mañana!'. El inconfundible deje castizo que acompaña la frase es de José Antonio Martín Otín, Petón. Su resumen del proceso de escritura de ¿Quién dijo rendirse? condensa noches en vela en las que "no te das cuenta de la profundidad de lo que has escrito hasta que lo lees por la mañana. Y eso que es un libro de 'humor', eh".
Y es cierto. Uno no sale de sus páginas sintiéndose peor de lo que entró. La fórmula la llevaba Petón encima años antes del libro, su amistad con Carlos y su familia. Traducido: aquí no hay edulcorantes. "No puedes decir que la ELA es como una gripe enorme que te va paralizando y... No, no, esto es una putada horrible y hay que decirlo así", afirma el escritor.
"Minimizarlo sería una estafa y una deslealtad de primer orden", sigue. "Tenía que contar que esto está pasando y que se puede combatir con entereza, con decisión, con ganas de decirle al ELA 'no cuando tú quieras, en todo caso cuando yo no quiera'".
"Combatiendo", es la palabra que usa Petón para responder a cómo está Carlos. Combatiendo contra un Equipo Lentamente Asesinando en un partido que no ha acabado.
"El doctor Jesús Mora, la eminencia española del ELA, lo explica muy bien", señala Petón. "Cuando uno de los afectados tiene un sentido de combate y un motivo para luchar, el camino es más sencillo y vive más. Mira el ejemplo de Stephen Hawking, con 75 años. Es verdad que en su caso fue una aparición precoz y ahí parece que la resistencia es mayor. Pero 'Yo sé', dice Hawking, 'que solamente yo puedo meterme en el fondo de los agujeros negros y descubrir qué hay ahí. Como no lo hará nadie si no lo hago yo, lo voy a hacer. Y que espere la puta ELA'. Lo mismo que le pasaba a Joaquín Costa, el padre del Regeneracionismo con su combate de 'Escuela y Despensa'. Cuando ya no pudo más, se extinguió, pero ya había adelantado mucho del camino y tenía 65 años".
Y ahora. "Ahora sustituyamos los agujeros negros y el Regeneracionismo por el fútbol. Carlos sigue haciendo análisis para equipos. El juvenil del Villarreal o el Móstoles reciben todos los lunes su análisis. Yo he hablado con los entrenadores de esos equipos y me dicen que es acojonante cómo él ve cosas en pantalla que a ellos en el campo se les escapan. Incluso intuye lo que está pasando en las zonas que no ve".
Carlos, tras jugar más de 300 partidos oficiales en clásicos del mediodía madrileño como el Santa Ana, el Puerta Bonita, el Rayo Majadahonda o el Carabanchel, quería ser entrenador. "Es un caso de vocación desmedida. Hay un momento de su vida en que dudó de si iba a poder llegar a jugar al fútbol de nivel y para poder seguir este deporte desde cerca se hizo periodista. Esa es la razón por la que el 99% de los periodistas de fútbol se han dedicado a esto, para estar cerca del fútbol, así te lo digo. Carlos se da cuenta cuando está jugando en 3ª y trabajando brillantemente en El Confidencial de que hay otra manera para vivir aun mejor el fútbol: como entrenador. La vocación es el destino libremente aceptado pero tú también puedes gobernar ese destino. Y sí, ahí dice el destino 'pues no lo vas a poder ser'. Y en lugar de ser un entrenador de superélite vas a ser un ejemplo cósmico de combate".
¿Qué entrenador nos estamos perdiendo? "Sería ecléctico, cogería cosas de Simeone en cuanto a la exigencia y el compromiso de los jugadores, pero también dejaría que el artista se manifestara dentro de ese colectivo. Haría una buena combinación de eso, estoy seguro".
Si estuviéramos en Estados Unidos, hablaríamos de que Carlos tiene la enfermedad de Lou Gehrig. Decir su nombre y el de Babe Ruth, especialmente en el Yankee Stadium, equivale a hablar de la mejor pareja de bateadores del béisbol clásico. Entre 1938 y 1939 el rendimiento de Gehrig bajó alarmantemente. Fallaba golpes y corría las bases con dificultad. Le diagnosticaron ELA y dejó un récord de partidos jugados consecutivamente (2130) que nadie batió hasta 56 años después. De vida le dieron tres y no llegó a cumplir dos.
Pero eso sería si no nos quedase más cerca Carabanchel, o Fuenlabrada, que Nueva York. El libro ¿Quién dijo rendirse? es también fruto de una charla entre Carlos y otro amigo, Fernando Torres. El 9 del Atleti, el 9 del equipo de Carlos, no sería el jugador ni la persona que es sin Carlos. "Su influencia como futbolista empezó cuando Fernando tenía 11 años y Carlos era el chavalín de 14 que estaba en el Carabanchel", recuerda Petón. "La influencia en lo vital se resume en lo que le pasó a Fernando en La Coruña, cuando quedó insconsciente y se pegó aquel golpe. Cuando empieza a abrir whatsapps y ve el de Carlos, que le dice desde El Puerto, con la pupila: 'Eres un valiente'. Y Fernando dice 'El más valiente dice que soy un valiente. Manda cojones'".
Los dos amigos, Fernando y Carlos, debieron sonreír a gusto cuando se la colaron involuntariamente a parte de la prensa inglesa y al Kop del Liverpool, cuidado, una de las tribunas más respetadas del continente. Cuando esta cantaba 'Su brazalete lo demostraba, era un red, Torres Torres, nunca caminarás solo, ponía'.
Resulta que a Torres, siendo capitán del Atleti, se le había soltado el brazalete durante un partido y un fotógrafo había acertado con el momento: 'You'll never walk alone' parecía poner. La afición del Liverpool, recordó el detalle cuando después Torres fichó por el club red, que lleva a gala ese lema.
Pero no, no ponía eso, sino 'We'll never walk alone'. El 'Nosotros' por el 'tú'. Y no había sido una premonición, sino el regalo de cumpleaños que le habían hecho a Torres algunos amigos de infancia, entre ellos uno al que admiraba como jugador. Y no, tampoco Fernando era, como cantaba el Kop, 'un red'.
Era mucho más. Era y es amigo de Carlos Matallanas.
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