Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Studio
Este vergonzoso fenómeno es cada vez más habitual en el sudeste asiático
13 Abril 2017 14:00
Sobre una manta extendida el medio de la calle, una pareja vende postales; en otra esquina, un joven toca la guitarra -o el violín, o el ukelele- sentado en un bordillo; los hay que, simplemente, yacen en el suelo, al lado de un cartel.
Porque todos ellos llevan un cartel, y en todos los carteles, expresado de una u otra forma, aparece el mismo mensaje.
“Estoy viajando por Asia sin dinero; por favor, una ayuda para mi viaje”.
Aunque los puedes encontrar en las calles de Malasia, Hong Kong, Tailandia o Singapur, estos ‘mendigos’ no parecen ser locales. De hecho, son tan caucásico; tan blancos, que bien podrían estar sacados de un póster nazi.
¿Turistas europeos y americanos mendigando en el sudeste asiático para financiar su viaje? Ya tienen incluso nombre propio: beg-packers —deformación entre ‘backpackers’, mochileros, y ‘beg’, mendigar en inglés. El término se acuñaba el año pasado, cuando Maisarah Abu Samah, de Singapur, subía a Twitter dos fotografías de estos turistas pedigüeños.
“Es la primera vez que veo algo así y me he quedado a cuadros”, escribía la singapuresa.
“Para empezar”, añadirá más tarde Maisarah, “no es muy frecuente ver a vendedores ambulantes o a músicos callejeros en Singapur, porque nuestro gobierno es muy estricto en lo que respecta a este tipo de actividades”.
“Los vendedores y músicos ambulantes, de haberlos, los encuentras en el centro; pero nunca cerca de una parada de buses, en un barrio de clase media, como éste”, dice, sobre la zona de actuación de los beg-packers. “Sea como sea, jamás había visto a gente blanca hacer esto”.
“Para nosotros, es extremadamente extraño que nos pidan dinero para pagar un viaje”.
Que la gente del primer mundo vaya a mendigar al tercero no solo está shockeando a la población local en Asia, sino que nos revela las vergüenzas de una clase media occidental que ha optado por el aquí-vale-todo cuando se trata de hacer turismo. Incluso convertirse en desclasados estacionales.
Plataformas como Fund My Travel, en este sentido, no están haciendo más que alimentar al monstruo: desde este portal, el usuario puede crear un crowfunding para financiar su viaje, llegando a pedir, como hicieron David y Sebastian, la bochornosa cifra de 5.000 dólares para “comer bichos, hacer escalada, buceo y trekking en la jungla”.
Imágenes de @ImSoloTraveller
share