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Nuevo Renault Captur
Tanto si llevas tatuado el nombre de tu ex pareja como si tienes pensado tatuarte el de la actual, necesitas leer estos 7 microrrelatos que te traemos de la mano del Nuevo Renault Captur. ¿Tattoos? ¿Renault? Yo también lo estoy flipando.
22 Junio 2017 14:30
Es un hecho. 1 de cada 5 personas de entre 25 y 35 años lleva, por lo menos, un tattoo. Muchos de ellos, inevitablemente, son el nombre de tu pareja. Las cosas como son, esos diez años no es que sean precisamente los más “estables” (guiño, guiño) por lo que no es una locura pensar que hay muchísimas personas que en su cuerpo más que un nombre llevan tatuada una equivocación.
Hay tantas historias relacionadas con love tattoos que no es difícil encontrar anécdotas que reflejen nuestra forma de ser a través de ellos. Tal es así, que hemos decidido escribir 7 microrrelatos en los que se explica algo tan humano como los 7 pecados capitales..
1
Pereza
“Corazón partío”
Te ha dejado. Es una putada y todos lo sabemos. Aún podría ser peor y, en esta ocasión, lo es: tienes un tattoo con su nombre en el pecho y pasas de quitártelo. Y podía ser peor y lo es. Te ha echado de casa. Y podía ser peor y lo es: estás con tus padres.
Pero aquí es donde empieza la magia, donde se te enciende la bombilla. Porque después de un fin de semana entero mirando su foto, algo ha pasado. Porque después de repetir un millón de veces su nombre (Alejandro, Alejandro, Alejandro) algo ha pasado. Porque al ir a buscar clínex, algo ha pasado. Porque has buscado en el armario de tu ex habitación y algo ha pasado. Porque has redescubierto tu camiseta favorita del instituto y ¡Sí! algo ha pasado. Porque da la casualidad de que entonces y sólo entonces te has dado cuenta de que el motherfucker es tu amor de la adolescencia. Y entonces, evidentemente, algo ha pasado. Algo que llevabas deseando desde los 15 años y nadie te dejó hacer. Porque tienes el corazón partío. Ahora es el momento. Por eso has ido al tatuador, porque sin pensarlo dos veces, has dicho:
- Añada Sanz, por favor.
2
Envidia
“Víctor me quiere a mí”
Perdone, venía a hacer una gestión. Espero sea fácil, le cuento.
Mi nombre es Víctor. Yo quiero a Marcos, pero él no me quiere a mí. Él quiere a Ángel, pero le quiere sólo por el nombre, que lo sé yo. Yo siempre estuve enamorado de Marcos, pero él no me hizo caso nunca. A él le gusta Ángel y es su nombre el que tiene tatuado en la espalda. Sí, se lo tatuó, se tatuó el nombre de Ángel, ¿sabe usted? Pero eso es porque no sabe todo lo que yo le quiero. Ángel no es nadie. El bueno soy yo. Por eso he traído el DNI y los documentos pertinentes. Alguno lo llamará envidia pero nada más lejos de la realidad. Yo en el fondo lo entiendo ¿eh? Por eso he traído los papeles y todo. Víctor, mi nombre, es un nombre muy corriente, Ángel es otra cosa. Un Ángel tiene alas, un Víctor no. Ese nombre es lo único que puede haber hecho que le eligiese a él y no a mí, es por ello que, aunque me llame Víctor le he pedido que me cambie el nombre a Ángel ¿lo entiende, señor funcionario?
3
Ira
“Ese bazo tiene nombre”
Esta historia es importante por el flashback. Pero no adelantemos acontecimientos. Ahora estamos en el momento en el que una pareja “feliz” (Magdalena y Felipe) va a un estudio de tattoos. Llegan como tantas otras parejas a tatuarse uno el nombre del otro. Todo fetén, va sobre ruedas. Felipe se tatúa Magdalena sobre la parte del bazo (que no brazo, ahí lo llevan todos). Ha dolido, sí, pero ahí está. Y aquí empieza el flashback.
5 días antes, Magdalena había llegado un poco antes del curro pero, cosas de la vida, no era Magdalena quien en ese momento cabalgaba apasionadamente en el sofá del salón sobre Felipe. Era María, una "amiga común". Magdalena, sin ser vista, se fue con el corazón roto y un plan bajo el brazo (bueno, bazo, más bien).
Aquí acaba el flashback y volvemos al estudio de tatuajes, con el bazo de Felipe tatuado. Porque es entonces cuando el tatuador pide a Magdalena que se siente para ser tatuada, porque es entonces cuando todos miran a Magdalena. Porque es en ese momento y no en otro, cuando Magdalena le hace un fuck you de escándalo a Felipe y le dice:
- Se va a tatuar tu nombre tu p*** madre.
4
Gula
“Prison Sex”
La noche perfecta. Cenita, película, copita tonta, otras tres copitas tontas y ahí ya, sí que sí. Todo en orden. Te llevaste a Miguel87 al catre. Como iba diciendo, la noche perfecta…Entonces se desnudó y, en fin…
Su pecho era la Capilla Sixtina del retrato femenino. Pero no sólo eso, se había tatuado a todos sus ligues a lo largo del cuerpo. No eran pocos, la verdad. El caso es que, él se giró y tú sólo viste hueco para una cara más. Y sí, era ahí, entre una pelirroja y una luchadora mexicana. Era ahí, en el medio de su nalga derecha. Entonces comprendiste que serías la que cerraría esa obra maestra de la seducción y el tatuaje. Él te miró y dijo, lo que te han dicho otras veces, pero esta vez, con mucho más sentido:
- ¿Quieres ser parte de mí?
5
Avaricia
“Bonnie and Clyde (Choni mode)”
Añádele a Bonnie unos aros de oro en las orejas y a Clyde una bomber. Esos eran John y Leslie de Montgomery, Alabama; sujetos, los dos, buscados por la policía de Mongtgomery y aledaños. Los cuerpos policiales aseguran que todo iba bien hasta que dejó de ir bien. Ya los robos no eran lo mismo. Joyería tras joyería la rutina fue golpeando a la menos normal de las parejas.
Tal fue el dolor de la ruptura, que Leslie se borró el tatuaje que tenía en el cuello con el nombre de John y su fecha de nacimiento. Tal cosa no la hizo John, quien también tenía el nombre de su amada y su fecha de nacimiento en el cuello.
De esto dio parte Leslie a dos de los mejores detectives de Montgomery. Es por ello que, cámaras de seguridad mediantes, el cuerpo policial de Montgomery buscó y buscó en los robos cometidos en los últimos días. Hasta que un día: ahí estaba.
La única parte del cuerpo que podía delatar a nuestro héroe: el cuello, lo delató. En él, un tatuaje:
Leslie
19.03.1990
Ahora John está en la cárcel y de Leslie sólo sabemos que se ha hecho un nuevo tattoo. Parece ser que corresponde a uno de los detectives. El cuerpo policial de Montgomery no ha querido aclarar este hecho.
6
Lujuria
“6 bodas y 1 nombre”
Este cuento empieza con un tattoo en un brazo. El tatto tiene nombre de mujer: Elena. El brazo tiene nombre de hombre: Vicente. Hasta aquí, todo bien. Se casaron, pero luego algo falló y vino la separación. Fue duro al principio para Vicente, la ruptura, la soledad…Hasta que un día se vino arriba y se miró al espejo como nunca antes: ¿por qué no? Voy a por todas, dijo Vicente. Entonces se casó una segunda vez, con una muchacha majísima a la que le encantaba el cine…se llamaba Elena. Pero no cuajó. Estas cosas pasan. Y entonces llegó el tercer compromiso con una mujer maravillosa que hacía yoga. Se llamaba Elena. Y algo no terminó de….en fin, que hoy se celebra la cuarta ceremonia.
Hoy, Vicente espera dejar todo ese pasado atrás mientras observa el tatuaje de su primera mujer, aquella Elena, ya lejana en el tiempo y mira al frente, a los ojos de su cuarta esposa. La buena.
Elena.
7
Soberbia
“La tatuadora oráculo”
Déjame que te cuente, que aunque no viene a cuento, me parece una historia que demuestra lo soberbia que puede llegar a ser la gente. Ella se creía la mejor, la oráculo del tatto se hacía llamar. Tú ibas a su estudio y te decía: deberías agradecerme que te tatúe el nombre del amor de tu vida. Porque eso es lo que yo hago, decía. Yo te tatúo en el brazo un nombre y ese será el amor de tu vida.
Yo no sé por qué fui ni quién me recomendó pero el caso es que allí estaba, harto de idas y venidas, harto de búsquedas. Entonces extendí mi brazo derecho y ella escribió: Antonio. La verdad nunca te he contado esto, pero bueno, que es una gilipollez, cariño. Que era para explicarte por qué cada vez que miras este brazo ves un Antonio, que yo sé que miras y no preguntas, pero te interesa. Que aquella mujer, aquella soberbia mujer, tenía que haber escrito Carolina, porque Carolina es tu nombre y no otro.
Porque de ser Antonio tu nombre me tendrías que haber dicho: tenemos que hablar, ¿te imaginas? ¿te imaginas que ahora me mirases a la cara seriamente y me dijeses, tenemos que hablar?
- Cariño, tenemos que hablar.
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