Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Studio
Esto es directamente espantoso
20 Julio 2017 17:58
Imagen vía GETTY
El uso de robots sexuales como un elemento más en la vida sexual de algunas personas sigue generando controversia: son muchas las voces críticas que opinan que esta deshumanización del sexo a través de las tecnologías tiene más inconvenientes que ventajas.
En primer lugar, el uso de estos robots hiperrealistas, en realidad, perpetúa los estereotipos de siempre: cuerpos perfectos y heteronormativos —casi siempre de mujeres— al servicio sexual del hombre. Pese a que solo son muñecas, las conductas aprehendidas con estos robots pueden tener un impacto en la vida real, a la hora de tratar con mujeres reales.
Por otro lado, también denuncian que estos robots pueden agravar o disparar ciertos fetiches reprimidos. Por ejemplo, en lo relativo a potenciar la atracción sexual hacia los menores. Muchos de estos robots tienen rostros infantilizados o directamente cuerpos de niños.
La última novedad en este mercado se ha sabido recientemente al conocer que una marca de robots sexuales comercializa uno de ellos con opción ‘frígida’.
Esto es: el propio robot dispone de una opción cuyo objetivo es hacerte creer que estás violando a una mujer. El robot ‘Frigid Farrah’, se puede leer en la descripción, “tiene una zona privada que, si la tocas, es más que probable que el robot se muestre descontento”.
En otras palabras, lo que nos quiere decir este robot sexual, de la compañía True Companion, es que la experiencia del usuario se asemeja bastante a la que se podría dar en un abuso o una violación. La compañía se justifica alegando que sus robots “permiten a cada uno realizar sus sueños sexuales más privados”.
Otro robot de esta misma empresa que también ha sido severamente criticado es la denominada Young Yoko (Joven Yoko) cuya descripción se muestra más bien ambigua a la hora de expresar su edad. Se nos dice que “es tan joven, apenas 18 años” y que “está esperando a que la enseñes”.
Las ventas de robots sexuales se ha disparado en los últimos años, especialmente en países como Japón o China. Su coste oscila entre los 5.000 y los 18.000 euros. Según la revista Fortune, en menos de dos años, los robots sexuales se convertirán en una industria capaz de generar más de 100.000 millones de euros anualmente.
share