La rápida reacción de todos consiguió arrebatar a la niña de entre las zarpas del animal
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Dónde quieran que aún lleguen circos y otra clase de espectáculos con contenido que implique maltrato animal, ahí llegan las redes sociales para denunciarlo.
El vídeo que encabeza estas líneas resulta estremecedor. El incidente tuvo lugar en un circo que se había establecido para unas sesiones en la ciudad de Uspenskoye, Krasnodar, al sur de Rusia, y la víctima principal ha sido una niña de tan solo 4 años.
La pequeña acudía acompañada de su madre al circo y en un momento dado su progenitora le permitió acercarse al borde de la pista, situarse justo detrás de la red de protección. Este es otro punto de responsabilidad de la empresa circense, ya que no estaba lo bastante tensa y eso ayudo a que sucediera la tragedia.
Un domador estaba en el centro de la pista sujetando a una leona con una correa. La leona no tiene el mejor de los aspectos, pero aun así no es una mascota que pueda ser sujeta solo por una correa si se pone a ello. Y a ello se puso: el movimiento de la niña ondeando un banderín desde un lateral de la pista llamó su atención y se lanzó hacia la pequeña, agarrándola con la zarpa, trayéndola al círculo de la arena e hincando sus dientes en el rostro de la pobre cría.
El domador se vio superado, intentando compensar la fuerza de arrastre de la bestia. Poco pudo hacer, aunque la rápida reacción de todos consiguió arrebatar a la niña de entre las zarpas del animal, al que no sabemos qué le sucederá ahora.
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La niña ha sobrevivido a pesar del mordisco en la cara que va de la oreja a la mandíbula y que ha requerido de hospitalización y cuidados intensivos.
Es cada vez más claro que los espectáculos con animales están cayendo cada vez más en el espectro de lo denostado por cualquier persona con un poco de sentido crítico y empático hacia el sufrimiento animal y el respecto por su correcto hábitat y encaje ecológico. Escenas como la vivida en Uspenskoye refuerzan este movimiento pero también permiten ver otro trágico efecto colateral: los espectáculos se degradan y pierden inversión que repercute en las medidas de salubridad del animal y de la seguridad para los asistentes. ¿A qué esperamos para demandar su final?
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