Qué momento más romántico. Un enamorado utiliza el dedo de su novia para sacarse un moco de la nariz y ella ni se inmuta. Quizás porque va durmiendo. Y todo en medio de un sitio tan público como el interior de un vagón de tren lleno de gente. El summum del placer escatológico, vaya.
Ahí lo tienes. Ensimismado, el joven se introduce una y otra vez el miembro de la muchacha en su fosa nasal en un ejercicio de memoria muscular que pone los pelos de punta. Al final, el que la sigue la consigue, y nuestro protagonista se hace con su oro, no sin haber disfrutado primero la búsqueda.
Chino se urga la nariz con el dedo de su novia
Tan poco agradable escena fue filmada en un tren de Shanghai la pasada semana y poco menos que ha conmocionado a miles de occidentales. No obstante, en su descargo hay que decir que en China este tipo de demostraciones públicas de higiene son más que frecuentes.
Eructar, expectorar, escupir, carraspear y un largo etcétera de conductas tipificadas como asquerosas en “nuestro mundo” están muy arraigadas en el ancestral ideario de salud pública que mantienen los chinos. Por lo visto, antiguamente se pensaba que tragar saliva suponía la ingesta de impurezas, lo que favorecía la aparición de enfermedades. Así, la práctica de expulsarla quedó grabada en su cultura y se ha seguido propagando a pesar de los nuevos conocimientos médicos.
De hecho, esta costumbre está tan extendida que las autoridades han tenido que tomar cartas en el asunto y desde hace unos años en Pekín está penado escupir en la calle. A quien lo haga le puede caer una multa de 50 yuanes (alrededor de 5 euros).
Además, el gobierno no quiere que sus súbditos parezcan “bichos raros” cuando salgan al extranjero. Por ello, el Departamento Estatal de Turismo lanzó en 2013 un “manual del buen turista” que a lo largo de sus interminables 64 páginas desaconseja escupir al raso, mearse en las piscinas o hurgarse en la nariz públicamente cuando se está de vacaciones.
Carteles en Pekín en los que se recuerda que no se debe escupir
Y dejando de lado el carácter relativo de los modales, ¿es bueno meterse el dedo en la nariz?
Pues como puedes imaginar, no mucho. Según el Dr. Brett Comer, profesor de otorrinolaringología de la Universidad de Kentucky, al margen del riesgo de contaminación bacteriana, la piel interior de la nariz es más delicada que la exterior, por lo que resulta muy sencillo hacerse cortes con las uñas que tardan en cicatrizar.
Para más inri, esta situación puede agravarse si el hábito es muy compulsivo, ya que cada vez que escarbamos con el dedo introducimos nuevos organismos perjudiciales que pueden pasar al torrente sanguíneo a través de esos pequeños cortes que nos hacemos sin querer y sin notarlo siquiera.
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