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Culture
El problema que esconde el radical cambio de imagen de Miley Cyrus
09 Mayo 2017 17:40
Las imágenes que acompañan la última pieza de Billboard dedicada a Miley Cyrus parecen un anacronismo. Ella subida a un caballo de juguete, dos coletas y actitud angelical. ¿Es ella, real? ¿Es la Miley que saca, o sacaba, la lengua y hace twerk? ¿O vuelve a ser la hija de un cowboy como en Hannah Montana?
Nadie entiende demasiado bien qué ha pasado: si es una nueva provocación o si es cierto que ha cerrado una “etapa” para siempre: la del hip-hop. Lo cierto es que sus respuestas para la entrevista en Billboard —en la que se ha visto por primera vez este sorprendente “cambio de imagen”— han suscitado controversia.
Resulta que una de las artistas que más se ha beneficiado de la apropiación cultural de la música negra y que hasta cosifica a mujeres negras en su videoclip We Can’t Stop (aparecen unas cuantas que le azotan el culo mientras ella lo mueve) reniega de todo eso porque ahora cree que esa música tampoco le “identificaba tanto”.
Una de las fotos de Miley Cyrus para Billboard
En respuesta a sus referentes para la entrevista Billboard, Miley afirmó que le gustaba la canción Humble de Kendrick Lamar (dice algo así como: “Enséñame tu culo natural con tus estrías). En cambio, aseguró que se había alejado de otras canciones más duras. “No puedo escuchar más ese tipo de música. Por eso que me he alejado un poco de la escena del hip-hop, porque para mí era demasiado. Demasiado Lamborghini, Rolex y una tía sobre mi polla. Yo no soy tan así”, contesta.
La cantante también confirmó en este post de Instagram que estaba pasando por una etapa de cambio:
“En este punto de mi vida, me estoy expandiendo personalmente y musicalmente y gravitando hacia algo más edificante y consciente! A medida que me hago mayor, entiendo el efecto que tiene la música en el mundo y siento que las nuevas generaciones necesitan escuchar letras poderosas y positivas! Estoy orgullosa de tener la oportunidad de explorar en muchos estilos y sonidos distintos! Espero que mis palabras animen a la gente a quererse, reír y vivir intensamente, a esta para el otro y a estar unidos (...) Espero compartir pronto con vosotros mis nuevos temas”.
Pero analizemos un momento esta frase: ¿Rap edificante y consciente? ¿Letras positivas? ¿Rap de Lamborghini, Rolex y pollas? Los argumentos que esgrime Miley Cyrus para decir que está diciendo adiós a una etapa son reduccionistas y perpetúan muchos de los estereotipos raciales por los que la comunidad negra está luchando desde hace mucho tiempo. Y ponen en relieve algo más importante: muchas artistas blancas “juegan” a la apropiación cultural como mero pasatiempo, como una etapa (tremendamente lucrativa, por cierto), pero sin un compromiso real de entender, respetar y visibilizar a la comunidad negra y su cultura.
"Para mí esto de que una celebrity se apropie para luego desdecirse de eso mismo con la misma facilidad es el colmo de la banalización y además es un peligro tremendo, porque ellas tienen mucha visibilidad y por lo tanto el doble de privilegios por ser blancas y famosas. Es un acto racista muy gordo y un peligro para muchos jóvenes que se inspiran en ellas porque refuerzan aún más todos esos estereotipos que se tienen de las personas afrodescendientes", explica Antoinette Torres Soler, directora e impulsora de Afrofeminas.
La misma Miley que pasó de ser una angelical niña actriz, luego se hizo cantante de pop para luego abrazar el twerking y toda la estética del hip-hop de la noche a la mañana, como en este vídeo que Billboard ya publicó en el 2013 en el que baila una canción del rapero J Dash. Ahora parece que nada de eso era real y da por zanajada otra etapa.
"Detrás de la apropiación cultural hay una ausencia de reconocimiento de que existe un privilegio como persona blanca. Si eso se desconoce, nadie entenderá de qué se está apropiando. Ahí está el problema del privilegio", recuerda Torres desde Afrofeminas.
Si el white passing (gente negra haciéndose pasar por blanca) estaba en justificado en un contexto social y político muy concreto, de segreación racial y discriminación en la época pre-civil, colonial y de esclavitud; el black passing (blancos que quieren pasar por negros) tiene que ver con un ejercicio de puro cinismo.
"Tiene que haber una reflexión, un análisis, porque con este black passing a la gente blanca se les permite cosas que, por ejemplo, a mí no se me permitirían. Algunas negras podemos llevar determinados atuendos o peinados y a causa de eso sufrir discriminación laboral; en cambio cuando lo lleva una blanca resulta que se puede convertir en algo bonito, exótico, interesante y hasta glamuroso. Es lo que pasa constantemente con las celebrities. Lo que se desprende de todo esto es que, en realidad, la cultura negra está bien, pero siempre unos puntitos de blancura son mejor. En definitiva, en el fondo nos quieren decir que ser blanco es mejor o incluso que da glamour. Eso es lo que está retransmitiendo constantemente la televisión", explica Torres.
¿Y cómo integrar elementos de la cultura negra, pero sin apropiársela? "Esto es interesante porque la apropiación cultural muchas veces no se entiende. La apropiación cultural no significa que no puedas usar algo o incorporar a tu vestuario cierto elemento. No se trata de eso". Lo que reivindican desde Afrofeminas —se puede leer en este texto publicado— es que "si llevas unas trenzas africanas tienes que decir que son trenzas de negra, no de las Kardashian".
Para Torres, esa es la forma de utilizar en un sentido positivo el privilegiado altavoz de una persona blanca. "Hay que utilizar ese privilegio para poner en valor la cultura negra, nunca para apropiársela".
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