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Artículo Con el fichaje de Virgil Abloh, Louis Vuitton quiere dejar de ser pija para ser cool Culture

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Con el fichaje de Virgil Abloh, Louis Vuitton quiere dejar de ser pija para ser cool

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El asalto definitivo de la moda callejera al lujo

Franc Sayol

27 Marzo 2018 18:48

Virgil Abloh será el nuevo director artístico de Louis Vuitton hombre. El mismo se encargó de confirmarlo con este post de Instagram:

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Será la primera vez que la firma francesa tenga un afro-americano al frente. Pero esto es solo uno de los motivos por los que la noticia ha sacudido al mundo de la moda.

Fundador de la marca de streetwear Off-White, durante muchos años Abloh ha sido conocido por su trabajo con Kanye West y sus colaboraciones con firmas como Moncler, Jimmy Choo o Nike. Precisamente, su deconstrucción de modelos clásicos de la marca estadounidense ha desbancado a las Yeezy de Kanye como las zapatillas más deseadas del mundo. Dicho de otro modo: ahora mismo, Abloh es el amo y señor del hype en cuanto a moda se refiere.

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Aunque recientemente Louis Vuitton ya coqueteó con los códigos que tan bien domina Abloh con su colaboración con Supreme, dejar en manos de un perfil como el suyo la dirección de una de las casas históricas de la moda europea supone derribar definitivamente los muros entre la moda callejera y la alta moda.

Un camino que antes ya habían tomado Balenciaga con su apuesta por Demna Gvasalia, el hombre tras la firma de culto Vetements, o Gucci con el fichaje de Alessandro Michele. En ambos casos la apuesta ha significado el renacimiento de las firmas, especialmente entre el público joven. Parece claro, pues, que Louis Vuitton quiere recuperar el terreno perdido en cuanto a credibilidad street y penetración entre los millennials se refiere.

Este cambio de rumbo pasa por dejar de lado los códigos clásicos del lujo y abrazar la cultura pop, la ropa deportiva, las tendencias callejeras y el reciclaje de ideas como eje creativo. Si años atrás el mundo del lujo miraba por encima del hombro escenas como el hip-hop por considerarlas una intrusión de mal gusto, ahora no solo las respeta sino que las utiliza como fuente de inspiración.

Asap Rocky

Un giro que tiene tanto de diálogo cultural como de imposición del mercado. Mientras ciertos sectores mercado de la moda de lujo se enfrentan a una crisis estructural, con firmas como Lanvin siendo adquiridas por fondos de inversión chinos, las ventas del streetwear de lujo no dejan de crecer. Según un informe de la consultora Bain & Company, el pasado año la “millennialización” de los clientes del lujo fue clave para que el sector creciera un 5%.

El concepto de “millennialización” se refiere al cambio de mentalidad respecto a lo que las firmas de lujo ofrecen a sus clientes. Las perchas de las boutiques más selectas se han llenado de camisetas, hoodies, sudaderas oversize, bombers y zapatillas, elementos que hasta hace poco solían encontrarse en tiendas de skate o moda urbana.

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Abloh es un maestro de este choque fuerzas aparentemente antagónicas.

“Vi la oportunidad de estar entre los primeros de esta generación del streetwear, de realmente elevarlo a un espíritu de alta moda. Así que lo que estoy haciendo es fundir estos dos mundos, y tratar de mostrar como de parisina nuestra ropa callejara del Lower East Side puede llegar a ser. Esto es lo mío”, decía a Interview en 2014.

Un año antes, había debutado como diseñador con la firma Pyrex 23. Su controvertida primera colección consistió en comprar un puñado de camisas de cuadros Ralph Lauren, estampar “PYREX 23” en el reverso y venderlas por 700 dólares. El público no solo le compró la idea sino que las prendas se agotaron en pocos días.

Esta manera de proceder ha hecho que su nombramiento haya sido recibido con disparidad de opiniones entre los aficionados a la moda y el streetwear. Están los que admiran que alguien sin formación como diseñador (es licenciado en Ingeniería Civil y Arquitectura) haya alcanzado puestos tan privilegiados y están los que le acusan de ser un fraude que solo se dedica a reformular ideas ya ejecutadas por otros para el público hypebeast.

Probablemente ambos tengan parte de razón. Pero de la misma manera que actualmente la celebridad se mide con followers de Instagram, la capacidad de generar expectación por tu ropa es imprescindible para sobrevivir en el mercado de la moda actual.

Abloh maneja como nadie los códigos necesarios para ello: desde los socios creativos adecuados (léase Kanye) a sus conexiones con el mundo de la música (es DJ y promotor de fiestas) pasando pir su credo arty (acaba de presentar una exposición junto a Takashi Murakami en el Gagosian) y sus amistades entre la aristocracia influencer (Bella Hadid, Hailey Baldwin y la plana mayor de las it-girls corrieron a felicitarle en sus redes tras la noticia).

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Louis Vuitton, claro está, quiere un trocito de este pastel. Quiere atraer a la gente que agota las existencias de sudaderas de algodón a 400 euros, que está dispuesta a pagar 1.500 euro en eBay por un par de su recreación de las Air Jordan 1 o que espera su colaboración con Ikea como agua de mayo. Quiere, en definitiva, que su marca sea aspiracional desde un punto de vista cool y no pijo como hasta ahora.

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