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Culture
¿Es la alt-right una nueva contracultura? Eso piensa Daniel Keller, especialista en subculturas digitales y nuevas formas de cultura popular, así como en su deriva política y en el entramado de usuarios, canales y webs pro-Donald Trump
27 Octubre 2017 21:14
¿Puede una rana determinar el destino de un país? ¿Tienes los memes el poder atávico para modificar la realidad al antojo de sus autores? ¿Es la alt-right el único vestigio de contracultura en la autarquía de lo políticamente correcto? Las preguntas son legítimas, pero Daniel Keller no ha tenido tiempo de hacérselas: este artista americano afincado en Berlín se ha pasado meses estudiando los métodos de propaganda de la alt-right, la derecha alternativa americana que se convirtió en mainstream tras la victoria de Trump.
Alt-right, como etiqueta, se parece bastante a levantar la alfombra de un recibidor: debajo encuentras mierda de toda clase. Bajo ese paraguas conviven Donald Trump, supremacistas blancos, skinheads neonazis, miembros del Ku Klux Klan, enfant terribles como Milo Yiannopoulos o trols de Internet. Estos últimos, soldados rasos en la llamada “guerra de los memes” que inundó la red de imaginería visual durante la contienda Clinton-Trump, fueron capitales para la victoria del candidato republicano en las últimas elecciones americanas.
Para diseccionar este fenómeno, Keller rastreó el origen de los memes utilizados por la alt-right, investigó su retórica grupal, sus páginas de referencia. Con todo ello, intentó destilar los métodos de guerra informativa del movimiento en sucesivas charlas. Muchos le llamaron “troll” o “bebé infernal de la alt right” por ello, aunque él se confiesa de izquierdas. Abordamos a Keller antes de su charla en el festival The Influencers, en la que disertará sobre nazis, ranas y magia del kaos.
En tu biodescripción de The Influencers se te define como “artista y troll”. ¿Estás cómodo con esa etiqueta?
Me gusta utilizar el humor y la sátira en mis charlas, pero no me definiría como ‘trol’. Sí que me interesan las posibilidades del troleo como herramienta de cambio y no simplemente por el LOL. En mis charlas utilizo el término ‘troleo crítico’ como llamamiento a utilizar las tácticas comunicativas de la alt-right en favor, precisamente, del pensamiento crítico. Las herramientas las tenemos ahí.
Leí en algún sitio que te llamaron “bebé infernal de la alt-right”. Entiendo que esa definición tampoco te representa.
No (risas). Soy muy claro, en las entrevistas y en las charlas, en cuanto a cuál es mi posición política; no voy de ambiguo ni de provocador en ese sentido. Yo soy de izquierdas, y mis charlas giran en torno a cómo luchar contra la alt-right utilizando las mismas armas que ellos. Lo de “bebé infernal de la alt-right” me lo llamaron durante la polémica en torno a la galería LD50.
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¿Qué polémica?
La LD50 es una pequeña galería de Londres en la que se organizó una expo sobre la alt-right que causó mucha controversia. Los mismos activistas que llamaron a boicotear la exposición vieron que yo había dado like a LD50, por lo que quisieron boicotear también una charla que yo iba a impartir en la universidad Goldsmiths. A no ser, claro, que yo utilizase mi ponencia para reivindicar su lucha y denunciar públicamente a la galería. Pensé: a la mierda, cancelo. No me gusta que me digan lo que debo decir. Supongo que eso es ser un “bebé infernal de la alt-right” para ellos (risas).
Cuando leí en el programa que habías sido “troleador y troleado” di por hecho que lo segundo había sido a manos de la ultraderecha.
He sido troleado tanto por la alt-right como la izquierda. Como la segunda es la que me atañe, tengo que decirte que encuentro algunas de sus actuaciones tremendamente contraproducentes.
Hablemos de 4chan: ¿Cuán importante ha sido este sitio web para el auge del movimiento alt-right?
Ha sido capital. La página se convirtió en un bastión de memes-nazis-semi-irónicos, cuyo feedback por parte de los nazis reales fue: “¡Oh!”. Y no hay que olvidar Reddit: sus hilos neo-nazis se cuentan por miles. Inventaron, además, un lenguaje propio: “hombre beta”, por ejemplo, se refiere a ese varón frustrado, incapaz de conseguir conquista femenina alguna. Su sinónimo en ese submundo sería “incel”, la contracción de “involuntariamente célibe”.
Antes de la “guerra de los memes” durante la última campaña electoral norteamericana, ¿crees que hubo algún precedente? ¿El gamergate, quizás?
Creo que el gamergate sí fue el origen de algo, pero no precisamente de la “guerra de los memes”. Pienso en él como un antecedente del actual status quo en el que, si twiteas algo que no debes en el momento que no debes, puedes arruinar tu vida para siempre. Eso ocurrió por primera vez con el gamergate: se mostró que las redes sociales podían convertirse en armas terroríficas.
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Bajemos la charla a la alt-right de nuevo: ¿Qué es el Culto de Kek?
El paisaje social e histórico se mueve tan rápido que grupos como el Culto de Kek, nacido en 4chan, ha dejado de tener vigencia alguna –el Culto de Kek es irrelevante cuando tienes a Donald Trump sentado en el Despacho Oval. Sea cómo sea, ¿qué es? Podemos decir que es una falsa religión semi-sarcástica, interesada por creencias como la numerología, que nace en Internet como suma de varios elementos que chocan entre sí.
¿Qué elementos son esos?
Son tres y se retroalimentan: por un lado está Kek, el dios egipcio del kaos con forma de rana; por el otro, tienes a la Rana Pepe, un personaje de cómic convertido en símbolo de la alt-right; por último, KEK es el equivalente a nuestro LOL para los jugadores del World of Warcraft. Todo eso, combinado, dio como resultado esta especie de religión alt-right, cuya base es parecida a la de la magia del kaos.
¿Aleister Crowley y todo ese rollo?
Bueno, tienen incluso la construcción “magia del meme”, por la que defienden que algo puede cumplirse a través de acciones místicas; utilizando los memes como sigilos, o repitiendo un mantra –“Trump that bitch”– hasta que éste se convierte en realidad. No deja de ser una continuación del misticismo nazi: el III Reich ya jugueteó con religiones europeas paganas anteriores al cristianismo.
Hablabas de la Rana Pepe. ¿Cómo acaba convirtiéndose un dibujo inocuo en la arma de destrucción masiva más reconocible de la alt-right?
El personaje lo creó el dibujante underground Matt Furie, y era el protagonista de una tira cómica destinada al público hipster. No se sabe muy bien por qué, la gente empezó a dibujarlo con el gesto cabreado para utilizarlo en memes de 4chan y Reddit, en los que se le llegaba a vestir como un supremacista blanco, o incluso como Adolf Hitler.
La Rana Pepe llegó incluso a la política institucional, ¿no?
Sí, Hillary Clinton empezó una cruzada en su contra, y la Liga Antidifamación reconoció a la rana como símbolo de odio. Para mí todo aquello fue hilarante. Un amigo mío se tatuó a Pepe hace cuatro años, cuando el dibujo aún no tenía connotaciones nazis, y ahora tiene que convivir con ello; con el hecho de llevar un símbolo de odio tatuado por accidente. Es interesante el poco tiempo que ha de pasar para que una imagen cambie su significado de forma tan drástica.
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¿Crees que la alt-right ha redefinido lo que entendíamos por contracultura?
No es que la haya redefinido, sino que se ha erigido en contracultura como tal. En contraposición a una industria cultural eminentemente progresista, la alt-right se atreve a decir aquello que no está bien visto decir. La izquierda hoy en día se ha enrocado en la ortodoxia del lenguaje: está obsesionada con lo que es aceptable decir y lo que no. Lo malo es cuando esa obsesión es a expensas de ir de cool y acaba siendo explotada por tu enemigo.
Si la alt-right es contracultura, ¿crees que la contracultura analógica está muerta como tal? Hablo de tribus urbanas y movimientos juveniles.
El concepto tradicional de contracultura, conceptos como subcultura o tribu urbana, para mí sí están muertos. Las contraculturas del presente y del futuro ya no tienen que ver con la ropa que vistas, sino con los hashtags que uses.
Las contraculturas del presente y del futuro ya no tienen que ver con la ropa que vistas, sino con los hashtags que uses.
Daniel Keller
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