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Artículo Jerry antes de Seinfeld: el creador de la mejor sitcom de la historia se desnuda en Netflix Culture

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Jerry antes de Seinfeld: el creador de la mejor sitcom de la historia se desnuda en Netflix

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En "Jerry Before Seinfeld" nos adentramos más en la intimidad del humorista stand-up que lo empezó todo

víctor parkas

21 Septiembre 2017 13:14

Jerry Before Seinfeld es muchas cosas –monólogo, autobiografía, documental– y, a la vez, nada. Es un ejercicio de alta comedia y, en simultáneo, un producto de comedia ligera. Es, en uno solo, biopic riguroso y slice-of-life. Confesiones sobre la infancia y, al rato, chistes de Uber. 

Jerry Before Seinfeld es, saquemos la artillería pesada, como la vida: maravilla y decepciona, y lo hace sin pasión ni banda sonora alguna. Como quien espera a que le den mesa en un restaurante chino. Como quien hace cola para un tazón de sopa. Como quien busca su coche en el parking del centro comercial.

Jerry Before Seinfeld es gris, pero un gris de chapa reluciente.

El veterano humorista stand-up, que hizo del monólogo el rock&roll de los años noventa en adelante, muestra en Jerry Before Seinfeld su parte más íntima –grabaciones caseras, primeras actuaciones, confesiones a cámara– a la vez que se vuelve hermético mediante la alternancia de lo confesional y lo irrelevante. ¿En qué se traduce esto? Es un monólogo que cabalga entre la descripción minuciosa de la infancia y, bueno, chistes de calcetines desparejados.

Jerry Before Seinfeld había levantado tanta expectativa que casi nos olvidamos: cuando se trata de Seinfeld –la serie homónima dedicó 9 temporadas a aleccionarnos sobre ello– el único éxito posible es que se imponga lo anticlimático; que lo irrelevante se eleve a categoría de institución. Que, sobre todo, cortemos el cable correcto y nada explote: esto no es un show de Gervais, ni de Louie.

Es un monólogo que cabalga entre la descripción minuciosa de la infancia con, bueno, chistes de calcetines desparejados

Esto es una hora de digresión sobre el concepto “apetito” y sobre cómo nos palpamos el cuerpo en busca de las llaves de casa. Más, en definitiva, de lo que podíamos desear.

Grabado en The Comic Strip, el local neoyorquino dónde Jerry se fogueó en 1976, Jerry Before Seinfeld es una hora de monólogo en la que Seinfeld aligera el formato, y lo hace mediante el abandono del mismo: en el transcurso del especial, el cómico aprovecha para conversar con antiguos compañeros de escenario, rebusca en la carpeta dónde guarda las notas con todos sus chistes y reivindica su pasión prematura –¿Es que hay otra?– por la revista satírica Mad.

Pese a todo el psicodrama, salimos de Jerry Before Seinfeld con la sensación de, todavía, no saber quién es realmente Jerry Seinfeld. ¿Recuerdas aquella charla seria que intentaste tener con tu padre y éste saboteó para contarte chistes de pollas? Es el mismo sabor de boca, y Seinfeld lo sabe: durante el espectáculo, el cómico reconoce su coraza es, y siempre será, el escenario.

“Sobre el escenario”, dice Jerry, “nos convertíamos en las estrellas de un equipo de fútbol”.

Si Seinfeld se autodefinía como “una serie sobre la nada”, Jerry Before Seinfeld estaba obligada a ser extensión de esa nada. Y lo es: articular el por qué de su brillantez, localizarla, es prácticamente imposible cuando su vocación easy watching te deslumbra. El talento –y la maldición– de Seinfeld siempre será ése: hacernos creer que la sencillez y la blancura no requieren un ensayo de décadas.

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