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Artículo 'Yes, God, Yes', o cómo masturbarte sabiendo que vas a arder en el infierno Culture

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'Yes, God, Yes', o cómo masturbarte sabiendo que vas a arder en el infierno

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Natalia Dyer de 'Stranger Things' protagoniza este cortometraje sobre una adolescente católica a finales de los años noventa

víctor parkas

06 Julio 2017 13:56

Antes siquiera de que aparezca imagen alguna en la pantalla, un router ruge como una Harley a la que alguien estuviese dando gas. Es un router antiguo, claro, de finales de los noventa, la época en la que transcurre Yes, God, Yes, el cortometraje de Karen Maine que, con una propuesta sencilla, está consiguiendo encandilar al público de cada festival en el que se proyecta.

Yes, God, Yes, protagonizado por Natalia Dyer (Stranger Things), nos cuenta la historia de Alice, una adolescente católica que, internet primitivo mediante, inicia su despertar sexual. El conflicto entre pasión y creencias –impuestas– no tarda en aparecer, con la protagonista autoevaluándose y cargando con la culpa a sus espaldas.

Karen Maine, que utiliza para la pieza un tono cercano a la desaparecida Freaks and Geeks, reflexiona sobre las relaciones virtuales –no todas promovidas por internet–, asegurándose de que su trabajo no quede desfasado con el paso del tiempo; lo hace, precisamente, ambientando su historia en un pasado muy concreto y reconocible.

Uno en el que AOL sustituía a Facebook, los mails al direct de Instagram, y Titanic era el equivalente a la saga Crepúsculo.



YES, GOD, YES from Karen Maine on Vimeo.

Si Yes, God, Yes empezaba con el bostezo de un router, nada hacía prever que terminase con un “¿A dónde, señorita? A las estrellas”. La frase de Titanic, que sirve como punto y final al corto –y como detonante del placer de Alice– demuestra que, entre 1997 y 1999, no había pecado mayor para ninguna adolescente que Leonardo Di Caprio capturado mediante VHS.

El infierno no podía ser peor que dejar de masturbarse teniendo la casa sola y a Jack (suspiro) en la pantalla del televisor doméstico.

Lo más agradable de Yes, God, Yes, en conjunto, es cómo consigue hacer un revival de los noventa que no quiere mitificar lo que enuncia – AOL, Titanic–, sino servirse de ello con intenciones dramáticas y narrativas. Yes, God, Yes no es solo una propuesta estética o nostálgica, sino que viene a subvertir los tótems de toda una generación; a correrse sobre películas ganadoras de 11 Oscars.

Título y reacción del público (“Sí, Dios, sí”), van unidos esta vez.

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