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Culture
Hablamos con una psicóloga sobre cómo está afectando en el ánimo de la gente el referéndum
05 Octubre 2017 14:18
Otro días más: me levanto, salgo a la calle y voy a trabajar y pienso que Barcelona es lo mismo de siempre, pero distinto desde el referéndum. Veo a un montón de personas, andando, en bicicleta, desde Gràcia a Arc de Triomf, y pienso que cómo están y cómo lo llevan. Me intento imaginar si esas personas votaron el domingo, si han visto ya todos los vídeos de brutalidad policial o si escucharon la declaración del rey y les gustó. Si salen cada noche a las 22h a hacer la caçerolada. Hoy todos los comercios están abiertos con normalidad. Hay restos de pintadas en algunos paredes: los “Votarem” se han transformado en "Hem votat" y “Prou repressió” y "Prou violència". De los balcones cuelgan esteladas. A mí me parece que cada vez hay más. Mi frutero, que es indio, me dice que él no se mete, pero que todo está muy feo. Pago por las uvas y sigo caminando por el barrio y me siento cansada, pero me consuela pensar que el desánimo es algo así como generalizado.
Puede que los dos polos del espectro sigan en pie. Pero es solo gracias a una adrenalina que yo ya no siento. Unos la encuentran en su vocación represora, otros en la esperanza de amanecer en un país nuevo el lunes. A mí no me consuela nada porque yo nunca me imaginé aquí. Desde que me manifesté el día de la huelga, me he desinflado y me duele la cabeza como después de un gran fiestón. La sensación general es de agotamiento.
Cualquier otro asunto parece ahora inoportuno. Abres todos los links. Lees todos los artículos. Escuchas más que nunca a todos los políticos atiborrados de retórica abstracta. Te sumerges en foros de comentarios de algún digital y no sales de ahí hasta pasada una hora. Todo el mundo, absolutamente todo el mundo, habla de lo mismo. Las redes sociales amplifican ese agobio personal que nadie acaba de poner nombre. ¿Estoy mal? ¿Alguien más? Yo también. Yo también. Yo también. +1. La tristeza, la rabia, la preocupación y la ira son televisadas a través de Stories de Instagram. En realidad todo el mundo está, más o menos, como tú. Aunque cada uno con lo suyo.
"Vuelvo a abrir. Volver a la normalidad por decir algo". Instagram de Bar Buenavista
“Pensemos que todo son vivencias muy fuertes que pueden llegar a ser traumáticas y que comportan reacciones emocionales muy intensas, pero también físicas. Te puedes sentir agotado, tener la tensión alta, insomnio e incluso contracturas musculares”, explica la psicóloga Carme Guillén. Guillén ha atendido esta misma semana a un joven que sufrió en primera persona una carga policial el pasado domingo 1 de octubre. La médica distingue el impacto que puede tener esta situación en adultos y niños, pero también según el grado de afectación. “No es lo mismo personas que lo han vivido de cerca o que lo han visto en TV o que han visto afectado a alguien de su familia o que tienen una implicación o sensibilidad mayor”.
Pensemos que todo son vivencias muy fuertes que pueden llegar a ser traumáticas y que comportan reacciones emocionales muy intensas, pero también físicas. Te puedes sentir agotado, tener la tensión alta, insomnio e incluso contracturas musculares
Aunque las secuelas no solo tienen que ver con día del referéndum, sí que se han visto intensificadas desde entonces. “De repente cae todo nuestro sistema de valores basado en el diálogo, la no agresión, la cohesión social. Entonces, quedamos perplejos y tocados. En el caso de los niños, además, es más grave porque ven como los padres, quienes supuestamente son sus protectores, también pueden ser vulnerables”. Precisamente para neutralizar esas imágenes de violencia en la TV, el pasado 3 de octubre, día de la huelga, se convocaron marchas a los colegios más afectados por las cargas policiales para adornar con flores todas las roturas y los estropicios.
Desde el Ayuntamiento de Barcelona, además, se ofrece atención psicopedagógica a todos estos colegios para que charlen con los menores de lo sucedido. Guillén insiste en la importancia de eso: de hablar, de compartir las emociones. Pero no solo en los niños, también en los adultos.
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“Estos días la tensión se puede manifestar de muchas formas en los adultos: angustia, preocupación, agotamiento mental y miedo, claro. Yo creo que lo que ayuda mucho es ir compartiendo las vivencias, ponerle palabras, explicar cómo te sientes en un entorno en el que te sientas seguro. Escuchar al otro y abrazar puede ser muy reconfortante”, sugiere Guillen.
Si pasa otra cosa, pues se volverá a reavivar. Dependerá de cada persona cómo canalice todas esas emociones: a algunas se les transformará en rabia, a otras en más miedo, otras estarán más tristes
En ese sentido, aunque de forma virtual, las redes sociales o las conversaciones de WhatsApp están cumpliendo esa función de socialización de los problemas y los procesos internos de cada uno. Casi todas las publicaciones casi siempre vienen secundadas de un ‘Sí!’, ‘Estoy igual’ o ‘Me siento igual’. Quizás nos sentimos igual después de colgar ese post en Instagram, pero al menos sabemos que no estamos solas.
En general, nadie se imaginaba “que pudiera haber una agresión tan grande en personas quietas. Los trastornos más traumáticos precisamente vienen del orden de la sorpresa. Y esto es lo que ha pasado aquí. Además, el hecho de que fueran tapados también nos lleva a un proceso de deshumanización. El otro se convierte automáticamente en el enemigo”, sugiere la experta, que considera que la imprevisibilidad así como la incertidumbre de lo que pueda pasar estos días hacen más profundo todo este proceso. “Es un momento de emotividad muy intensa para todos”.
¿Hasta cuánto? “Lo que dura cada persona es diferente en función de lo que le haya pasado, su sensibilidad. El proceso para curar todas estas emociones dependerá mucho de lo que vayamos viviendo estos días. Si tienes tiempo de estar tranquilo se podrá ir curando tranquilamente. Si pasa otra cosa, pues se volverá a reavivar. Dependerá de cada persona cómo canalice todas esas emociones: a algunas se les transformará en rabia, otras en más miedo, otras estarán más tristes”, concluye.
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