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Nadie bailaría techno en Palestina si no fuera por ella

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Hablamos con Sama', la primera DJ palestina con recorrido internacional

PlayGround

20 Septiembre 2019 14:44

Cuando su hermano le regaló sus primeros dos CDs de música de baile -uno de Tiësto y otro de IIO-, Sama Abdulhadi decidió montar una fiesta en la que “pinchó” ambos discos durante toda la noche. Tenía solo 16 años y todavía quedaban unas cuantas primaveras para que se convirtiera en la primera DJ de techno palestina. Pero esa tarde supo que su pasión era compartir sonidos nuevos con los demás. Hasta aquel día, la vida de Sama había sido la propia de alguien que vive en un país en guerra.

Sama nació en Jordania en el seno de una familia de refugiados palestinos. Cuando ella tenía cuatro años, sus padres debieron regresar a Ramala, capital de facto del Estado de Palestina. La violencia entró entonces a formar parte de su realidad. “Siempre estábamos rodeados de guerra. Para nosotros como niños se convirtió en una parte de nuestro día a día, en varias ocasiones los tiroteos interrumpieron nuestros partidos de fútbol, teníamos que salir a cuatro patas. A veces no podíamos ir al colegio a causa de los ataques”, recuerda en una vieja entrevista.

Durante los días convulsos de la Segunda Intifada, el conflicto llegó hasta su misma puerta cuando las autoridades israelíes atacaron su casa. “Los soldados bombardearon a nuestros vecinos, tomaron nuestra casa, nos echaron de ella y amarraron los perros a la mesa. Aparentemente buscaban terroristas. Destruyeron todo”. Sama tenía entonces apenas 10 años. “Yo sé que soy una privilegiada y en mi familia nunca hemos sufrido violencia, pero esto te marca”.

“Sé que muchos me descubren porque vengo de dónde vengo. Para mí, la música es un lenguaje más universal y más útil que lanzar piedras”

SAMA\'

Haber nacido en Jordania le dio ciertos privilegios a Sama, como poder viajar con libertad a otros países, algo que para muchos en Palestina es solo un sueño inalcanzable. Durante diez años, su actividad como DJ se mantuvo en un segundo plano, en paralelo a su carrera académica como técnico de sonido en Líbano, Egipto e Inglaterra. Fue en Beirut donde se enamoró de la música techno.

Más de una década después de aquella primera fiesta con dos únicos CDs, la música electrónica en su Ramala natal sigue midiéndose en términos modestos pero Sama' se ha convertido en una DJ de recorrido internacional. Vive en París y lleva su característico sonido -seco, oscuro y cerebral- alrededor del mundo. Pero no se olvida sus raíces y de su papel como principal catalizadora del techno en su país.

Aprovechando su reciente paso por el Brunch -In the Park en Madrid hablamos con ella sobre sus inicios, la situación del techno en Palestina y esa célebre Boiler Room celebrada en su ciudad natal.

Tu primera pasión, antes de la música, fue el deporte, particularmente el fútbol, ¿verdad? ¿Cómo y cuándo entras en contacto con la música?

Sí, me encanta el fútbol, sigue siendo mi deporte favorito. Aunque desearía tener más tiempo para verlo. Me puse en contacto con la música casi al mismo tiempo que me puse en contacto con el fútbol. Empecé con ambos a los cuatro años. Comencé tocando el piano clásico, dejé de tomar clases cuando tenía 17 años, pero todavía me encanta tocar Beethoven por la mañana (cuando estoy cerca de un piano). Por otro lado, entré contacto con la música techno a los 18 años.

¿Qué puede contarnos sobre la emergente escena underground local de aquellos años en Ramala?

Siempre ha sido hip hop y rap. O al menos es lo que he vivido yo. En los años 80, con la primera intifada, el rock entró en Palestina con la banda Sabreen de Jerusalén. En la década de los 90, el rap árabe comenzó a entrar en escena con Tamer El Nafar, quien luego comenzó la banda Dam. Con la segunda intifada, el rap se hizo cada vez más grande en todo el país.

Después de pasar un tiempo viviendo en el Líbano, volviste a Ramala cargada de techno y te convertiste en la primera DJ palestina. ¿Cómo fuiste recibida? ¿La gente entendió esa "nueva música"? ¿Qué escuchaba la gente en las fiestas antes que tú? ¿Encontraste dificultades especiales por ser mujer?

Al principio nadie entendía qué era ese ruido, en mis primeras tres actuaciones creo que todo el público se acabó marchando. Antes de eso solía poner música popular árabe y hiphop. Eso sigue siendo lo que más éxito tiene en Palestina. Nunca tuve problemas por ser mujer, este trabajo nunca se había entendido desde una perspectiva de género, gracias a Dios, el problema era principalmente la música.

¿Cómo están las cosas hoy en día, tanto en Ramala como en el resto de Palestina? ¿Hay una escena electrónica o de club hoy en Palestina?

No hay clubes de electrónica, hay una escena underground en Ramala y Haifa, principalmente, con algunas adiciones de Belén, pero esto es todo. Pero definitivamente es mucho más grande de lo que era cuando comencé hace 10 años.

Ahora vives en París. ¿Cómo has encontrado la percepción del conflicto Israel-Palentino desde el punto de vista de un país occidental? ¿Y las ideas preconcebidas sobre la sociedad palestina y la juventud palestina? Fue interesante para mí leer los comentarios de tu Boiler Room en Ramala y ver que mucha gente estaba tan positivamente sorprendida por el ambiente e incluso la belleza del público.

Sí, eso fue un poco extraño al principio. Ver lo que piensa el mundo occidental sobre toda la situación. Pero es comprensible teniendo en cuenta que lo único que se escucha cuando el tema es Palestina es la guerra. Nunca escuchas sobre "personas que van a la escuela" o "personas que hacen una fiesta", pero es comprensible porque eso no es noticia. La noticia es la guerra, pero si lo piensas, hemos estado en guerra durante casi 100 años. Igualmente tenemos que vivir, comer, estudiar, bailar, sonreír... Estar vivo. De lo contrario no habrá más Palestina.

¿Cómo de importante es el trabajo que estáis haciendo para decirle a la gente que hay vida dentro de Ramala y Palestina en general, que no es solo una zona de peligro?

Nunca lo pensamos de esa manera honestamente hasta que sucedió. Creo que es importante para que la gente también se conecte con los vivos, no solo con los muertos, ¿sabes a qué me refiero? Nadie pensó nunca que fuera algo más que una zona de guerra, de repente era una fiesta en la que querían estar, y parecía normal. Es triste que no puedan conectarse sin nosotros sin que normalicemos a Palestina y los palestinos. Pero para nosotros cuando estábamos haciendo la sesión ese no era el plan, solo queríamos hacer una Boiler Room épica. Y todos estaban tan emocionados de tener una fiesta, eso es todo. Tan simple y tan inocente. Sinceramente, no pensé que nadie fuera a mirar. No estábamos tratando de normalizar el país, solo estábamos siendo normales.

Un gran problema en la industria es la sobre-sexualización de las DJ femeninas. ¿Alguna vez has experimentado presiones al respecto? ¿Qué consejo le darías a otras mujeres jóvenes que quieran tener una carrera como DJ?

Supongo que existe, gracias a Dios que nunca lo he experimentado en ningún grado. Alguien me sugirió una vez, creo que hace 10 años, que si pinchara o tuviera fotos en bikini, tendría más actuaciones. Me reí y seguí mi vida. Si hacerlo te hace feliz, adelante, pero supongo que lo que funcionó para mí es ser terca y ser yo misma. Seguí haciendo lo que estaba haciendo, nunca le pedí a nadie que me diera un lugar para tocar, nunca dejé ir algo en lo que creía, fue agotador y pensé en rendirme muchas veces, pero gracias a Dios no lo hice. Porque finalmente valió la pena, supongo.

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