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Artículo 4 casos de humillación racista que sentirás en tu propia piel Do

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4 casos de humillación racista que sentirás en tu propia piel

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El proyecto Archivo Ilustrado del Odio muestra los rostros del racismo estructural

David Meseguer

19 Mayo 2017 13:10

"¡Porque eres negro, y punto!". Este fue el motivo que esgrimió el policía cuando Zeshan Muhammad le preguntó por qué le había parado en plena calle para pedirle  que se identificase. Zeshan es barcelonés y posee permiso de residencia en España. Delante suyo, el agente admitió que se había guiado simplemente por el color de su piel, y que nunca hubiera detenido a una persona blanca.

Este tipo de actos racistas son más habituales de lo que creemos. Mohamed lo sintió en su propia piel al entrar un día en su bar de siempre, Ximena paseando a su perro, Ismael haciendo una pregunta a un agente de seguridad y Jéssica comprando un billete en la estación de tren.

"Rabia"

Un día Ismael Ndoye se acercó a un agente de seguridad para preguntarle cómo podía sacar un billete de tren. Este le respondió “que si estaba ciego, que si no veía que había una máquina que sí funcionaba”. Ismael dijo que no tenía porqué hablarle así, que podía decírselo bien, a lo que el vigilante respondió que “por sus huevos, hoy se iba a tener que ir en bus”. Ante la negativa de Ismael, empezó a empujarle y lo agarró del cuello.

“Carné español y musulmana”

Jéssica Barreto estaba comprando un billete de tren. La mujer que había detrás de ella, y que tenía prisa, dijo: “La puta mora de mierda ésta, podría darse más prisa”. Jéssica se dio la vuelta: “¿Perdona? De mora nada, que yo tengo carné español, he nacido aquí”. De repente recibió un rodillazo en la entrepierna.

“No he contagiado a ninguna persona”

Un día Ximena Montesinos paseaba a su perro cuando este se soltó y atacó al perro de un vecino. El hombre empezó a insultarla: “¡Llévate a tu puto perro, vete a tu puto país, inmigrante de mierda!”. Ella se fue sin decir nada más. Pero más adelante se encontró nuevamente al vecino y él la volvió a insultar. Entonces apareció el hijo mayor de Ximena.

“Sigo sin saber por qué”

Mohamed Bando entró al bar que suele frecuentar y un hombre mayor le espetó: “No fumes, que no me gusta el humo”. Hubo una discusión. Cuando salía por la puerta el hombre le estampó una copa de vidrio en la oreja izquierda. Mohamed sufrió una grave hemorragia y fue intervenido quirúrgicamente.

"La cotidianeidad es muy peligrosa porque en cierto modo normaliza el racismo, y eso nos lleva a un segundo elemento que es el peligro de la invisibilización de este fenómeno”, explica a PlayGround Alba Cuevas, directora de SOS Racisme Catalunya. “Esta normalización no se produce solo entre las personas que presencian este tipo de actos, sino incluso entre las personas que lo sufren”.

Y cuando algo es "normal", ni se explica ni se comparte, lo cual tiene consecuencias para las propias víctimas y para la sociedad. La inquietud y dolor nunca acaban por digerirse y siempre permanece. Se solidifican: "Una sociedad que normaliza el racismo y no lo identifica como un problema, no lo establece como prioridad social para solucionarlo", indica Cuevas.


“No se ha producido un aumento de los casos de racismo porque mucha gente aún es reticente a denunciar”



Para luchar contra esa invisibilización y la normalización del racismo, SOS Racisme y la organización de fotografía documental RUIDO Photo han puesto en marcha el proyecto Archivo Ilustrado del Odio, una compilación de testimonios víctimas de agresiones racistas que han decidido compartir su experiencia.

En su informe anual, SOS Racisme ha detectado la sensación por parte de muchas víctimas que denunciar es inútil. Ello provoca que no haya una reconocimiento social, ni penal, de las situaciones de racismo, incluso dificulta que sean percibidas como una vulneración de derechos.

Mohamed Bando fotografiado por Toni Arnau (Ruido Photo).

La invisibilización y la normalización del racismo se retroalimentan: cuando socialmente se asumen las situaciones de racismo, resulta difícil denunciarlo, y ello conduce a la invisibilización. En este sentido, Cuevas destaca que en Cataluña “no se ha producido un aumento de los casos de racismo porque mucha gente aún es reticente a denunciar”. Esta situación viene agravada por la desprotección: el sistema no apuesta por proteger, acoger y acompañar a las personas que han sido víctimas de racismo.

Según el informe RAXEN elaborado por Movimiento Contra la Intolerancia, en 2016 se constataron 500 incidentes comprobados o documentados, frente a los 452 que recogieron en el informe de 2015, cuando se tuvo pruebas de 284 agresiones y 136 incitaciones al odio.

Identificaciones policiales por perfil racial

SOS Racisme Catalunya y Open Society Justice Initiative han llevado el caso de Zeshan Muhammad, que fue parado e identificado por la Policía Nacional, “porque eres negro, y punto”, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo (TEDH) después de que el Tribunal Constitucional lo desestimara.

Se trata de una demanda contra el Estado español por no tomar medidas efectivas contra las identificaciones policiales por perfil étnico, que no sólo discrimina sino que criminaliza a las personas afectadas.


"Da la sensación que en España vivimos en un auténtico Estado de excepción"



“Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están llevando a cabo unas prácticas que no están recogidas en nuestra legislación. Da la sensación que en España vivimos en un auténtico Estado de excepción”, denuncia Alba Cuevas.  

SOS Racisme sostiene que las identificaciones por perfil étnico suponen interrumpir la vida de una persona y criminalizarla. “Cuando paran a alguien el resto de personas que lo observa piensa: ‘alguna cosa habrá hecho’”.

“Este tipo de prácticas policiales supone asumir que estamos en un Estado que no es diverso y que no acepta lo diferente. Los españoles y las españolas pueden ser negros, musulmanes…”.

Zeshan Muhammad frente al Tribunal Cosntitucional (SOS Racismo).

A la normalización del racismo en España también ha contribuido la asimilación de ciertos postulados propios de la extrema derecha por parte partidos tradicionales por miedo a perder votos. “Es muy negativo porque favorece que la ciudadanía tenga un esquema mental en el que hay ciudadanos de primera y de segunda. Y que el origen de las personas que viven en un país, tener papeles o no tenerlos, diferencia en el acceso a los derechos”.

La escuela sigue siendo la clave para luchar contra el racismo, pero Cuevas cree que “hay que dar un paso más y hacer educación antirracista desde los cursos de infantil hasta los cursos superiores. El hecho de que conozcamos nuestros derechos es la principal herramienta para reivindicar o poder ser conscientes de cuando se nos están vulnerando”.

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