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Life
Convirtió su celda en un gimnasio y ahora enseña a otros presos a entrenarse
21 Septiembre 2017 17:17
Hace un lustro sufrió la prisión, hoy se gana la vida gracias a ella. El exconvicto L. J. Flanders entrena a los internos de la cárcel de Pentonville ayudándoles a trabajar el cuerpo en un espacio de 3x2 metros. ¿Que cómo lo hace? Recurriendo a su propio manual.
L. J. es autor de The Cell Workout, un libro de fitness basado en ejercicios de peso corporal para completar en espacios limitados y sin acceso a recursos materiales como pelotas o mancuernas. En resumen: una celda.
El británico de 27 años estuvo encerrado en el penal inglés de Pentonville hace algo más de 5 años, después de involucrarse en una pelea callejera. “Estaba en el lugar y en el momento equivocado”, contó a The Telegraph.
La cárcel le sirvió para construir su nueva vida en torno al ejercicio. Poco a poco empezó a entrenar y a tomar clases de gimnasia en Pentonville hasta convertirse en entrenador personal. Sus compañeros empezaron a requerir sus servicios, y ese fue el germen del texto The Cell Workout.
Así lo cuenta en una entrevista para Clarín: “Estaba haciendo mi propia variación de “Cell Workout” en mi celda y quise tener una publicación para mí mismo, para leer y seguir. En ese momento yo no era un personal trainer calificado, sino un novato en este tipo de entrenamientos. Por eso me formé y me pasé tres años y medio escribiendo esto”.
Tras formarse descubrió que faltaba información respecto al ejercicio que se sirve del peso corporal, así que diseñó un plan específico para los distintos grupos musculares. El eje del texto es que estos ejercicios, siempre, se puedan completar sin material añadido.
En realidad ya existían técnicas que sirvieron de base para articular el manual fitness carcelario. El yoga o el pilatos de suelo también utilizan el peso corporal en determinadas posiciones, L. J. Flanders aporta a su texto la perspectiva del confinamiento y la estrechez.
¿Por qué se convierte un exconvicto en gurú del fitness? Estrategia de disuasión, mientras haces deporte no estás delinquiendo. “Siempre estuve vinculado al deporte. En la escuela jugábamos al fútbol (soy hincha de West Ham) y hacía atletismo. Cuando termina el colegio comienzan las salidas, llega el alcohol y se potencian las actividades negativas. Si se mantienen fieles al deporte, los jóvenes deberían permanecer lejos de los problemas”.
Cuando ya no hay vuelta atrás y has acabado en la cárcel, el deporte también es una buena salida mental. Así lo demuestra L. J. Flanders en Instagram, donde transmite cómo lleva "un poco de trabajo positivo" al gimnasio improvisado en la prisión escocesa de Polmont.
(Vía Clarín)
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