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Cómo cargarse un país rico

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#HechosAlternativos: la realidad comentada en un puñado de links que quizá te perdiste

Ricardo Dudda

01 Agosto 2017 15:35

Todos los líderes autoritarios los son a su manera, pero casi siempre tienen aspectos en común. La deriva autoritaria e iliberal en democracias como Turquía, Hungría, Polonia y Venezuela tiene unas mismas características: un desprecio por el pluralismo parlamentario, los medios independientes, la rendición de cuentas y el sistema judicial. El régimen de Maduro ha convocado una Asamblea Constituyente mediante un decreto presidencial para poder redactar una nueva Constitución que le dé más poderes. En las elecciones para ese órgano solo han participado miembros chavistas. En la revista colombiana Semana, dos miembros de Human Rights Watch en Latinoamérica explican que la decisión del presidente Nicolás Maduro busca “cerrar la Asamblea Nacional, eliminar la inmunidad parlamentaria, destituir a la fiscal general y suspender las elecciones por tiempo indefinido”. Es como un estado de excepción.

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En el New York Times explican que Maduro justifica la constituyente para “construir la paz”, y se especula que profundice en más medidas socialistas: “aumentar el gasto público en educación y salud, darle más facultades al poder comunal (como los consejos comunales o los comités encargados de repartir los alimentos) y posibles medidas para ‘la defensa de la soberanía e integridad de la nación y su protección ante agentes intervencionistas’”. Pero la asamblea tendría tanto poder que “podría incluso remover a Maduro del cargo, de acuerdo con analistas, para poner fin a una presidencia que ha sido muy impopular hasta entre sectores chavistas.” 

La oposición se ha negado a participar en la elección y no ha presentado candidatos. Ha habido manifestaciones y se han producido muertes, que se suman a las más de 120 desde que empezaron las protestas hace cuatro meses. El país es cada vez más peligroso para ejercer el periodismo. El corresponsal del New York Times Nicholas Casey no puede volver al país. En esta entrevista en New York Magazine explica que “a pesar de que Maduro es muy impopular, su movimiento tiene todavía a mucha gente detrás. No hay muchas otras opciones más allá de conseguir que los dos bandos negocien. El gobierno de Maduro tendrá que aceptar sentarse con gente con la que no está de acuerdo.”

En The Economist dedican un número a la crisis de Venezuela, y explican su profunda crisis económica: “entre 2013 y el final de este año, el PIB se habrá contraído más de un 35%.” La inflación espera que supere el 1.000% este año. “El precio en mercado negro de los dólares es 900 veces el oficial. Los controles de precios y la expropiación de empresas han desembocado en escasez de comida y medicina. Con los hospitales sin suministros, la tasa de mortalidad maternal aumentó un 66% el año pasado”. “El gobierno ha puesto al ejército a cargo del sistema de distribución de comida subvencionada, conocido como CLAP y moldeado como las cartillas de racionamiento de Cuba.”El ejército tiene un poder descomunal en Venezuela: “El régimen lo ha cooptado, y lo ha convertido en un algo faccionalista, politizado y muy rentable. Tiene más de 2.000 generales, cuando con 200 bastaría. Maduro les ha dado control sobre las importaciones y distribución de alimentos, los puertos y los aeropuertos, y la industria banquera y minera. Muchos generales se han hecho ricos comprando dólares con el tipo de cambio oficial más bajo de 1 dólar = 10 bolívares, que está pensado para las importaciones de comida, y los han vendido con el tipo del mercado negro de 9.000. Otros negocian petróleo o drogas.”

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En su editorial, la revista británica recomienda una transición negociada, aunque para ello sería necesario que la oposición estuviera unida. Creen que sería un error que Estados Unidos deje de importar petróleo de Venezuela, porque afectaría profundamente a la población hasta que Maduro encontrara otros compradores. Además, “las sanciones fortalecerían al régimen, porque la acusación vacía de Maduro de que la América imperialista está en una guerra económica contra el país tendría algo de sustancia.” Las sanciones individuales a chavistas del gobierno son más efectivas.

El riesgo de una guerra civil está presente. La izquierda que ha apoyado la revolución bolivariana debería entender que el proyecto ha fracasado: no merece la pena defender una teoría cuando choca tantas veces contra el muro de la realidad. En un artículo en la revista marxista Jacobin, Gabriel Hetland afirma que la izquierda debería criticar el autoritarismo de Maduro, sin dejar de hacer lo mismo con una oposición que también está detrás de mucha violencia. El artículo está lejos de criticar el modelo bolivariano, pero es un gran avance para la izquierda admitir que Maduro es un líder autoritario, que Leopoldo López fue encarcelado “en base a motivos muy dudosos” y que el gobierno no está haciendo nada para solucionar la crisis socioeconómica.

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