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6 consejos para ser un machista y ganar dinero con ello

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Imagen: Getty
 

Cuando Marías solloza enfadado desde su columna, cuya retribución seguramente triplica cualquier colaboración en medios feministas, está haciendo precisamente aquello que critica: profesionalizar su lamento. A continuación proponemos una guía para triunfar siguiendo su ejemplo

Eudald Espluga

07 Mayo 2018 13:50

En su última columna dominical, Javier Marías volvía a hablar de feminismo. Concretamente, cargaba contra las "feministas profesionales", que definía como mujeres perpetuamente cabreadas que no sólo no hacen nada para mejorar su situación sino que además se aseguran de que las cosas no mejoren: "lamentan que mejoren (cuando lo hacen), porque, si eso sucede, se quedan sin objetivo en la vida, sin lucha ni función, sin Causa, a veces sin manera de ganarse la vida".

Pero cuando Marías solloza enfadado desde su columna, cuya retribución seguramente triplique cualquier colaboración en medios feministas, está haciendo precisamente aquello que critica: profesionalizar su lamento, mostrándose mucho más preocupado por tener razón que por sentir empatía. Por ello, hemos decidido elaborar una pequeña Guía Javier Marías para ganar dinero criticando el feminismo, para sistematizar los argumentos y tópicos a los que recurre semanalmente para llenar sus arcas a costa del movimiento.

1. Acusar al feminismo de "exagerar y exacerbar"

Debes dejar muy clara cual es tú función en este debate y por qué eres necesario: para proteger al feminismo de sus propios excesos y exageraciones. Eres el señor que llega al bar y dice que "ojo con la barra libre", porque a diferencia de estas niñas impetuosas tú sí sabes beber y aguantas bien el alcohol. Además, con esta afirmación infundada —"os estáis pasando de la raya"— consiguirás dos cosas: primero, te dotarás con la autoridad del experto investigador, que no habla apasionadamente y conserva la objetividad; segundo, bañarás tu discurso conservador con el aura de lo transgresor y la políticamente incorrecto.

2. Acusar al feminismo de ser dogmático

Para dejar claro que tienes una visión mucho más compleja de los problemas del presente, es imprescindible que generalices y reduzcas las posiciones del feminismo hasta caricaturizarlas. Cuanto mayor sea el contraste entre tu posición —reflexiva, humanista, desprejuiciada, ponderada, fríamente elaborada— y los exabruptos infantiles e imprudentes de la turba, mejor. El objetivo es que dejes muy claro que se trata de una posición ridícula, quijotismo barato que prefiere quedarse con sus teorías inamovibles a rendir tributo a la realidad. La dictomía tiene que ser radical: las feministas, o son locas honestas o son cínicas interesadas.

3. Acusar al feminismo de ser subjetivista

No puedes negar el valor de los testimonios de víctimas de acoso, pero sí cuestionar el "subjetivismo" de un movimiento que se funda en algo tan frágil: "dar crédito a las víctimas por el hecho de presentarse como tales es abrir la puerta a las venganzas, las revanchas, las calumnias, las difamaciones y los ajustes de cuentas". No sin cierta condescendencia, debes cuestionar los fundamentos estructurales de las reclamaciones atacando a lo individual de la experiencia: "hay gente más sensible y susceptible que otra".

4. Acusar al feminismo de ser reaccionario

La palabras clave son "libertad" y "puritanismo". Tienes que presentar cualquier limitación al libre acceso de los hombres al cuerpo de las mujeres como una regresión intolerable que recuerda a los tiempos de la censura religiosa. Debes hacer un uso estático y abstracto de la palabra libertad, para que quede claro que sólo hay dos posibilidades: la absoluta libertad del individuo o la censura, sin reparar en que existen usos, costumbres, discursos, presiones e intereses que puedan llegar a colidir con la libertad sin eliminarla por completo. Además, debes ir más allá y defender que la falta de libertad es consecuencia del puritanismo, para poder afirmar así que el feminismo es movimiento antimoderno, que está por "la regresión, el reaccionarismo y la ranciedad". Escúdate en el sexismo para censurar el sexo: "por pecaminoso o por sexista, el resultado es el mismo: la condena del tacto y el roce entre varón y mujer".

5. Acusar al feminismo de ser totalitario

Debes señalar que la mezcla entre subjetivismo y discurso reaccionario es muy peligrosa, especialmente si llega a convertirse en hegemónica. El #MeToo es el ejemplo perfecto, porque te sirve para recordarle a las mujeres que si las violan y no tienen pruebas, "mala suerte. ¿Cuántas veces no hemos visto películas en las que alguien se desvive por conseguir pruebas o una confesión con añagazas, porque sin ellas es palabra contra palabra y perderían el juicio? Así está montada la justicia en los Estados de Derecho, con garantías; no así en las dictaduras". Es entonces cuando puedes llevar el argumento hasta el final, y decir que feminismo acusador está poniendo en entredicho la idea de justicia, pues "los defensores de la libertad, la razón y los derechos humanos" siempre han preferido que antes queden sin castigos algunos criminales que condenar a un inocente. Con este silogismo no hace falta ni que hables de las denuncias falsas: la sola posibilidad de que existan te legitima a ignorar la violencia sistemática.

6. Acusar al feminismo de ser antifeminista

Es el giro definitivo y paradójico que rubricará tu discurso: dejar claro que todo lo anterior lo dices por el bien de ellas. Explicarás, no sin cierta condescendencia, que este giro irracional y peligroso del feminismo no sólo amenaza la libertad y la igualdad, sino que pone en cuestión la noble causa de las mujeres. Una causa que, por supuesto, dirás que llevas años defendiendo, mucho antes de que se pusiera de moda. Es entonces cuando podrás trazar una distinción entre "el feminismo antifeminista" y el "feminismo de verdad", que consiste en atacar los excesos del feminismo antifeminista.

(Columnas y entrevistas citadas: 'Mejor que nada mejore', 'Ojo con la barra libre', 'Feminismo antifeminista', 'También uno se harta', 'Javier Marías: "soy feminista de siempre"')

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