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Después de una grave operación a los 14 años, James Harrison prometió que se haría donante de sangre. No sabía que la suya era especial
14 Mayo 2018 16:29
James Harrison, un australiano de 81 años, ha creído toda la vida que es un tipo normal. Pero no lo es. Durante los últimos 60 años ha donado cada semana plasma sanguíneo de su brazo derecho, lo que se calcula que ha salvado la vida de 2,4 millones de bebés. A Harrison se le conoce como “El hombre del brazo dorado”.
Todo comenzó en 1951, cuando tenía 14 años. De adolescente, se tuvo que someter a una operación de tórax. Los doctores le extirparon uno de sus pulmones y había tenido que recibir 13 litros de sangre. Mientras estuvo hospitalizado durante tres meses, su padre explicó a Harrison que su vida la habían salvado personas desconocidas. Entonces prometió que en cuanto fuera mayor de edad para poder donar devolvería el favor.
"En Australia, hasta aproximadamente 1967, había literalmente miles de bebés muriendo cada año, los médicos no sabían por qué, y fue horrible", dijo Jemma Falkenmire, del Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana, a la CNN en una entrevista en 2015. "Las mujeres estaban teniendo numerosos abortos involuntarios y los bebés nacían con daño cerebral".
Lo que sucedía era que los bebés sufrían a enfermedad hemolítica del recién nacido (EHRN), un trastorno sanguíneo en el que una madre produce anticuerpos durante el segundo embarazo que atacan los glóbulos rojos de su propio feto y que puede acarrear al bebé daños cerebrales o la muerte. Esta afección ocurre porque la madre es Rh negativo y el padre es Rh positivo, sangre que hereda al bebé y que los anticuerpos de la madre intentan “destruir”.
Al poco de empezar a donar, los doctores se dieron cuenta de que se podía prevenir la enfermedad inyectando a la mujer embarazada un tratamiento hecho con el plasma donado con un anticuerpo raro. La inyección se llama Anti-D y Harrison era una de esas personas en los que estaba la solución.
"Me pidieron que fuera conejillo de Indias y he estado donando desde entonces", expresó Harrison al Sydney Morning Herald.
Según la Cruz Roja Australiana, la sangre de Harrison se ha utilizado para producir millones de inyecciones Anti-D. “Cada ampolla de Anti-D hecha en Australia tiene a James en ella", dijo Robyn Barlow, el coordinador del programa Rh.
"Probablemente mi único talento es que puedo ser un donante de sangre", bromeó Harrison hace tres años. Aunque no están seguros, los doctores creen que el cuerpo del hombre del brazo dorado produce el anticuerpo de forma natural por las transfusiones que recibió de adolescente.
El pasado viernes, a sus 81 años y después de que los doctores le recomendaran el cese de donaciones para no poner en peligro su salud debido a su edad, Harrison realizó la última donación. Como sorpresa, le esperaban en el hospital varios de los bebés -algunos ya mayores- a los que salvó la vida.
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