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Artículo Trump apoya las protestas en Irán y pone en riesgo el pacto nuclear Now

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Trump apoya las protestas en Irán y pone en riesgo el pacto nuclear

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Los manifestantes dicen que los logros del presente gobierno no llegan a las capas más vulnerables de la sociedad

astrid otal

03 Enero 2018 13:36

Las protestas en Irán se esparcen. Desde que comenzaran en el noroeste el pasado jueves, proliferan por las provincias de todo el país, mucho más que en la propia capital, Teherán. A diferencia de las revueltas de 2009, emergidas por un supuesto fraude electoral que daba otra vez la victoria al radical Mahmud Ahmadineyad, y que encendió a las clases medias que pedían apertura y reformas, esta vez las clases más humildes han tomado la batuta. Al Gobierno moderado de Hasan Rohani y al Líder Supremo Jamenei les piden más.

Los logros —como una ligera bajada de la inflación y un avance del PIB tras la firma del pacto nuclear internacional que eliminó parte de las sanciones que se le imponían— no han llegado a las capas más bajas. The Guardian informaba que en Kermanshah, al oeste de Irán, muchos habitantes siguen sin casa por culpa del terremoto del pasado noviembre en el que murieron, al menos 530 personas. En otra ciudad, Ahvaz, 30 años después del fin de la guerra Irán-Irak, la situación sigue siendo pésima para la población. En Arak la gente pasa hambre y no tiene empleo. Y lo mismo sucede en Tuyserkan o Darud.

LEER MÁS: Las protestas contra el gobierno de Irán suman más de 20 muertos

Provincias por las que han extendido las protestas de Irán

Los recursos han ido a parar más a combatir al ISIS en Irak o al desarrollo de armas que a calmar las carestías de la población más vulnerable. También han acabado más en bolsillos de los funcionarios. El País publicaba que, mientras el sueldo mínimo se queda en 170 euros mensuales, algunos altos cargos gubernamentales estaban cobrando 30.000 euros al mes, según evidenció una filtración de las nóminas en redes sociales en 2016.

Con una atmósfera tensa y sin un líder visible, se desconoce cómo terminarán las movilizaciones. Por el momento, la voz al pueblo ya se la robado el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump. Su apoyo a las protestas, a diferencia de su predecesor en el cargo que se mantuvo al margen en las de 2009, ha servido para armar un discurso contra la movilización.

La televisión estatal, la semana pasada reconciliadora, empieza a describir a los ciudadanos que salen como una amenaza para el orden. Del mensaje del presidente iraní Rohani que entendía el enfado de la población, el Líder Supremo habló ayer para despedazarlo todo.

“En los eventos de los últimos días, enemigos de Irán se han aliado y han usado los diversos medios que poseen, incluidos dinero, armas, política y servicios de Inteligencia, para crear problemas en la República Islámica. El enemigo siempre busca una oportunidad para infiltrarse y golpear a la nación iraní", escribió Jamenei en Twitter.

EEUU, Israel y Arabia Saudí de un lado. Irán, y probablemente Rusia, del otro. Cada uno juega sus cartas aprovechando la indignación. Peligra que Trump la utilice para romper el acuerdo nuclear que se alcanzó en 2015. Trump debía decidir este enero si cancelaba un pacto que reconcilió a dos enemigos acérrimos, como EEUU e Irán, tras quedarse él solo y que el Congreso estadounidense no lo apoyara el pasado diciembre en volver a poner sanciones a Teherán. Está en juego volver a la hostilidad.

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