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James Comey dirigía las investigaciones acerca de las conexiones del equipo de Donald Trump y Rusia ¿casualidad?
10 Mayo 2017 11:25
A la calle. En un movimiento inesperado, el presidente norteamericano Donald Trump ha decidido quitarse de en medio al director del FBI, James Comey. Lo anunciaba el secretario de prensa del presidente, Sean Spicer, en un comunicado en el que destacaba que Comey había sido “cesado y destituido de su cargo”.
El ahora ex director del FBI era también el hombre que dirigía las investigaciones acerca de las conexiones del equipo de Donald Trump y Rusia ¿casualidad?
El polémico despido llega pocas horas después de que Comey reconociera que había cometido varios errores en su declaración jurada ante el Comité Judicial del Senado acerca del caso de los correos privados de Hillary Clinton. Un desafortunado error que la Casa Blanca aprovechó para anunciar el despido fulminante de James Comey.
Kevin Lamarque (Reuters)
En la carta de despido que ha recibido el ex director del FBI, Donald Trump reiteraba su agradecimiento a James Comey por informarle “en tres ocasiones distintas” de que el presidente no se encontraba bajo investigación por parte de la agencia. Sin embargo, la administración Trump daba la estocada final tan solo unas líneas más bajo. El señor Trump “concurre con el juicio del Departamento de Justicia que usted no es capaz de dirigir con eficacia la Oficina”. Trump explicó que había recibido cartas del Fiscal General, Jeff Sessions y del Fiscal General Adjunto, Rod Rosenstein, recomendándole que lo despidiera. “Es esencial que encontremos un nuevo liderazgo para el FBI que restaure la confianza del público”, finalizaba la misiva.
Sea como fuere, este último movimiento sorpresa del republicano ha conmocionado a la clase política estadounidense. Desde el caso Watergate, no se despedía a ningún funcionario encargado de investigar un caso que afectaba al propio presidente. Durante la llamada “masacre del sábado por la noche”, el ex presidente Richard Nixon despidió al fiscal especial en el caso Watergate, Archibald Cox. “Desde el Watergate no se encontraban nuestros sistemas legales tan amenazados y nuestra fe en la independencia y la integridad de esos sistemas tan afectada”, declaró el senador Richard Blumenthal, demócrata de Connecticut, tras conocerse la noticia.
El polémico despido llega pocas horas después de que Comey reconociera que había cometido varios errores en su declaración jurada ante el Comité Judicial del Senado acerca del caso de los correos privados de Hillary Clinton.
En las filas demócratas, el movimiento de Donald Trump ha despertado preocupaciones acerca de una posible crisis institucional. El despido de Comey, considerado un director independiente y que contaba con estar en su cargo hasta 2023, ha levantado las sospechas acerca de si el objetivo final de los republicanos sea detener la investigación del FBI sobre la trama rusa. El senador Dick Durbin declaró en el Senado que el despido de Comey plantea dudas "sobre si la interferencia rusa en la última elección presidencial ... también será investigada por el FBI”. Además, Durbin pidió que la Casa Blanca aclarara si continuaría la investigación y puntualizó que cualquier "intento de detener o socavar la investigación del FBI plantea graves cuestiones constitucionales”.
"La acción de hoy del presidente de Trump borra por completo cualquier apariencia de una investigación independiente sobre los esfuerzos de Rusia para influir en nuestras elecciones, y coloca a nuestro país al borde de una crisis constitucional", declaró el representante John Conyers, demócrata de mayor rango en el Comité Judicial de la Cámara.
Por su parte, el despedido de James Comey también ha consternado a los republicanos. El senador John McCain expresó en un comunicado su “decepción” por el despido de “un hombre de honor e integridad” como Comey.
El paso de Trump ha aumentado las voces discordantes dentro del Congreso, donde varios de sus miembros, entre ellos el senador McCain, han reclamado repetidas veces la necesidad de tener una comisión independiente y bipartidista para investigar las conexiones entre el equipo del magnate y el Kremlin.
Porque, aunque no hay pruebas directas contra el presidente Trump, estos últimos movimientos unidos a las declaraciones de la secretaria de prensa Sarah Sanders tras el despido, alimentan aún más las sospechas. “La gran cuestión es cuándo dejarán que esto acabe. Llevamos casi un año y se está volviendo absurdo. No hay nada ahí. Lo hemos oído una y otra vez, en los testimonios presentados y a lo largo de 11 meses. No hay nada”, afirmó Sarah Sanders.
Por el momento, el puesto de James Comey ha quedado cubierto por un adjunto hasta que el presidente Donald Trump encuentre un sustituto.
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