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Hablamos con Fadi Quran, el activista palestino que no se alinea ni con Hamas ni con Fatah, y que cree haber dado con la solución al conflicto árabe-israelí
20 Septiembre 2017 20:41
El lunes Hamas decidía poner fin a 10 años de división en la resistencia palestina. El grupo anunció que estaba dispuesto a celebrar elecciones en la franja de Gaza, territorio que ha controlado desde 2007. Entonces, los de Hamas se enfrentaron y expulsaron a los miembros de la otra facción palestina, Al-Fatah. Ya están reconciliados. Sin embargo, este gesto de unidad en la oposición palestina sigue siendo lejano para un activista como Fadi Quran, senior campaigner de la red Avaaz en Palestina. Él es una rara avis dentro del espectro de la resistencia palestina: no se adhiere ni a Hamas ni a Fatah. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Quran en Tallin, Estonia, allí donde Israel no controla sus movimientos. El activista participaba en los días previos al anuncio de Hamas en el congreso de 40 líderes por debajo de los 40 años que organiza el think tank bruselense Friends of Europe en la capital estonia.
Después de 10 años, Hamas ha decidido poner fin a la división en la oposición palestina...
Lo que ha hecho Hamas es pasar la pelota en el tejado del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas. Él es ahora quien tiene que aceptar el gesto y tratar de organizar unas elecciones democráticas y, entonces, terminar con la divisón que ha habido en Palestina a lo largo de los años.
Tú, sin embargo, no te identificas con ninguna de las posturas palestinas mayoritarias. ¿Por qué decidiste hacerte activista?
Cuando tenía 12 años empezó la Segunda Intifada. Mi escuela, por ejemplo, fue alcanzada por un misil. Un día, durante el toque de queda, mi madre me dijo que iba a comprar pan. El toque de queda duraba 30 días y nos habíamos quedado sin nada. Se reunió con otras mujeres para ir a por la comida y, al salir, vi desde la terraza de mi casa cómo de pronto aparecía un tanque israelí que, en un instante, disparó contra mi madre y las demás mujeres. Todas se desplomaron y pensé que habían alcanzado a mi madre. Después de horas de angustia, volvió a casa sin un rasguño. Pero lo pasé tan mal que desde ese día me sentí responsable y decidí hacer algo.
Al día siguiente cogí la bici y dejé cajas y bolsas negras atadas con cables en las entradas de mi barrio para que los tanques pensasen que eran explosivos. De esta forma, conseguiría distraer a las tropas israelíes y daría tiempo a mujeres como mi madre a salir a por pan y volver a casa seguras. Después, y a pesar de mi edad, los partidos políticos comenzaron a interesarse por mí. Así que comencé a participar en diferentes campamentos y estuve en todos los partidos políticos en Palestina, desde el izquierdista partido comunista hasta los partidos islamistas. Pero en un momento dado me di cuenta de que ninguna de sus ideologías ni creencias representaban realmente a la gente corriente que yo conocía, y que ninguna de sus políticas estaba alcanzando las metas del pueblo palestino. Entonces decidí que iba a comenzar algo nuevo, creando un movimiento de activistas en Palestina que diese una nueva visión de cómo debía ser el futuro.
Estuve en todos los partidos políticos en Palestina, desde el izquierdista partido comunista hasta los partidos islamistas. Pero en un momento dado me di cuenta de que ninguna de sus ideologías ni creencias representaban realmente a la gente corriente que yo conocía
Después de esa experiencia traumática, ¿no tuviste una reacción de rabia, de odio, de ganas de coger un AK-47, ponerte un pañuelo verde en la cabeza y disparar a soldados israelíes?
Creo que cualquier ser humano, cuando siente que ha perdido a la persona a la que más ama, ya sea su madre o su mujer —varios amigos míos han muerto a manos de soldados israelíes— tiene un sentimiento de ira y quiere venganza, o un fuerte deseo de que se haga justicia. Eso se convierte en tu única visión. Es una emoción importante: sentir esa rabia y tener el sentido de alcanzar ese objetivo. Desde esa experiencia puedes elegir dos formas de actuar: puedes elegir el camino de la libertad, la justicia y la dignidad de una forma mejor que aquellos que tú crees que son tus enemigos, o puedes elegir el miedo y crear a tu enemigo el mundo que tu enemigo te ha creado a ti. Yo personalmente, y la mayoría de palestinos, hemos escogido el camino que quiere crear un mundo mejor, y no el mundo que Israel tiene que crear para nosotros.
Dices que los partidos palestinos tienen sus propios intereses alejados del sentir común del pueblo palestino, ¿pero no tiene Avaaz, la organización activista en que tú participas y con fundación en Occidente, su propia agenda?
Creo que la manera en que trabaja Avaaz es realmente democrática, en el sentido de que no es una organización occidental, sino global. La forma en que trabaja Avaaz es que, aunque yo sea activista principal de la organización, no puedo llevar adelante una campaña hasta que no lo haga con los 70.000 palestinos que están inscritos en la red. Esto es lo que lo hace diferente. Asegura que los palestinos alrededor del mundo se hayan fíen de nuestras campañas porque surgen de ellos. Otro hecho es que estamos ahora totalmente financiados por nuestros miembros, porque tenemos una base democrática.
Yahir Netanyahu, hijo del primer ministro israelí, publicaba hace un par de semanas en Facebook un meme en el que denunciaba que George Soros, un judío afincado en Estados Unidos, es quién mueve los hilos en el tema palestino. Coincidentemente, Avaaz forma parte de las redes de activismo financiadas por Soros.
Lo que Yahir Netanyahu y otros han estado diciendo es extremadamente chocante. Israel fue creado como un país para defender a los judíos contra el antisemitismo. Pero ahora tienes al hijo del Primer Ministro israelí haciendo gala de creencias antisemitas, hablando de Soros, un judío húngaro, cuya familia sobrevivió el Holocausto e incluso una parte fue exterminada. El hijo del Primer Ministro de Israel diciendo que esta persona controla los medios globales, diciendo que controla a las ONG o diciendo que persigue políticas fascistas es increíble. Pero creo que esto también es algo indicativo del vuelco que se ha dado en Israel, donde el país se ha convertido, en muchas formas, en un estado nacionalista, racista y fascista. Y eso, como mínimo, va en contra de los principios fundacionales del Estado de Israel. Parte de ese vuelco es producto de lo que Israel ha estado haciendo a los palestinos. Muchas veces lo olvidamos, pero ese tratamiento, la opresión hacia otro grupo de gente provoca que tus códigos morales y tus actitudes se disuelvan. El hecho de que Israel sea un poder colonial en Palestina ha conducido a esa degradación moral de su sociedad.
El meme que Yahir Netanyahu compartió en su Facebook, y que eliminó horas después de desatar la polémica
¿Cómo afecta esto al día a día de los palestinos ahora mismo, en 2017? Hemos visto diferentes fases del conflicto, pero, ¿cómo es en la actualidad?
Los informes de la ONU señalan que, solo en los últimos tres años, el número de palestinos que han sido expulsados de sus casas se ha triplicado. Por otro lado, aunque Israel siempre ha matado a palestinos inocentes, ahora aún es más fácil. Existe una política que permite a cualquier soldado, solo con que sospeche que un palestino es peligroso, disparar a matar. Aún es peor para la minoría palestina que vive en los territorios israelíes. El ministro de Defensa de Israel habla ya de empujar a esa minoría residente en Israel hacia Cisjordania. Diría que estamos ante una continuación de la opresión de Israel pero en una escala mayor, con un gobierno con tipos influyentes como Yahir Netanyahu.
El Estado de Israel justifica su dureza militar porque hay cohetes que siguen impactando en sus playas y en sus aldeas… Dicen que ellos solo quieren vivir en paz, pero vosotros no les dejáis.
Lo primero a subrayar aquí es que no es porque los palestinos son simplemente violentos que existe un estereotipo racista, sino porque los palestinos quieren la libertad y, para algunos grupos, la resistencia violenta es la única manera de lograr eso. De hecho, desafortunadamente para muchos, la experiencia con Israel es que solo a través de estas formas violentas la gente puede tener libertad. A esto se suma una exageración de la amenaza por parte de la élite política israelí.
Durante la guerra de Gaza en 2014, solo tres israelíes murieron por los cohetes, comparados con los 1.400 palestinos que fallecieron en esa ofensiva. Si Israel estuviese realmente interesado en la seguridad trataría de conseguir una paz justa. Sin embargo, por lo que muchos israelíes dicen ahora, ellos quieren el tipo de paz que existe entre el esclavo y su dueño, en la que el esclavo no es libre pero es dócil. Israel quiere que los palestinos actuemos como un esclavo que dice “gracias, amo”. Pero ningún esclavo se comporta así, porque hay un instinto de búsqueda de la libertad.
La visión hacia la que Israel se ha decantado es esta segunda: dicen que somos gente a la que hay que seguir controlando porque somos bárbaros y para ello tienen que crear un estado nacionalista —a veces, fascista—. Nosotros queremos crear una visión sobre el terreno en la que tanto palestinos como judíos tienen justicia y dignidad. Y, en el caso en que se quiera establecer esta visión, hay una forma de conseguir derechos. La forma de Israel es solo una, que es a través de la violencia extrema, a través de la expansión de los asentamientos y de la colonización.
Muchas veces lo olvidamos, pero la opresión hacia otro grupo de gente provoca que tus códigos morales y tus actitudes se disuelvan. El hecho de que Israel sea un poder colonial en Palestina ha conducido a esa degradación moral de su sociedad.
La postura de Israel no tiene demasiados visos de cambiar...
Lo que hace Israel es poner su bota sobre el cuello de los palestinos. Esta bota ha estado ahí durante décadas, y cuanto más la tiene ahí, más le dice al mundo que no puede levantar el pie porque si no, le atacarán. Pero si tienes la bota sobre el cuello de alguien durante mucho tiempo solo estás creando más odio y más violencia. ¿Tiene esto sentido? Es solo una excusa para mantener una ocupación beligerante. Desafortunadamente esta es la historia que se repite.
¿Es posible alcanzar la convivencia pacífica en igualdad? Hemos estado escuchando la canción del conflicto árabe-israelí durante décadas y la situación solo empeora. No es por ser pesimista pero, ¿deberíamos resignarnos a un conflicto que existirá eternamente?
Con base en algunos hechos y en una gran esperanza, creo que dentro de 20 años veremos una solución entre Israel y Palestina y puede que sea una solución que se convierta en ejemplo para el mundo, en términos de cómo diferentes comunidades pueden vivir juntas, no solo en una sociedad justa, sino en una sociedad próspera y exitosa. Mi esperanza viene de este movimiento que estamos construyendo desde abajo. Entiendo que en Europa y en otras partes del mundo la gente ha perdido la fe en una solución al conflicto árabe-israelí, pero aquí tenemos que hablar en términos de realpolitik: si tienes un movimiento sobre el terreno en Palestina e Israel de 200.000 personas que pueden perturbar la lógica de la ocupación y que presentan un futuro cuya base es un contrato social en el que todo el mundo vive de forma equitativa, con una fuerte base comunitaria que apoye el statu quo, es posible.
Eso parece más utópico que otra cosa...
Cuando me fui a estudiar a Estados Unidos cometí una locura. Siempre me ha gustado la aventura, por lo que me apunté al grupo de estudiantes judíos de la universidad, en un campus diferente al mío para tomar alguna precaución. Les dije que era un judío iraquí que, al haber vivido bajo el régimen de Saddam Hussein, no había podido aprender nada de la cultura y la religión. Me acogieron como un hermano y me enseñaron todo. Meses más tarde, algunos fuimos a una formación del consulado de Israel en San Francisco.
El primer día, el funcionario que nos daba la charla, nos habló del Holocasuto. Todos lloramos ahí, incluso yo, que no soy judío. No quiero imaginarme lo que hubiera sido si mis bisabuelos hubiesen sido víctimas del nazismo. El segundo día, sin embargo, ya nos hablaron de cómo el Estado de Israel era el único garante de que el Holocausto no volviese a repetirse. De la noche a la mañana fuimos de un estado de ira, dolor y tristeza a un estado de fidelidad y compromiso con Israel como la única realidad que está salvando a los judíos de este tipo de ataques. El tercer día nos hablaron de cómo deberíamos defender a Israel. Nos dijeron que incluso en nuestros campus había palestinos y simpatizantes de su causa. El funcionario nos preguntó cómo los combatiríamos. Todos respondimos que trataríamos de convencerles de apoyar la causa de Israel.
Él, sin embargo, nos dijo que cuando la gente nos preguntase sobre Israel y Palestina, teníamos que tener en cuenta que habría de un 10% a un 20% pro-Israel, un 10% pro-Palestina y un 80% restante a quienes no debíamos dejar que se involucrasen en la discusión. Nos dijo que respondiésemos que nosotros sabíamos lo que es mejor para nosotros. Nos dijo que la forma de que nadie se implique en el conflicto entre Israel y Palestina es que, si alguien intenta interesarse y nos preguntaba, teníamos que responderle que “era un asunto muy complicado que no tiene solución”.
Israel dice que no les dejamos vivir en paz, pero ellos quieren la paz que existe entre el esclavo y su dueño, en la que el esclavo no es libre pero es dócil. Israel quiere que los palestinos actuemos como un esclavo que dice “gracias, amo”
Para que el conflicto siga en manos de las posiciones más irreconciliables...
Exacto, para mantener el conflicto entre ambos bandos. La segunda cosa que nos dijo es que, aun así, siempre habría gente que querría implicarse porque está interesada en la paz o en lo que sea. Entonces nos dijo que a esa gente le dijésemos que, si su posición no era completamente pro-Israel, entonces era antisemita. Una vez les hicieras sentir incómodos en su postura, dejarían el debate porque nadie quiere estar en posiciones controvertidas. La lección que aprendí es que, a pesar de que mucha gente habla de nuestro conflicto, particularmente en Occidente, como si fuese irresoluble, esto es parte de un discurso mediático y del gobierno israelí que quiere asegurarse de que la gente que lea esta entrevista no se implique en la solución del conflicto.
Israel cuenta con una fuerte maquinaria de propaganda. Ciudades como Tel-Aviv se promocionan como multiculturales y progresistas, como una atracción para miles de jóvenes occidentales, como lugares donde se respeta a las minorías y es posible pasárselo bien como si no hubiera un mañana, sin las presiones del extremismo religioso. ¿Cómo pueden los pósters de Yasser Arafat competir contra eso?
Es una pregunta para la que no tenemos una respuesta completa. Pero en Palestina tenemos también una generación millennial con acceso a Internet que no solo obtiene la información a través de El País o The New York Times, sino que también van a Twitter y siguen a organizaciones como la vuestra, que pueden darles un punto de vista menos interesado y más honesto de la realidad. Una de las cosas que intentamos hacer es educar a jóvenes palestinos que viven en zonas aisladas sin acceso a internet, dándoles herramientas para que aprendan a usar las redes sociales. Hay una comunidad llamada Jabal Al-Baba que se enfrenta a constantes demoliciones por parte de Israel y una cosa que hicimos con voluntarios es comprometer a la población con el uso de internet. Les dimos lecciones de fotografía y de redes sociales y ahora tienen su propia página y cuentan ellos su propia historia. Hay otra iniciativa llamada Youth Against Settlements que hace lo mismo. Es cierto que Israel tiene una poderosa maquinaria de propaganda pero solo con que nosotros consigamos hacer que la verdad salga allí afuera de forma visual podemos contrarrestarlo. Las plataformas digitales dan ahora las mismas oportunidades a todos.
A pesar de que mucha gente habla de nuestro conflicto, particularmente en Occidente, como si fuese irresoluble, esto es parte de un discurso mediático y del gobierno israelí que quiere asegurarse de que la gente que lea esta entrevista no se implique en la solución del conflicto
A partir de las primaveras árabes, vimos un activismo árabe democrático y pacífico, educado, que consiguió movilizar a miles de personas y terminaron forzando cambios de régimen. Lo que ha pasado con los años es que lo que se vio como activismo moderado se ha convertido en activismo islamista...
Como movimiento joven palestino hemos estado estudiando cómo ha llegado a pasar esto en países como Siria o Egipto para que esto no nos pase a nosotros. De lo que nos dimos cuenta es de un elemento central: para ser exitoso tienes que construir, dentro de tu país, no solo una movilización moderna en las redes sociales, sino un movimiento. Eso es lo que faltó en las primaveras árabes. Lo que pasó con estas movilizaciones es que hubo una movilización social sin un movimiento popular detrás. Y esa movilización, sin nada sólido que la respaldase fue rápidamente destruida. Quienes llenaron el vacío fueron Al-Nusra, ISIS y los demás, los que los gobiernos anteriores de estos países querían que llenasen el vacío para justificar su permanencia en el poder y la represión. No debemos olvidar que Bachar al-Assar quería que el ISIS entrase en Siria para usar la excusa del terrorismo con el fin de terminar con cualquier voz opositora. Nosotros lo estamos intentando hacer diferente y creo que lo que puede pasar a lo largo y ancho de Oriente Medio es que creemos movimientos con pilares fuertes que estén listos para cuando venga la próxima revolución. Y habrá una nueva ola de revoluciones porque la gente no ha logrado ni la libertad, ni el pan, ni la dignidad por la que lucharon. Esta vez puede haber una base poderosa para que la nueva oleada se mantenga fuerte, de tal forma que cualquier grupo que trate de hacerse con el control en medio del caos, fracase. Construir este tipo de movimiento es el gran reto.
En un contexto inestable, con muchas facciones y posiciones enfrentadas...
En efecto, y con gobiernos que intentarán acallarte. En Israel, por ejemplo, tenemos la Ley 101: si yo, por ejemplo, me uno con un grupo de 10 ó 15 personas para debatir sobre acciones políticas puedo ser arrestado dos días, solo por tener la conversación, aun sin que se traduzca en ninguna acción. Si formamos un movimiento, puedo ser arrestado hasta 15 años. Aunque por el momento no hay ninguna organización concreta del Movimiento Joven Palestino, Israel ya lo ha puesto en la lista de grupos terroristas, a pesar de que solo seamos una coalición abstracta de jóvenes hombres y mujeres como cualquier otra en España, en Grecia o en Alemania. Tienes que ser increíblemente inteligente, pero es necesario que se construya un movimiento así. Puedo hacer ahora mismo una página en Facebook y movilizar a la gente para que salga a la calle a protestar, que salgan 10.000 personas o 100.000, pero si no tienes un fuerte movimiento, lo pierdes todo.
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