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"Nos entregan a niños que llevan una semana sin probar bocado"
13 Octubre 2017 06:02
Arelys Centeno, en la sede de Fundana/Héctor Estepa
En pequeñas cajas de cartón. Dentro de mochilas, en hospitales o a las puertas de orfanatos. Así se abandonan niños en Venezuela. La crisis económica del país sudamericano ha hecho aumentar el número de padres que deciden desprenderse de sus hijos al no poder pagar siquiera su alimentación.
Fundana es una de las asociaciones que ayudan a los menores desamparados. “Los niños llegan en situaciones críticas de desnutrición. A veces llevan una semana sin probar bocado. Hay gente que ya ha tenido voluntariamente decir que ya no pueden, y los traen aquí”, lamenta Nathalie Abuchaive, directiva de la fundación.
No existen cifras oficiales de niños abandonados en los últimos años. No obstante, varias ONG y alcaldías, así como los medios de comunicación, han dado la voz de alarma.
Fundana aprecia un incremento del 30% en los casos de menores, la mayoría bebés, que son entregados a la asociación, por sus padres o por el Estado, encontrándose muchos en situaciones críticas de alimentación.
“Ya son situaciones de vida o muerte. Que si siguen con sus padres los niños van a morir de hambre. Aquí han llegado familias que sus hijos han tenido que morir, lamentablemente. Que eran cinco hermanos, y ha muerto uno, antes de entrar el resto”, desvela Abuchaive.
Es el resultado de la brutal crisis económica que atraviesa el país. La cotización de la divisa nacional, el bolívar, se encuentra en caída libre. Un dólar podía cambiarse, a mediados de julio, por unos 7.500 bolívares. En septiembre se superó la barrera de los 27.000 bolívares por dólar.
La inflación, por su parte, no deja de crecer. Los precios han aumentado un 366,1% en los primeros ocho meses del año, según la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, anulando las subidas del sueldo mínimo decretadas por el Gobierno, y convirtiendo productos de primera necesidad en prohibitivos. Al alza se le suma la escasez, por ejemplo, de pañales, o leche, para bebés.
Tenemos casos en que por la desesperación por la comida han maltratado a los menores. Porque se han comido algo más de lo que tenían que comerse
“Las familias no es que quieran abandonar a sus hijos y traerlos aquí, pero es que no tienen otra manera de sostener esa situación. Hemos visto familias quebradas de dolor porque no es lo que quieren, pero no pueden hacer otra cosa. Vienen todos los días a ver a sus hijos”, comenta Abuchaive.
La crisis ha provocado también un cambio de los comportamientos agresivos hacia los niños. Ahora, en ocasiones, la comida es el principal foco de problemas: “Tenemos casos en que por la desesperación por la comida han maltratado a los menores. Porque se han comido algo más de lo que tenían que comerse. Sabemos de un caso que le quemaron las manos a un niño por querer agarrar los alimentos”, enuncia la directiva.
La situación para la mayoría es crítica. Un 75% de la población refirió una pérdida de peso no controlado de unos 8 kilos y medio en 2016, según arrojó en febrero una polémica encuesta –exagerada, para parte de los analistas del país- realizada por tres universidades venezolanas.
Arelys Centeno sabe lo que es no poder alimentar a sus hijos y no tenerlos ahora a su lado. “Mi bebé entró a los pocos meses de nacer a un hospital de Caracas en un estado demasiado crítico, con una desnutrición severa. Estaba casi muerto. Yo también me quería morir”, lamenta.
No tenía cómo alimentar ni al recién nacido, ni a sus otros cinco vástagos, ahora en familias sustitutas a cargo de Fundana. Vende café en la calle pero con lo poco que gana, apenas le alcanza para comer.
El padre de los pequeños se desentendió de ellos, y los abandonó. Ella no encuentra trabajo. Las pocas ofertas que hay son para quien ha superado el Bachiller, y no es su caso.
Recuerda el día en que tuvo que desprenderse de sus hijos: “Fue como si me estuvieran arrancando el corazón. Pero gracias a Dios están bien”.
Siente incluso cierto alivio al verlos alejados de las calles de Petare, uno de los barrios más humildes de caracas, donde reside.
“Yo no quiero que un hijo mío sea delincuente. Hasta mis propios sobrinos se han metido en mi casa a robarme. Eso no es lo que yo quiero para mis pequeños”.
El valor de los condones se ha incrementado en más del 318% entre 2015 y 2017, en el país con más embarazos adolescentes de Sudamérica.
Centeno quiere ligarse las trompas para no tener más hijos. Seis, sin llegar a los 35 años, ya son suficientes para ella.
No puede utilizar preservativos. Sus precios son prohibitivos. El valor de los condones se ha incrementado en más del 318% entre 2015 y 2017, en el país con más embarazos adolescentes de Sudamérica.
“La opción de abstinencia no entra entre las opciones de la mayoría de los venezolanos, así que la gente disfruta de sus derechos sexuales y reproductivos y las parejas quedan embarazadas sin planificación previa”, comenta Nelson Vilasmil, del Consejo de Protección de niños y adolescentes del municipio Sucre. El aborto es ilegal.
Vilasmil revela que aunque muchas familias o individuos sin recursos prefieren dejar a sus hijos a cargo de alguna de las fundaciones que se encargan de los menores, otras deciden regalarlos a personas solventes a título personal, algo totalmente irregular.
No siempre es gratis. El experto alerta del aumento de la venta de niños. “Ese tipo de casos se presentan con más frecuencia ahora. Ante los trámites burocráticos para adoptar a niños, hay familias que van a los hospitales públicos a cazar a las mujeres con escasos recursos. Se ofrecen a ayudarlas a cambio de que cuando el bebé nazca les sea entregado”, revela.
“No creo que sea por mucho dinero, porque las personas que se han visto involucradas son de clase media, sin mucho poder adquisitivo”, añade el empleado municipal. Cree que el Estado debe flexibilizar los procedimientos de adopción para evitar que se adopten niños de manera ilegal.
El empeoramiento de las condiciones de vida de los niños es palpable en las calles de Caracas. Se han multiplicado los menores que mendigan. Es uno de los retratos más duros de la profunda crisis financiera que atraviesa el país
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