Cientos de murciélagos han muerto de manera masiva por calor extremo en Australia

"Nunca había visto algo así antes".

“Vi un montón de murciélagos muertos en el suelo y otros, cerca, muriendo”, dice Cate Ryan, una voluntaria de WIRES, equipo de rescate animal en Campbelltown, en el sudoeste de Sídney.

Australia se asfixia en una ola insólita de calor que ha matado a más de 400 murciélagos zorros voladores. Con temperaturas récord, desde las últimas hace 80 años, se alcanzaron los 47.3ºC en áreas cercanas a la metrópoli. Más de 30ºC ya supone un riesgo para la vida de murciélagos jóvenes. 40ºC, en el caso de los adultos. Por eso, el 90% de los que perecieron apenas sumaban años.

Campbelltown se despertó con una escena horrible en sus bosques. “Básicamente [los murciélagos] hirvieron. Afecta a su cerebro, que se vuelve incoherente. Sería como si nosotros estuviéramos en el medio del desierto sin una sombra”, contó Ryan a un periódico local.

La organización tuvo que hidratar y dar sombra para salvar a los que convalecían. Se trata de una especie inmensamente importante para la localidad. "Estos animales únicos ayudan a regenerar nuestros bosques y mantener los ecosistemas saludables a través de la polinización y la dispersión de semillas”, explican en su página de Facebook.

Facebook/Help Save the Wildlife and Bushlands in Campbelltown

“No usan sonares como las especies de murciélagos de tamaño más pequeño que comen insectos. Se valen sus ojos y oídos, como nosotros. Ven tan bien como un gato por la noche y son casi tan inteligentes como ellos. Los murciélagos zorros voladores son silvicultores que mantienen unido el ecosistema. Si queremos mantener saludables los remanentes de nuestros bosques, necesitamos a los zorros voladores. Los dos son inseparables", concluyen.

Mientras Europa y Estados Unidos se han estado congelado, mientras hemos visto las Cataratas del Niágara heladas y nieve en el desierto del Sáhara, Australia padece la otra cara amarga de un clima extremo.