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Artículo La niña que mira sin miedo a los grandes directivos de Wall Street Now

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La niña que mira sin miedo a los grandes directivos de Wall Street

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Una estatua de bronce ha aparecido por sorpresa en el corazón del centro financiero más importante del mundo para poner el foco en la gran brecha de género del mundo de los negocios

S.L.

08 Marzo 2017 17:50

El Charging Bull, el famoso toro de bronce icono del poder de Wall Street, tiene un nuevo acompañante. Corregimos: una nueva acompañante. La estatua de una niña de bronce apareció este miércoles en pleno corazón del centro financiero de los Estados Unidos para llamar la atención sobre una verdad incómoda: la brutal brecha de género en el mundo de los negocios.

Dorada, con los brazos en jarra, la barbilla levantada, el cabello recogido en una coleta y con el vestido ondeando al aire como si fuera la capa de una superheroína, la “Niña sin miedo” –así ha sido bautizada – mira desafiante a la bolsa de Nueva York y recuerda la necesidad de aumentar el número de mujeres directivas en las grandes empresas.

A los pies de la escultura, obra de la artista Kristen Visba, una pequeña placa reza lo siguiente: "Conozca el poder de las mujeres en el liderazgoo. ELLA marca una diferencia".


Porque según datos de la ONU, solo el 50% de las mujeres en edad de trabajar componen la población activa en el mundo, frente al 76% de los hombres. Porque la grave brecha salarial entre hombres y mujeres se sitúa en el 23% en todo el mundo y solo se ha reducido un 0,6% entre 1995 y 2015. Porque 1 de cada 4 compañías pertenecientes al índice Russell 3000, el índice que mide la cotización en bolsa de las empresas estadounidenses, no tiene ninguna mujer en el consejo de administración, y en el caso de que las haya, estas representan menos del 15% de los consejos directivos del 60% de las empresas.

Porque quizás, una pequeña superheroína con capa y brazos en jarras plantada en el centro económico del mundo pueda ayudar a que de una vez por todas la gente abra los ojos sobre este gran problema. Y quizás así, por fin, las cifras cambien.



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