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Artículo La simbiosis perfecta: el niño que no quería seguir viviendo y el luchador que buscaba un motivo para pelear Sports

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La simbiosis perfecta: el niño que no quería seguir viviendo y el luchador que buscaba un motivo para pelear

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Sin saberlo, Cody Garbrandt y Maddux Maple se necesitaban el uno al otro

Omar Naboulsi

10 Enero 2017 12:22

En la misma velada que Amanda Nunes destrozó a Ronda Rousey en 48 segundos hubo otro combate estelar con el título del peso gallo de la UFC en juego entre Dominick Cruz y Cody Garbrandt. Garbrandt sufrió como nunca para desbancar a Cruz y llevarse la gloria. Después de varios años luchando por triunfar por fin tenía el cinturón de campeón.



Lo que el gran público desconoce es que detrás de Cody "No love" Garbrandt hay una historia conmovedora. A sus 25 años, este luchador ha tenido a su lado durante su carrera hacia el estrellato a un acompañante muy especial: Maddux Maple, un niño de 10 años.

Ambos se admiran mutuamente. A Maple se le cae la baba cada vez que ve en el octógono a su ídolo y Garbrandt tiene a Maple como la persona que más le inspira tras haber ganado la batalla más importante de su vida a los ocho años de edad: la leucemia.



A Maple le diagnosticaron la enfermedad cuando tenía sólo cinco años, sufriendo el tratamiento hasta los 8. “Tuvo que tomar un gran cóctel de medicamentos y no tenía voluntad de vivir”, ha explicado el padre. “Vivimos en Dennison, un pequeño pueblo de dos mil habitantes cerca de Cleveland. Había oído hablar de Cody, pero no lo conocíamos personalmente. Hasta que un día el luchador se puso en contacto con nosotros y dijo que quería saber más de Maddux… Tan pronto como mi hijo salió del hospital, fue a visitarlo”.

Fue en 2011 cuando el luchador y Maple cruzaron sus caminos. Sin saberlo, se necesitaban el uno al otro. La carrera de Garbrandt no despegaba, le faltaba motivación. Su talento corría el riesgo de ser malgastado. Se pasaba más horas cerrando bares en Ohio y peleándose en la calle que en golpear un saco. En una de esas noches turbias acabó con un navajazo en su pierna que le costó 12 puntos. Debía cambiar su mentalidad.

Su hermano le puso en contacto con la familia de Maple, que era un gran fan de Garbrandt. Tras conocer su historia, el luchador decidió ayudar en el tratamiento de Maple entrenando como una bestia para ganar dinero en sus combates. Aunque en esa época todavía competía en eventos amateur, le dio a la familia del niño gran parte de los fondos recaudados de sus peleas, alrededor de 15 mil dólares, para los gastos médicos.



Además, en un momento en que el niño estaba al borde de tirar la toalla debido al duro tratamiento, Garbrandt le rescató:

“Estoy aquí trabajando duro y entrenando todos los días y creo que en un año o dos, mi tiempo llegará. Tienes que prometerme que seguirás tomando tus pastillas, el resultado final será la quimioterapia y vas a vencer al cáncer ... y te prometo, te prometo de verdad, que yo voy a entrar en la UFC y el día que lo haga, estarás allí conmigo”, le prometió Garbrandt a Maple.



Y así fue. Maple superó la leucemia en 2014 y cuando Cody Garbrandt debutó en la UFC hace un año, el niño estuvo allí acompañando al luchador en su entrada al combate.

Por si fuera poco, Garbrandt le ha cedido al niño el cinturón original de campeón del peso gallo de la UFC, quedándose con una réplica de la organización. Todo un campeonato compartido.



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