Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Sports
Todo el mundo lo aplaude pero hay algo aquí que no está nada bien
27 Diciembre 2017 11:27
La doble campeona del mundo de ajedrez, Anna Muzychuk, ha renunciado a defender su título en el mundial de partidas rápidas y relámpago en Arabia Saudí. La causa es que se celebra en un país donde, como mujer, sería tratada "como una criatura de segunda", según ha escrito en su propio Facebook.
"En unos días voy a perder dos títulos mundiales, por no ir a Arabia Saudí. Por no jugar con sus reglas, por no llevar abaya, por no ir acompañada a los sitios, por no sentirme una criatura de segunda. Hace exactamente un año que gané esos dos títulos y era la persona más feliz del mundo del ajedrez pero ahora me siento mal. Estoy lista para defender mis principios y saltarme el evento, donde en cinco días puedo ganar más dinero que en una docena de campeonatos. Es una pena, pero lo peor es que a casi nadie le importa. Es un sentimiento amargo, pero no cambio mi opinión ni mis principios. Me gusta compartir este punto de vista con mi hermana Mariya. Y sí, para aquellos a los que os importe: ¡volveré!".
La organización del torneo habría permitido jugar sin hiyab, pero sí impone otras normas de vestimenta: trajes de pantalón con blusa blancas de cuello alto para las mujeres. La referencia a su hermana es porque ella tampoco acudirá al campeonato.
Pero tras el consenso de los aplausos al gesto, a la alabanza a los principios de la ajedrecista por su valiente gesto, se esconde algo mucho más incómodo para el público mayoritario: lo que ha hecho Muzychuk deja en evidencia la doble carga laboral que deben soportar las mujeres.
Una, por ser mujer. Los mismos líderes empresariales del Foro de Davos estiman que la brecha de género tardará en cerrarse más de dos siglos. Y además, la adversidad que supone, en prácticamente todas las profesiones, tener una visión de género, o feminista, de esa misma actividad.
Muzychuk está renunciando a su título y a buena cantidad de ingresos. También a progresar profesionalmente. Y lo hace porque, raso y corto, hay algo aquí que está mal. Si hablamos con propiedad, se llama patriarcado. Y su gesto, sororidad.
share