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Mazda
Te contamos, de la mano de Mazda, cómo una marca de automóviles fue capaz de ayudar a la recuperación de Hiroshima
09 Noviembre 2017 17:32
"NIÑITO"
El 6 de Agosto de 1945, a las 8:15 horas exactamente, "Little Boy" fue arrojada sobre Japón.
A pesar de lo inofensiva que pueda parecer, gracias a un nombre que no define su capacidad destructiva, fue la primera bomba atómica lanzada en el mundo. Además, sobre la población civil.
Fue usada como recurso para conseguir la rendición de Japón durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Su intención: debilitar la voluntad y el espíritu de los japoneses provocando el mayor daño posible tanto en la fuerza militar como, y sobre todo, en la población civil.
El 69% de los edificios en la ciudad de Hiroshima quedaron completamente destrozados. La vida de miles de personas quedó sesgada, pero no el espíritu de solidaridad y el empeño de los supervivientes por recuperar aquello que les había sido arrebatado.
Algo que probablemente no sabíamos de aquella desgracia es que la decisión de una fábrica fue clave para ayudar a la ciudad a renacer.
Hiroshima siempre había sido una ciudad muy activa industrialmente. El comercio era una de las bases de su economía y a pocos kilómetros de la ciudad se fabricaban unas camionetas de tres ruedas utilizadas para transportar productos frescos de un lado al otro del mercado: las Mazda-Go.
La Mazda-Go era poco más que una motocicleta con un pequeño remolque en la parte trasera. El vehículo se volvió importante para el transporte de personas y bienes. Los mercados estaban llenos de estos pequeños vehículos que transportaban productos frescos para ser vendidos y, según algunos testimonios, daban vida a la ciudad.
Mazda, con relativamente pocos años de vida, tenía su fábrica situada en la ciudad industrial, algo alejada y justo detrás de una montaña. Fue justamente ese detalle lo que la salvó de ser un edificio más en el porcentaje de daños.
A pesar de las adversidades que hacían prácticamente imposible encontrar materiales para la fabricación de sus productos, decidió quedarse entre el caos y el polvo para no abandonar la ciudad que le vio nacer.
UNA ESPERANZA DE TRES RUEDAS
Las Mazda-Go también jugaron un papel importante en la limpieza de los escombros de una ciudad en ruinas, para que se pudiera volver a construir sobre la piedra y el polvo.
Los trabajadores recuerdan los esfuerzos que tuvieron que hacer para poder mantener la fábrica funcionando, principalmente por la falta de material para construir su producto estrella. Muchos de ellos viajaron hasta distintos puntos del país para encontrar aquello que les faltaba, con una determinación y espíritu de superación admirables.
La tenacidad y fuerza de la población, mezclados con la manufacturación de la Mazda-Go, propició la rápida recuperación de la economía de la ciudad, haciendo que en 4 meses funcionara todo con relativa normalidad.
La furgoneta se convirtió en un símbolo de recuperación, llegando a ser llamada "el orgullo de Hiroshima".
Mazda decidió comercializar aquello que con tanto esfuerzo habían construido como una comunidad en el país que les había lanzado la bomba atómica: Estados Unidos. En el folleto publicitario se podía leer como eslogan "Mazda-Go, el orgullo de Hiroshima"
HÉROES AL FIN Y AL CABO
Hiroshima es hoy en día una ciudad de héroes. Mujeres, hombres y niños que a pesar de la muerte y la destrucción que les rodeaba decidieron no darse nunca por vencidos. A ese espíritu de tenacidad, superación y comunidad que se creó se le conoce con la palabra “Mukainada”.
Hoy en día, Mazda quiere preservar ese espíritu con la camioneta Mazda CX-3 2018. Una evolución natural de aquello que les caracterizó desde un principio.
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