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Todo el mundo está aplaudiendo lo que este perro hizo por su dueño autista

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BRA-VO

Playground community

24 Marzo 2018 14:18

Las redes sociales no son esa ciénaga que muchos dicen. Son como una caja de resonancia de nuestra sociedad, como una caricatura que aumenta determinados rasgos y deforma la realidad con sus defectos y también con sus virtudes. De vez en cuando lo que se viraliza no es la última aberración, sino una historia nos conmueve aunque se vislumbre apenas en unos pocos segundos.

Es lo que ha sucedido con este vídeo en el que un perro se tumba junto a un niño que está en el suelo, y se frota contra él y le busca. No sabemos qué está pasando y puede resultar desconcertante hasta que leemos el texto que ha escrito @belen_beleng en Twitter:

"El autismo son 365 Días. Tiraron un petardo justo debajo de mi ventana. Nicolás se tiro al suelo. Podría haberse desencadenado una crisis. Pero estaba ella. Esto sólo es un fragmento. Estuvo con él media hora. Es otra heroína sin capa",

El autismo, ese gran desconocido con el que vivir es, a veces, tan complicado. No es una enfermedad, sino una condición genética, un cajón desastre en el que caben muchas cosas que tienen en común una forma distinta de ver y sentir el mundo. Todo se percibe con más intensidad y se procesa de otro modo, con algunas dificultades, más o menos marcadas, para la interacción con los demás, para el lenguaje narrativo, para el juego simbólico Las personas con autismo suelen desarrollar intereses específicos y, cuando algo les interesa, tienden a querer saberlo todo y pueden perderse en un mundo propio. Buscan sus espacios de confort y seguridad y se resguardan en ellos con actitudes que pueden resultar muy chocantes para otros. No es raro que otros padres lleguen a la conclusión de que un niño autista es maleducado o agresivo. No es así, pero los instintos pueden llevar a situaciones de rechazo precisamente hacía quien más necesita interactuar con los demás.

En las terapias con niños autistas desde hace años se han incorporado sesiones con caballos o perros. Los perros no juzgan, acompañan, se aproximan de forma intuitiva, dan y reciben confianza y amor y tranquilidad.

Cuando una persona con autismo se siente sobrepasada puede sufrir una crisis, con movimientos repetitivos, aleteos o incluso autoagresiones. Y el ruido repentino y atronador de algo tan aparentemente inocuo como un petardo puede desencadenar una crisis como la del niño del vídeo. Pero allí está la perra para sacarlo de su estado y normalizarlo. Jugando con él en formas que el niño ya conoce, durante minutos, o media hora, o una hora, o lo que haga falta.

Podemos imaginar perfectamente a esa madre, que vive cada día con los pequeños y grandes desafíos de su hijo, agradecida por su angel de la guarda canino, capaz de comprender y custodiar incluso a los que nadie comprende, como ella lo hace, con amor incondicional y aceptación plena.

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