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Llevaba varios días con sangrados y molestias en la nariz, y al acudir al médico... Lo peor es saber cómo acabó ese anélido ahí
Playground community
14 Junio 2018 07:44
“Sanguijuela” no es lo más hermoso que una persona pueda llamar a otra. Y el vídeo que ves aquí no va a ayudar a mejorar ese concepto.
Las imágenes recogen la extracción de uno de estos parásitos, pero no de la superficie cutánea de un hombre, sino del interior de una de sus fosas nasales.
Este hecho fue grabado en la ciudad de Beihau, en China, el pasado 4 de junio. Quien filma es la enfermera que asistía al doctor Liu Xiongguang, el otorrino que realizó la intervención ante los ojos del preocupado paciente. Quizá fuera más correcto decir “bajo las narices del preocupado paciente”...
Este varón de 51 años había estado sangrando por su nariz durante diez días. Acudió al médico para ver lo que pasaba, y allí se llevó la sorpresa, él y el médico.
Lo peor es pensar en cómo acabó ese anélido ahí. Los especialistas creen que el parásito llegó a su cavidad nasal porque el paciente tiene como hábito el beber agua de las montañas en que habita. Agua sin tratar, sin ninguna clase de depuración. El parásito habría llegado a su cuerpo en forma de huevo o de larva.
Lejos de ser ninguna fantasía estilo Alien, este tipo de pesadillas son muy reales. De vez en cuando llegan noticias en las que criatura de distinto orden y especie logran por un tiempo usar el cuerpo humano como nido y hábitat. Okupas que, como tales, se abstienen de pedir permiso: arañas o cucarachas que escogen el interior de tu oído a manera de loft y que tan solo las cefaleas que pueden traer te alertan de la presencia de “algo raro”. O largas tenias que se alojan en tu circuito digestivo.
Los casos de arriba son poco usuales y tirando a extremos, pero lo cierto es que todos convivimos con parásitos a diario.
Conste que todos tenemos parientes de las garrapatas y arañas en nuestro cutis: ácaros. Puedes lavarte y ser la personita más aseada del mundo, peor ahí están. Viven, se alimentan y procrean en ti. Y lo más probable es que pases toda tu vida sin notar ningún perjuicio perceptible por ello.
En nuestros rostros hay dos especies de ácaros: el Demodex follicullorum y el Demodex brevis. El folliculorum ya nos da con su nombre, su emplazamiento: habita tus poros y los folículos de tu vello. El brevis, en tus glándulas sebáceas. Los poros de tu rostro son más grandes que en el resto de tu cuerpo así como son abundantes las glándulas sebáceas, de ahí que la faz sea su lugar de preferencia. Aunque si decimos con humor que esos que viven en tu cara, viven en la ciudad, también los hay con casa en el campo: los pechos y los genitales.
¿Podemos eliminarlos? Sí. Pero vuelven. Porque no vivimos aislados. Volverían a nosotros desde rostros ajenos. O toallas. O almohadas. Y no parecen traer complicaciones. Lo único destacable sería la afección llamada “rosácea”: un enrojecimiento con manchas y sensación de ardor. No la provocan, pero si participan de ella.
Se apunta a que un cambio por envejecimiento o exposiciones a climas más fríos provoca cambios en nuestro sebo, del que se alimentan, causando una superpoblación. La muerte de los ácaros, que conlleva la dispersión de las toxinas que contiene, también es otro factor. Pero esto aún está en proceso de investigación.
No lo pienses: besa, acaricia, aplícate maquillajes y afeites y sigue disfrutando del rostro ajeno y del propio, si te satisface. Pero volviendo al origen del vídeo, no consumas agua sin tratar. No.
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