Bruce Lee se reencarna en un niño de 8 años que le imita a la perfección en una de sus escenas más conocidas
Los niños son grandes imitadores, ya se sabe, y cuando les da por algo no paran hasta haber absorbido hasta la última gota de su esencia. De esta forma, nuestro protagonista de 8 años se ha empeñado en encarnar al mismísimo Bruce Lee y hace gala de su maestría con el nunchaku, marcándose un bis a bis virtual sobre una escena mítica de Enter the Dragon, conocida en español como Operación Dragón.
Como se puede ver en el vídeo, el niño va venciendo uno por uno a sus rivales imaginarios y replica con precisión meridiana hasta el último espasmo muscular de su ídolo, gritos ultra agudos incluidos.
Contextualizando, este joven entusiasta de las artes marciales se llama Ryusei, vive en la ciudad japonesa de Nara y no le da miedo el trabajo duro. De hecho, se levanta todos los días a las 6 de la mañana y entrena durante 90 minutos para luego irse a la escuela más fresco que una rosa. Cuando termina de estudiar vuelve a casa corriendo, se hace un “colacao” y coge el nunchaku durante dos horas para seguir puliendo su técnica.
Desde luego, más le vale que no baje el ritmo, aunque si quiere ser el próximo sucesor de Bruce Lee, tampoco es que el listón esté muy alto...
“Bruceplotation”: un legado desastroso
Aunque Lee Jun-Fan puso de moda las artes marciales y en general, hizo buen cine, la estela de su legado ha dado lugar a algunas de las peores películas de todos los tiempos. Así, numerosos filmes distribuidos para aprovechar la “lee fever” presentaban una capa de caspa que no se quita ni con “hs”.
Comenzando esta lista negra de películas postmortem tenemos Bruce Lee Lucha desde la Tumba. Imaginad la trama: un rayo cae sobre la tumba del homónimo Bruce “Lea” haciéndole volver de entre los difuntos para repartir mamporros a propios y a extraños. Es tan mala que no os recomiendo verla sobrios.
Como lo de resucitar a Mr. Lee estaba cogido, los creadores de El dragón ataca decidieron montar un gimnasio en el infierno e invitaron a la “pandilla basura” para que hiciera de sparring. El Exorcista, Emmanuelle, El Padrino o Clint Eastwood son algunos de los malos más destacados; menos mal que “el que hace de Bruce Lee” cuenta con la ayuda de Popeye, que si no...
En Bruce Lee y yo, la actriz Betty Ting Pei se interpreta a sí misma para reproducir su supuesta relación erótica con Lee. La cosa se pone aún más morbosa si tenemos en cuenta que Bruce entró en coma irreversible precisamente en el apartamento de Betty, siendo ella la última persona que lo vió consciente.
Acabamos con Le llamaban Dragón Gordo, una especie de “Salchicha Peleona” de su época que nos ha dejado profundamente traumatizados. Como es lógico, el argumento trata de un tipo con problemas de sobrepeso que se convierte en aprendiz de artes marciales con desastrosas consecuencias.
En fin, qué se le va hacer, son cosas que pasan cuando intentas imitar a uno de los personajes más carismáticos del siglo XX. Suerte que al amparo de su luz surgen nuevos aspirantes como Ryusei que están dispuestos a respetar la taxonomía inicial de sus enseñanzas.
