Oh! Parece ser que estás usando adblocker y lo respetamos. Por eso podrás seguir disfrutando de nuestros contenidos sin problema pero quisiéramos pedirte que lo desactivaras para nuestro site. Ayúdanos a seguir adelante y a luchar por aquello en lo que creemos.
Content
El sujeto decide entrar en él, dejarse atrapar, habitarlo por unos pocos segundos. ¿Harías tú algo así?
Playground community
16 Abril 2018 20:30
Hay fenómenos de la Madre Naturaleza que además de sorprendentes son hipnóticos, sugerentes, como si no fuesen reales. De alguna forma, su extrañeza hace que corramos el riesgo de creer que estamos ante un sueño o un efecto especial generado por ordenador. Ese sería el caso de los tornados de polvo o —como los llaman en Sudáfrica— “dust devils” (demonios de polvo), que es más sonoro, misterioso y epatante.
Como suce en este vídeo, el tropezarte casualmente con un tornado de polvo —moderado, eso sí, ya que este prodigio puede llegar a tener 1000 metros de altura— es algo que consigue atrapar tu atención y hacer que te quedes colgando, con tu mirada y concentración puesta en esa danza girante, incesante y reptadora, que parece ir trazando un surco en vías polvorientas.
En nuestro vídeo, también puede ser interesante observar —como así lo hizo el conductor y grabador de este momento tan extraño— a ese hombre, que parece lejano y pequeño en comparación con el ‘dust devil’, y que decide jugar con él, como burlándose de los cimbreos de ese cuerpo de embudo.
El sujeto decide entrar en él, dejarse atrapar, habitarlo por unos pocos segundos, mecido en su interior por la sensación de ser arrullado por unos brazos hechos de polvo, o quizá comprobar si, como cuentan, en el ojo de los ciclones sólo reina la calma.
Nos preguntamos si se trata de curiosidad, o tal vez de un reto personal. O quizá tenía en su fuero interno, en el rastro del niño que fue, la fantástica idea de que ese tornado que parece seguirle podría transportarle al Mundo de Oz. También podría tratarse de alguien con genuina curiosidad científica o metafísica preguntándose si el tornado sería como un teórico agujero negro que le arrancaría del suelo de Sudáfrica y le transportaría a otro lugar. Quizá a una vida mejor. Pero la realidad es que el vídeo nos muestra poca magia y mucho atrevimiento.
Puede que fuese conveniente añadir, “por favor, no hagáis esto en vuestra casa”. O dónde fuera que os tropecéis con esta pequeña rareza si es que alguna vez os pasa. Porque lo haces una vez, como el protagonista del video (el coprotagonista en verdad, ya que la verdadera estrella es el dust devil) y corres el riesgo de caer en la tentación de hacerlo con otro más grande.
Desconocemos si los pulmones o los ojos del hombre que cruzó (¡dos veces, dos!) el tornado, habrán salido indemnes, dañados o, cuanto menos, molestos. De lo que no tenemos duda es de que ya tiene algo que contar. Y el testigo que lo ha grabado todo tampoco se va con las manos vacías, porque con magia o sin magia, ver a alguien atravesar andando un tornado, dos veces, por pequeño que sea, es sin duda algo digno de ser subido a las Redes.
share