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Somos muy cachondos, a veces, los humanos
Playground community
30 Octubre 2018 21:18
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No todos los humanos que tienen mascotas las cuidan como merecen. O no siempre. A veces pequeños caprichos o manías redundan en contra del beneficio del animal. ¿A cuántas personas habéis visto dar chocolate a su perro? Hay gente incluso que ha acostumbrado a sus mejores amigos perrunos a imitar vicios humanos para que nos echemos (jijí, jajá) unas risas en reuniones. Como estas dos jovencitas que probablemente se creen muy simpáticas por poner un cigarro de manufactura casera en la boca de un cachorro “para que fume”.
Somos muy cachondos, a veces, los humanos.
El adorable animalito se había quedado dormido en el regazo de una de los presentes, boca arriba —signo de que se sentía en absoluta confianza— cuando deciden ponerle encajado en su boca un cigarro obviamente liado por ellas mismas, y que podría ser un porro, y comienzan a aplicarle una llama al extremo. Como el animal no succiona, sino que respira, el cigarro no prende totalmente. Pero algo sí, como es obvio por los movimientos cada vez más incómodos de este ejemplar de bull terrier de Straffordshire.
Los humanos tenemos un don para ser crueles con los animales. Las cadenas de producción alimenticia o algunas “fiestas” son el extremo. Más extremas aún las incivilizadas peleas entre animales. El zoo, el circo… Y así podríamos seguir. Claro que estos ejemplos son límites y no buscamos comparar. Pero es importante pensar que en algún punto comienza el tobogán descendente que convierte a adorables animales en objetos para nuestra distracción.
Aparte de sus dueñas, hay en la habitación otro ejemplar de cachorro de la misma raza que parece estar preguntándose qué le hacen a su compañero. La gente que visionó este vídeo al ritmo viral de las redes sociales también se lo han preguntado y aunque las muchachas dicen que el perro no ha sufrido daño alguno, los espectadores no están felices con la broma y piden que alguna autoridad de Bangkok, ciudad en la que aconteció lo grabado, efectúe la consiguiente comprobación. Las dos jóvenes implicadas se declaran amantes de los perros; han pedido perdón y manifiestan su voluntad de no repetir un acto semejante.
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