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Le despiertan y sigue tan adormilado que... protagoniza una escena impagable
Playground community
04 Septiembre 2018 19:20
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¿Cuántas veces has contestado con un “no estoy dormido” cuando, evidentemente, sí lo estabas? Probablemente no tantas como cuando dices “por favor, cinco minutos más”, pero seguro que muchas.
Hay gente especializada en dar esa respuesta: no estoy dormido. Probad con una abuela que mira la telenovela… con los ojos cerrados. O un padre que opina sobre el partido de fútbol rozando el estado catatónico. Pero siempre hay gente dispuesta a dar esa excusa e incluso gente dispuesta a darte una coartada.
Tal es el caso que vemos en este vídeo grabado en una escuela de Cavite, en Filipinas, el pasado 29 de agosto. Dean Lewis Pagtakhan, un niño de cuatro tiernos años, cabeceó seriamente durante las últimas lecciones del día. Su cabeza se posó sobre el pupitre y estar sentado en forma de “s” no le impidió conciliar el sueño.
Cuando llegó el momento de despedir la clase y de que cada mochuelo volara a su olivo, el niño Pagtakhan reaccionó con rapidez, puede que automáticamente o puede que intentando disimular que se había quedado grogui en el aula. El caso es que, en cuanto la profesora le toca el brazo para despertarle, hizo lo que los alumnos suelen hacer: coger su mochila y ponérsela a la espalda. Pero el efecto de la siesta era tal que sin darse cuenta, Dean agarró una de las sillas de plástico de la sala e intentó ponérsela como si fuera su mochila. Tan dormido estaba que, aún caminando, casi lo logra.
Tan solo las risas de los que allí estaban y el comenzar a ser grabado entre carcajadas, le hicieron reaccionar, retornando a su puesto y buscando su auténtica mochila que le esperaba en el aula de su escuela.
Decíamos antes que uno suele soltar la excusa de “no estoy dormido” pero es que Dean tiene una abuela y los abuelos tienen tradiciones. Lo creas o no, la abuela del joven Pagtakhan proporcionó a su nieto una adorable —aunque difícilmente plausible— justificación: Dean había almorzado aquel día con su tía. Y su tía está embarazada.
¿Qué tiene eso que ver con el letargo del niño en horas de clase? Bueno, ocurre que hay una superstición local que asegura que si compartes comida con una mujer en estado de buena esperanza te amodorras y te duermes. La abuela insiste en creer en ello, ya que afirma que su nieto es una fuente de energía inacabable y es muy raro que se quedara así dormido, por lo tanto la superstición tiene que ser tomada en serio.
Añadamos que Filipinas es una zona del mundo pródiga en creencias supersticiosas y entes mitológicos. Algunos muy serios como la Diwata, el Nuno o el Kapres. Entes que pueden castigarte de diversas maneras o atraerte hacia su ámbito de no muy buena influencia. Así que, dentro de lo visto en el vídeo, podemos decir que, si Dean Lewis Pagtakhan fue objeto de una superstición, al fin y al cabo no tuvo ningún efecto grave. Solo las risas y que —probablemente— este vídeo le perseguirá el resto de su vida y su familia seguirá cachondeándose de él y de su manera de intentar ponerse a modo de mochila, una silla de su escuela.
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