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El vuelo cubría la línea de Guadalajara a Tijuana
Playground community
01 Octubre 2018 21:01
Suele decirse que el avión es el medio de transporte más seguro. Pero a pesar de que lo que pueda decir la estadística, hay millones de personas que tienen miedo a volar. Incluso los más convencidos de las bondades de la navegación aérea sienten ése je ne sé qua en el estómago cuando el avión se ve envuelto en una turbulencia y, sin previo aviso, empieza a comportarse como un viejo coche en un camino de piedras, dando trompicones o cayendo de repente varios metros en una situación que nos hace ser conscientes de que la naturaleza no nos ha hecho seres voladores y que sólo nuestro limitado conocimiento de las leyes de la física mantienen el tubo metálico que nos acomoda a miles de metros sobre el suelo.
Todo esto no deja de ser sólo miedo, una situación psicológica. Porque es sabido que las turbulencias son algo tan inevitable como inofensivo… al menos, casi siempre. Y decimos casi siempre porque el pasado jueves un vuelo de la línea mexicana Volaris de Guadalajara a Tijuana sufrió unas turbulencias tan severas que causaron heridas a cuarenta y cinco pasajeros.
El vuelo 423 se vio sacudido de tal forma por las condiciones climáticas que muchos de los 165 pasajeros y cinco tripulantes sufrieron violentos golpes que les causaron lesiones de distinta consideración. Varias personas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos al llegar a la terminal del aeropuerto.
Algunos de los presentes grabaron las escenas con sus teléfonos móviles y los vídeos muestran, desde heridas en manos y cabezas, hasta algún pasajero tendido en el pasillo y recibiendo asistencia de la tripulación, mientras el comandante solicita la presencia de un médico si es que alguno se encuentra entre el pasaje. Puede apreciarse con claridad cómo algunas de las tapas de las mascarillas de oxígeno o de los guardamaletas se han salido de su sitio.
De los cuarenta y cinco lesionados atendidos por la Cruz Roja en el aeropuerto, once tuvieron que ser trasladados al hospital, pero sólo dos de ellos permanecieron internados y en observación, así que el incidente no ha tendido graves consecuencias. Al menos físicas. Porque psicológicamente, estamos seguros de que esta es una experiencia que jamás olvidarán y que hará que algunos de los que, hasta entonces, jamás habían sufrido de miedo a volar, en próximas ocasiones se lo piensen una o dos veces antes de coger un avión.
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