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Culture
Además, el artista ha donado 205.000 libras a organizaciones contra el comercio de armas
18 Septiembre 2017 13:39
Es un dibujo de trazo infantil: algunos palos bastan para dar forma a una niña, a un perro y a una casa que, bajo el fuego de tres drones, vuela por los aires.
Civilian Drone Strike, la última obra del artista callejero Banksy, fue subastada por 205.000 libras, y esas 205.000 libras, a su vez, fueron donadas por Banksy a Reprieve y Campaign Against Arms Trade, dos organizaciones que se encargan de luchar contra el comercio de armas.
La subasta de Civilian Drone Strike se dio en Art The Arms Fair, una exhibición de cinco días que venía a protestar contra el Defence and Security Equipment International, feria armamentística que se estaba celebrando, a la vez, en el este de Londres.
Defence and Security Equipment International es la mayor feria de armas a nivel internacional, en la que se cierran muchos acuerdos de compraventa armamentística y militar. En sus aledaños, se están sucediendo las protestas de organizaciones pacifistas, entre las que se encuentran activistas de Reprieve y Campaign Against Arms.
Andrew Smith, de Campaign Against Arms, ha dicho que “la feria armamentística es una abominación”. Añadió, a su vez, que los fondos donados por Banksy irán destinados a organizar más protestas contra el lobby de venta y distribución de armas.
El mismo fin de semana que tuvo lugar la donación, aparecieron nuevos murales de Banksy en Londres; concretamente en los alrededores del museo Barbican.
Los murales son una crítica a la creciente popularización de Basquiat, artista al que el Barbican dedicará, a partir de este miércoles, una retrospectiva. En el primero de ellos, podemos ver a una de sus icónicas ilustraciones siendo cacheada por dos agentes de policía; en el otro, a gente agolpada para subirse a una noria, en la que las cabinas tienen la forma la famosa corona-logo de Basquiat.
Con el primer mural, Banksy quiere, presumiblemente, imaginar cómo sería tratado un afroamericano como Basquiat, pero sin los privilegios derivados de la fama, en los Estados Unidos de hoy día.
Del mismo modo, la corona-noria viene a rebelarse contra la apropiación tardía –e interesada– que el arte moderno está haciendo de la obra del artista afroamericano.
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