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Culture
Charlamos con el artista, teórico e investigador británico James Bridle aprovechado su paso por el Festival Influencers en el CCCB.
30 Octubre 2017 11:49
Ya hace casi 10 años que James Bridle (Londres, 1980) creó una interfaz para ver vídeos de Youtube aislados de cualquier distracción. Sin sugerencias de otros vídeos. Sin spam publicitario. Sin comentarios. Sin restricciones legales. Un saudí podría ver un vídeo vetado en su país desde Quietube y ya está. No necesitaba nada más.
Fue uno de los primeros proyectos de este artista, teórico e investigador, afincado en Atenas, cuya extensa obra se centra en explorar cómo las tecnologías alteran o afectan a nuestro día a día: vigilando, controlando, supervisando, censurando. El ensayista pone el foco en la idea de que todas las estructuras que nos vienen dadas se pueden alterar. Que la tecnología, vendida a las corporaciones, puede volver al ciudadano. Que cualquiera de nosotros puede entrar ahí y transformar un relato dado en otra cosa distinta.
Bridle pone el foco en las sombras de la revolución tecnológica, como los drones que nos atacan, en las cámaras de seguridad que nos registran para siempre o en los radares que nos fiscalizan. En contrapartida, nos muestra lo que otros no quieren que veamos: las sombras de los drones en el espacio público, el rastro que dejamos en otros países cuando navegamos o cuánto ocupan tus datos robados de localización.
Hablamos con Bridle en el marco del Festival Influencers de Barcelona y repasamos algunos de sus proyectos más interesantes.
Echando un vistazo a tus proyectos, ¿concibes arte sin subversión?
¿Qué si pienso en la subversión? Sí, bastantes veces. Pero no creo que sea lo único que hago. Depende mucho de tu posición también. Para mi la subversión es capciosa. No digo que no lo esté haciendo, pero para mí lo general de la mayoría de mi trabajo es que miro las cosas y pienso en una forma distinta de explicarlas.
Yo te veo como una especie de ‘troll-político’ en el sentido de que perviertes alguna parte de un sistema o estructura para alertarnos de algo o demostrarnos algo. En tu obra Antonomous Trap 001 básicamente es eso: tenderle una trampa a un coche automático como para decirnos: hey, atentos, mira cómo acaba el coche. La idea de que hay que estar siempre vigilantes.
Me gusta la idea de hackear como la de la perversión del control. La mayor parte de la gente cree que los hackers hacen algo para causar daño o romper algo. Pero realmente la gente que se describe a sí misma como hacker tienen una definición más ‘mecánica’. Es la habilidad de abrir algo y mostrarte cómo funciona. Más basado en la curiosidad que en cualquier otra cosa. Me pasa a mí. Obviamente, en algún punto, influyen, claro, mis ideas políticas.
[Bridle puso nombre en el 2011 a una nueva estética visual basada en la mezcla de los elementos digitales que se cuelan en la vida diaria. En alternativa a lo retro, un lenguaje basado en imágenes satélites, glitch art, códigos generativos o cámaras de Google Maps]
Hace 6 años acuñaste el término de la Nueva Estética a partir del Tumblr New Aesthetic. ¿Sigue siendo nueva la Nueva Estética?
Siempre será nueva porque no era sobre esas cosas que publiqué en el Tumblr hace seis años. La Nueva Estética nunca fueron todos esos elementos o todas esas fotos. La Nueva Estética tenía —y tiene— que ver con el proceso, el modo en el que nos fijamos y miramos las tecnologías contemporáneas. Y las tecnologías aún son contemporáneas. La Nueva Estética era el acto de mirar y tú puedes seguir mirando el presente del mismo modo en el que yo lo hacía en mi Tumblr hace seis años. Era un proceso y sigue siendo un proceso. Es algo que puede ser aplicado, pero no es algo que puedas tocar o coger.
¿Y sigues pensando que era un nombre malo? Creo que en alguna conferencia lo apuntaste.
(Risas) Siempre fue un nombre terrible y siempre lo será. Pero aún así creo que hace referencia a una cosa que es real.
La mayor parte de tus obras o instalaciones utilizan las redes sociales como campo de batalla. Twitter, Instagram o Facebook. En la Nueva Estética, Tumblr.
Sí, innegablemente es donde me muevo. El motivo por el que conecté Tumblr y la Nueva Estética es porque para mí Tumblr simplemente está ahí. En mi experiencia es la mejor red social para manejar un flujo de conciencia o pensamiento a lo largo del tiempo. Quiero decir, creo que está bien diseñado. Yo lo usé como una pared que encontré para pegar esas cosas. Pero nunca he sido muy de Tumblr o sobre las cosas que puedes encontrar ahí. La gente lo usa para compartir cosas bellas, crear comunidades, rebloguear, etc. Yo nunca lo usé así. Pero me resultó muy útil.
La Nueva Estética también aspira de alguna manera a visualizar Internet como cosa, a que tenga forma de algo.
Internet y las nuevas tecnologías nos dan acceso a cosas que no somos capaces de visualizar de un modo tradicional. Así que se trata de descubrir los bordes, lo que hay al lado, detrás, de todo eso. Es el mismo proceso que cuando tú vas a Ikea y piensas: ¿De dónde sacarán la madera?. O vas a un hotel y te preguntas: ¿Cuánto pagarán a sus empleados? La idea es pensar qué hay detrás de lo que tú ves. ¿Cómo es lo que nunca podrá ser capturado en una sola imagen? Eso es lo que intenta hacer la Nueva Estética.
Otras de los proyectos de Bridle, Render Ghosts, pone el foco en las personas que aparecen en las visualizaciones arquitectónicas. Esos recortes de humanos sacados de bancos de imágenes. Seres ‘fantasmas’ que serán por siempre jóvenes, o alegres, o que siempre vestirán una camiseta roja, o llevarán un carrito de bebé. Seres inmutables e inalterables en el tiempo en espacios imaginados.
¿Has encontrado o se ha identificado alguna de las personas que buscabas?
¡No! Ni una, pero aún hay tiempo (risas). Mi fascinación con los render ghosts en las maquetas arquitectónicas tiene que ver con el uso político que se les atribuye. En el sentido de que son personas utilizadas por gente con poder para hacer cosas. Primero, son utilizados para persuadir a otra gente para que se construya un determinado edificio. Segundo, cuando se construye alguno de esos edificios se reemplaza otro espacio existente. Todas las decisiones se toman al margen de esa imagen. Hay una ruptura total entre esa imagen y lo que es real.
En esa misma línea, en otro de tus proyectos juegas a todo lo contrario. Es decir, en este caso, eres tú quien crea una imagen no real para mostrar algo que no quieren que veamos, como por ejemplo los centros de detención de inmigrantes en Reino Unido y sus penosas condiciones.
Exacto, sí. Funciona por los dos lados. En este caso utilizo la misma técnica (visualización 3D) y trabajo periodístico (entrevistas, conversaciones) para recrear por dentro un espacio que no nos están dejando ver. Eso es Seamless Transitions.
Como una forma de dar un uso ético a la tecnología.
La tecnología no es buena o mala por sí misma, pero si la gente que la utiliza mayoritariamente cree que es mala, entonces quizás tenemos que aprender a darle otro uso… No sé. Tengo la extraña sensación de que la ética también deriva del uso que le damos a las tecnologías, pero eso no tiene sentido porque hay mucha gente que usa la tecnología para el mal. Quizás estoy pensando demasiado en el poder de la tecnología...
Seguramente primero tienes que ser bueno, y luego usar la tecnología.
Pensando en la relación España - Cataluña, es interesante pensar que si me baso en tu app sobre “ciudadanía algorítmica” yo no soy ni española ni catalana. Soy 90% ciudadana norteamericana. 11% irlandesa. 1 % china. Otro 1% española… ¿Tiene sentido que sigamos pensando en Estados-Naciones y no en otras alternativas?
Definitivamente no deberíamos pensar en estados o naciones, eso es terrible. Y ese es en última instancia el problema con Citizen X, que refuerza esa idea. Como experimento está bien, pero básicamente establece que la implementación de algoritmos en la ciudadanía depende del concepto de Estado-Nación. Está contaminada.
¿Ahora lo cambiarías?
No sabía mucho de estados o naciones cuando hice este proyecto. Me he dado cuenta ahora. La ciudadanía es una construcción bastante nueva, realmente no existía durante la época imperial que precedieron a los estados. No digo que tengamos que volver a eso, pero tampoco creo que este concepto tenga que durar para siempre.
Este proyecto lo hiciste en el marco del Brexit, ¿no?
Sí. Estaba pensando en formas alternativas de ciudadanías fraccionadas. Me molestaba mucho el hecho de que los ciudadanos europeos que llevan 20 años viviendo en el Reino Unido no pudieran votar en el referéndum. Me parecía injusto. Ellos han contribuido e invertido mucho tiempo. Tenemos un sistema profundamente inflexible que basa tu identidad en tu pasaporte. Me encantaría deshacerme de todos los pasaportes, pero antes de esa utopía quizás podríamos llegar a un punto intermedio. Hay que buscar alternativas a las ciudadanías. Tiene que haber alguna forma que refleje mejor la identidad de la gente que un pasaporte único.
En 2011 diste una charla titulada 'Es 2011 y no tengo ni idea de nada' (It's 2011 and I have no idea what anything is or what it does anymore). ¿Y ahora?
Estoy absolutamente igual. Y creo que todo el mundo está igual. Nadie tiene ni idea, pero alguna gente hace creer a otra que sí y ganan dinero con eso. Esa es la diferencia entre ellos y nosotros.
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