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Food
Los italianos están dispuestos a infringir las leyes para defender su alimento estrella
05 Septiembre 2017 10:52
No vale todo para un italiano si cocinas su amada pasta. Ni mucho menos. Pero quizás este nuevo paso va más allá del amor.
Italia ha aprobado dos leyes para que se indique en su etiqueta de dónde proviene el arroz y todos los ingredientes de la pasta que se fabriquen dentro de sus fronteras. Y como sabe que en Bruselas se lo van a prohibir, lo ha hecho sin avisar. Empieza la batalla de la pasta, que podría tener consecuencias en todo el mercado europeo.
Con una de las industrias alimentarias más importantes de toda Europa, Italia quiere fortalecer a sus productores y también incrementar la presión para que la Comisión Europea regule, de una vez por todas, las leyes que permiten incluir los orígenes de las materias primas en las etiquetas de productos elaborados. En este caso, la etiqueta de la pasta tendrá que incluir: país de cultivo del trigo y país donde se ha molido. En el caso del arroz: país de cultivo, de procesamiento y confeccionamiento.
Alberto Pizzoli/AFP via Getty Images
“Necesitamos que la Comisión afronte la situación y ponga sobre la mesa una propuesta legislativa para elaborar un sistema transparente dentro del mercado igual para todo el mundo para que se pueda indicar el origen de las primeras materias”, dijo Paolo De Castro, parlamentario y exministro de agricultura italiano.
Para defender esta medida se apoyan en el derecho que tiene el consumidor de ser informado. Sin embargo, la Comisión Europea no ve con buenos ojos esta acción, ya que alega que pone en riesgo el equilibrio del mercado único.
Las consecuencias de un movimiento similar ya ocurrieron el año pasado, cuando para hacer frente a la caída en picado de precios de la leche, la Comisión permitió que los productores señalaran dónde se había producido. Fue entonces cuando Bélgica se quejó, puesto que con respecto al año anterior, en 2016 habían experimentado unas pérdidas del 17%, al verse considerablemente minadas sus exportaciones a Francia.
Italia se hace fuerte y no tiene miedo a la multa por la infracción que se cierne sobre ellos. “Estamos listos para lidiar con la Comisión. Italia tiene el derecho de proteger a sus consumidores y sus productores”, dijo para Politico el ministro de agricultura italiano, Maurizio Martina. Y sentenció, en esta ocasión para Reppublica, que "Con esta decisión, un paso que se podría calificar de histórico, Italia se pone a la vanguardia europea en cuestiones de etiquetaje. Queremos vehementemente que la Unión Europea tome decisiones valientes para dar a los ciudadanos y a las empresas respuestas concretas que den mérito a la transparencia".
Por su lado, la Aidepi (Asocación de la industria de los dulces y la pasta italianos) cree que la medida es insuficiente: "La verdadera solución para incentivar la transparencia, calidad y competitividad del sector son los contratos de cultivo entre los fabricantes de pasta y los agricultores. Hablar de la etiqueta solamente despista nuestra atención del verdadero problema, que es que el trigo italiano todavía es insuficiente para satisfacer la demanda de la industria".
En este sentido, la Comisión también tendría que dar explicaciones a Rumanía, puesto que cuando aplicó las mismas medidas, la Comisión echó hacia atrás su ley porque consideró que no estaba siguiendo las directrices adecuadas. Esto iba en la línea de los anteriores ataques a las regulaciones de los países excomunistas del este, de los que se dijo que protegían por encima de lo normal a sus agricultores en detrimento de los intereses de las grandes corporaciones extranjeras.
Según Politico, consta que la Comisión prevé dar algunas directrices para el etiquetaje en la comida, pero será más bien algo voluntario a lo que acogerse que unas normas estrictas.
Pero lo de Italia no es un hecho aislado, sino otro ejemplo más del movimiento en pro de unas políticas económicas más defensivas que lidera el presidente francés, Emmanuel Macron, cuya propuesta para combatir los contrarios a la Unión Europea es que otorgue a los estados miembros más libertad de acción para proteger a sus trabajadores de la agresividad de un mercado libre sin fronteras.
El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tiene que afrontar ahora un dilema importante: permitir a los países miembros empezar el baile proteccionista para dar apoyo a sus industrias domésticas, aún cuando esos pasos pongan en peligro el sacrosanto mercado único.
[Vía Politico]
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