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Artículo "Tengo deberes de matemáticas, dibujo y alimentación saludable" Food

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"Tengo deberes de matemáticas, dibujo y alimentación saludable"

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4 preguntas abiertas para saber si es buena idea que la alimentación saludable sea una nueva asignatura obligatoria en las escuelas

gominolasdepetroleo

20 Septiembre 2017 11:21

Si tienes hijos o menores a tu cargo y te preocupa su alimentación tal vez pienses que en el colegio debería incluirse de forma obligatoria una asignatura sobre nutrición. A priori puede parecer una buena idea pero ¿realmente lo es?

Con el comienzo de un nuevo curso escolar se reabre un debate que lleva tiempo en boca de muchos profesionales sanitarios y, en general, de buena parte de la sociedad: la inclusión de una asignatura sobre alimentación saludable en los planes de estudio. Se trata de una propuesta que ha pasado incluso por el Parlamento Europeo, aunque sin éxito por el momento, y que obedece sobre todo a la necesidad de poner solución a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como “uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI”: el exceso de peso en la población infantil.


En España el 43% de los niños entre 7 y 8 años padece obesidad o sobrepeso.



En España el 43% de los niños entre 7 y 8 años padece obesidad o sobrepeso y los casos de diabetes tipo 2 han aumentado un 50% en los últimos 10 años. Refrescos, bebidas energéticas, galletas, bollería, chocolates y postres lácteos azucarados están omnipresentes en la dieta de muchos menores, lo que sitúa este rango de edad (9-17 años) a la cabeza del consumo de azúcar, con una media de 50 gramos diarios por persona (según la OMS lo recomendable a esas edades sería no superar los 37 gramos, aunque si la ingesta se redujera a un máximo de 18 gramos se obtendrían beneficios adicionales).

Ni que decir tiene que esta situación necesita de medidas urgentes. Para algunas personas la solución pasa única y exclusivamente por la educación y defienden que la inclusión de una asignatura sobre alimentación saludable en los planes de estudio sería suficiente para poner fin al problema. Lamentablemente la cosa no es tan sencilla. Para empezar, el exceso de peso en la población infantil obedece, no sólo a una falta de conocimientos, sino a muchas otras causas. Por ello es necesario seguir una estrategia global encaminada a tomar medidas en diferentes ámbitos.


El exceso de peso en la población infantil obedece, no sólo a una falta de conocimientos, sino a muchas otras causas.



Entre ellas: regular la publicidad de productos insanos dirigidos al público infantil, evitar su patrocinio por parte de sociedades relacionadas con la salud, incluir la figura del dietista-nutricionista en el sistema nacional de salud, mejorar la formación del personal sanitario y educativo, ofrecer información rigurosa a los adultos que tienen menores a su cargo, fomentar el consumo de alimentos saludables, gravar con impuestos ciertos productos como las bebidas azucaradas, mejorar el etiquetado… En cualquier caso, la inclusión de una asignatura sobre alimentación y salud en el sistema educativo parece a priori una medida positiva pero plantea 4 grandes interrogantes.

1. ¿Qué contenidos formarían parte de la asignatura?


Se corre el riesgo de caer en un error que lamentablemente es muy frecuente: ofrecer información sin fundamento científico o desactualizada. Hablamos por ejemplo de dogmas muy presentes en el día a día como la pirámide alimentaria, “la necesidad de comer de todo un poco” o eso de “no hay alimentos buenos ni malos”, que en lugar de contribuir a una buena alimentación consiguen más bien todo lo contrario.

Otro error en el que se puede caer fácilmente es el de centrarse en mostrar información detallada y compleja (por ejemplo hablar de calorías y de la composición de carbohidratos, lípidos o proteínas) y perder de vista lo realmente importante: ofrecer herramientas sencillas que permitan discernir entre alimentos saludables y productos insanos o hablar de la necesidad de reducir el consumo de estos últimos.


2. ¿Quién elaboraría el material didáctico y quién lo impartiría?


Los profesionales más indicados para este papel son los dietistas-nutricionistas. Sería imprescindible contar con su participación.


3. ¿A qué edad sería más adecuada?

La edad del alumnado determinaría no solamente el contenido del material didáctico a impartir, sino también su impacto en la población infantil. ¿Se lograrían mejores resultados a edades tempranas (4 años) o a edades más avanzadas (10-14 años)? ¿O quizá habría que realizar una formación continua a lo largo de toda la etapa escolar?


4. ¿Resultaría útil limitar la enseñanza de este tipo de cuestiones al formato de una asignatura?


En docencia la tendencia actual va encaminada a trabajar con proyectos prácticos y multidisciplinares en lugar de dividir el conocimiento en forma de asignaturas. Y es que el mundo que nos rodea no está compartimentado. Por ejemplo para estudiar la fotosíntesis se pueden poner en práctica conocimientos de biología, de física y química, entre otros. Además reducir la enseñanza de alimentación y salud  a una asignatura podría ofrecer la idea de que se trata de algo desconectado de la realidad cotidiana y a lo que basta con dedicarle una hora a la semana.

Por otra parte, de poco sirve incluir en los planes de estudio una asignatura de alimentación y salud si el entorno escolar no es coherente con lo que ahí se enseña. Por ejemplo, ¿los almuerzos y los menús del comedor son saludables o por el contrario incluyen productos insanos como galletas y lácteos azucarados? ¿Se fomenta de forma indirecta el consumo de este tipo de productos mediante eventos patrocinados (por ejemplo actividades deportivas o excursiones a fábricas de productos insanos)?

Por supuesto es necesario educar a los más pequeños en materia de alimentación y salud pero ¿cuál es la mejor forma de hacerlo? Quizá la inclusión de una asignatura específica podría resultar de utilidad en caso de ser impartida de forma adecuada, pero plantea ciertas dificultades que hay que tener en consideración ya que de lo contario podría resultar incluso contraproducente. En cualquier caso, es imprescindible educar en este sentido y hacerlo de forma transversal y a lo largo de toda la etapa formativa, fomentando hábitos saludables en el entorno escolar.

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