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Lit
“Los sentimientos de los demás no son ni verdad, ni mentira. Lo mismo pasa con las ideologías. Cada cual entiende el mundo a través de la suya”. Una lectura del Instagram político y poético de Estefanía Molina
21 Noviembre 2017 13:32
Hemos visto cientos de veces esas habitaciones. Esas salas de moqueta granate y polvo esplendoroso. Las hemos visto en las pequeñas pantallas de la televisión o en Twitter, siempre repletas de rostros conocidos, de voces a las que unos no soportan y a las que otros confiaron un país. Son salones cuyas maderas pisan a diario centenares de suelas sucias. Son lugares donde todo y nada ocurre, donde todo y nada se decide, donde todo y nada importa.
A veces, sin embargo, un ser curioso se cuela entre la multitud deseando que todo importe. Con sus ojos, adivina que esos espacios pueden vaciarse, pueden tener otra vida diferente a la que creíamos ver, y hasta pueden convertirse en meras sombras en las que el oro polvoriento ya no reluce.
Estefanía Molina, periodista y politóloga para El Nacional y La Sexta, se ha convertido en ese ser que da sentido a las opulentas moquetas de la política española. Ella recorre a diario los pasillos del Congreso de los Diputados, del Senado o de las salas de prensa de Moncloa, buscando no ya una declaración, sino una imagen a la que disparar con la pequeña cámara de su teléfono móvil y a la que revestir con pensamientos y poemas que unas veces son tiernos y otras veces son desoladores.
Molina encuentra versos donde los demás sólo vemos nerviosismo. Encuentra escenas tranquilas donde los demás sólo vemos incertidumbre. Encuentra lírica donde los demás sólo vemos la casa de un hombre malo, o el despacho de un hombre corrupto, o la mesa de un hombre vanidoso, o el atril un hombre manipulador.
"La utopía a veces es una verdad prematura" decía tras el Consejo de Ministros Méndez de Vigo. Cuántos enigmas curiosos detrás de los muros infranqueables del Gobierno”, escribe Molina desde un jardín de la capital.
“Cae la noche sobre el Supremo mientras esperamos el auto del juez. Lo de la foto es una Iglesia preciosa que me trae recuerdos. Pero ahora toca volver a la sala de prensa a escribir sobre el procés, la ley y la política. (El frío corta mejillas)”, escribe Molina desde las afueras del Tribunal Supremo.
“El otoño ha llegado a la casa de la Moncloa. Ese frío medio de la sierra y la hojarasca que me recuerda al paisaje de mi casa. (Los viernes por la tarde el Gobierno es todo silencio. Y relaja)”, escribe Molina desde un suelo empedrado, camino de Moncloa.
Haiji del siglo XXI. Cuentista de lo que nadie cuenta. Hilandera de las pequeñas historias cotidianas que conforman lo que muchos autoproclaman 'hacer Historia'. “Aquí sólo cuento la otra cara de mi trabajo”, aclara en su biografía de Instagram. Aunque quizá esa sea la cara que muchos necesitábamos.
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