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Lit
"Todo sobre mi hermano está ahí: en sus libros", dijo la hermana del escritor chileno acerca de las polémicas sentimentales que estos días envuelven su legado
30 Noviembre 2016 10:04
I
En una entrevista publicada en la revista Paniko, María Salomé Bolaño —hermana del novelista Roberto Bolaño— dijo que "todo sobre mi hermano está ahí: en sus libros".
De acuerdo con estas palabras, tal vez sería interesante olvidar todo lo anecdótico que hoy rodea la vida del autor y examinar la idea de amor que el propio Roberto Bolaño representó en su obra. Es decir, cómo construyó su sentimentalidad a través de su propia literatura.
Las novelas, los cuentos y los poemas del escritor chileno están repletas de hombres y mujeres libres que viven relaciones amorosas extrañas, difíciles, hermosas, poco comunes e incluso estigmatizadas en nuestra sociedad.
Sus personajes femeninos fuertes y decididos —al contrario que muchos de los que han poblado la gran novela latinoamericana— son feministas avant la lettre que han marcado las ideas de toda una generación de jóvenes lectores.
II
"Laura cogió su verga con las dos manos y la estiró. Me escuché diciendo ¿paro el vapor?"
En El espíritu de la ciencia ficción, la novela inédita que acaba de editar Alfaguara, esto aparece con bastante claridad.
La novela es una especie de estudio o versión primitiva de Los detectives salvajes, y por ello presenta muchos rasgos que luego aparecerían mejorados en Los detectives.
De esta manera, los protagonistas de El espíritu de la ciencia ficción aparecen desdoblados respecto de la novela posterior, y eso hace que la narración pierda cierta fuerza. Lo cual, unido a que la trama central del libro está sin desarrollar completamente, da al conjunto un tono anémico.
A pesar de todo, hay cosas muy valiosas en El espíritu de la ciencia ficción: algunos fragmentos de la entrevista alucinada que un escritor innombrado (¿el propio Remo Morán en una pesadilla?) sostiene con una periodista tras ganar un premio literario; las cartas que Jan Schrella dirige a escritores estadounidenses de ciencia ficción; y el "Manifiesto mexicano", la sección final del libro en que se narran las aventuras erótico-filosóficas de Remo y su novia Laura en los baños públicos del DF.
Es en este último apartado —que ya había sido publicado exento en La Universidad Desconocida— donde encontramos la representación de una relación abierta: en uno de los episodios oníricos que caracterizan a Bolaño, mientras Remo y Laura se encuentran en una sauna turca, una pareja de chaperos y su chulo entran a hacer un espectáculo a la cabina de los jóvenes, y Laura acaba teniendo relaciones sexuales con uno de ellos ante el propio Remo.
Pero esta no es, no obstante, la única muestra de construcciones de este tipo.
III
"Norton dijo que ella tenía muchos amigos, sin explicitar si se refería a amigos-amigos o a amigos-amantes, que así había sido desde los dieciséis años en que hizo el amor por primera vez".
Quizás el triángulo amoroso más conocido de la obra de Bolaño sea el de los estudiosos de literatura alemana Liz Norton, Espinoza y Pelletier, que protagonizan "La parte de los críticos" en 2666.
Estos dos últimos son amigos íntimos y tienen relaciones sentimentales paralelas con la primera. Además, acaban por hacer junto a ella una especie de trío cuando se encuentran en México.
El mismo tema aparece en muchos más lugares de la aún creciente bibliografía de Roberto Bolaño. Pienso, por ejemplo, en cuentos como "Compañeros de celda" o "Clara", incluidos en el volumen Llamadas telefónicas.
En ambos relatos, algunos de sus personajes desarrollan sin culpabilidad y con empatía relaciones abiertas —aunque, como en el caso de "Clara", no siempre acabe bien—.
Sin embargo, es posible que el ejemplo más paradigmático de representación de modelos alejados de la pareja burguesa sea el de Los detectives salvajes.
IV
"Después Rafael Barrios, qué cara tiene, me dijo que Belano no sabía que Xóchitl era mi compañera. Yo le contesté que no había pasado nada y que si hubiera pasado algo era asunto de ella, Xóchitl vive conmigo, no es mi esclava, le dije".
A lo largo de la novela, los realvisceralistas exponen toda una serie de distintos sistemas afectivos: las hermanas Font, y en especial María tienen una intensa vida sexual ("me hubiera ido a la cama con los dos, a coger hasta perder el sentido"), Piel Divina hace gala de una bisexualidad desprejuiciada, etc.
Obviamente, la extensa galería de diferentes formas de entender la pareja que encontramos a lo largo de la narrativa ficcional del escritor chileno no es garantía de que sus propias relaciones se rigieran por los mismos principios.
Y sin embargo, el fuerte sustrato autobiográfico de su obra nos hace sospechar que hasta cierto punto sí es así: las vivencias del personaje de Arturo Belano coinciden en muchas ocasiones con anécdotas de su vida narradas por el propio Bolaño, y en El espíritu de la ciencia ficción una de las cartas de ciencia ficción aparece firmada por "Jan Schrella, alias Roberto Bolaño".
V
"Soy tu fiel amante / aunque a veces el sueño / me separe de ti"
En los últimos meses, hemos visto cómo episodios de la vida personal de Bolaño salían a la luz de la mano de sus familiares, sus amigos íntimos y sus editores en diversos artículos publicados en la prensa española.
En cierta medida, estos no son sino fracturas que han hecho visible un movimiento sísmico que venía de largo: la guerra por el control del legado del escritor chileno.
Los argumentos empleados han llamado la atención de los medios más por la bajada al barro que suponen que por lo escandalosos que puedan resultar —a fin de cuentas, Bolaño fue sencillamente un hombre que comenzó una vida junto a otra mujer—.
Pero aun así, nos hacen preguntarnos qué pensaría el escritor de 2666 de todo esto.
Qué pensaría un hombre que en su obra decidió pasar de los líos de faldas, un hombre que estuvo interesado en una idea del amor y de la pareja que se ha revelado incompatible con su modo de vida, con su propia familia, con la sociedad en la que vivía —y en la que publicaba sus libros— y sobre todo, con su creciente fama.
Bolaño, como el Cid, sigue atado a su caballo y luchando después de muerto.
Y sin embargo, parece que todo el mundo —hasta nosotros— está pendiente de otra guerra.
Brígida seguramente se apercibió de mi estado pues se levantó y, tras volver a estudiarme desde lo alto, me propuso un guagüis.—Qué… —dije.—Un guagüis, ¿quieres que te haga un guagüis?La miré sin comprender, aunque como un nadador solitario y exhausto la verdad poco a poco se fue abriendo paso en el mar negro de mi ignorancia.
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