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Lit
Fue su última voluntad, y su manager se encargó de hacerla realidad, reduciendo a escombros el disco duro que almazenaba los últimos escritos del autor
30 Agosto 2017 15:12
“Los escritores que nos hacen felices deberían tener un indulto y no morir nunca”. Nos lo decía Laura Fernández en mayo, y es una frase de la que es difícil desembarazarse al pensar en alguien como Terry Pratchett. Fallecido en 2015, el autor británico es el ejemplo perfecto de novelista dedicado al alborozo de su fanbase: incluso The Long Utopia y The Sheperd's Crown, sus dos obras póstumas, hacían arrancarte una sonrisa, página a página, a sabiendas de que el Mundodisco dejaría de tener continuidad de ahora en adelante.
La certeza de que, más allá de The Sheperd's Crown, no habría nuevas referencias de Terry Pratchett, la alentó el escritor –y colaborador de Pratchett– Neil Gaiman cuando, en una entrevista, aseguró que el creador del Mundodisco tenía como última voluntad “que cualquier cosa en la que estuviese trabajando inmediatamente antes de su muerte debería ser borrada de sus ordenadores, no sin antes guardar todos los documentos en un disco duro, para luego poner éste en medio de una carretera y que sea aplastado por una apisonadora”.
Y, bueno, eso es justo lo que ha ocurrido.
About to fulfill my obligation to Terry @SalisburyMuseum @Wiltshire_flo pic.twitter.com/B0xr3V5Cbg
— Terry Pratchett (@terryandrob) 25 de agosto de 2017
“Sobre lo de cumplir la promesa que le hice a Terry...”, escribía el viernes en un mensaje de Twitter Rob Wilkins, el que fue manager del escritor. La publicación iba ilustrada por una foto en la que podía verse al fondo una apisonadora vintage marca John Fowler & Co; en primer término, la mano de Wilkins, sosteniendo el disco duro que supuestamente aloja las obras inéditas de Pratchett.
En el tuit que siguió a éste presenciábamos el temido “después”: ahí estaba la John Fowler & Co, ahí la mano de Wilkins y, sí, ahí estaba lo que antes era un disco duro, convertido ahora en chatarra inservible. El manager daba las gracias al Great Dorset Steam Fair, la reunión anual de tractores y apisonadoras dónde había tenido lugar el destrozo; de la misma forma, aseguraba que el ex-disco duro estaría expuesto en el museo de Salisbury, dentro de la expo Terry Pratchett: HisWorld.
There goes the browsing history... Many thanks to @steamfair. Soon to be on display at @SalisburyMuseum in September https://t.co/Di8tvTO4Hi pic.twitter.com/onGGWLDYL4
— Terry Pratchett (@terryandrob) 25 de agosto de 2017
Si el instante no ha enfadado a los fans de Pratchett no es solo porque éste nazca de una petición expresa de su ídolo: ha sido más bien por la capacidad del happening para conectar perfectamente con el humor delirante que el británico practicó libro a libro. Lo surrealista de situación consigue, de alguna forma, entroncar mejor con su espíritu de lo que lo haría ninguna novela a medio corregir.
Pratchett, al que se le diagnosticó alzheimer en 2007, continuó escribiendo y publicando hasta su muerte ocho años después, pero siempre con la ayuda de un asistente. Desde que se le diagnosticó la enfermedad, el escritor se convirtió en un defensor de la muerte asistida, llegando a protagonizar un documental de la BBC llamado Terry Pratchett: Choosing to Die.
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