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Artículo 29 cadenas perpetuas para los asesinos de los vuelos de la muerte de la dictadura argentina Now

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29 cadenas perpetuas para los asesinos de los vuelos de la muerte de la dictadura argentina

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Por fin se reconocen los crímenes de lesa humanidad por los asesinatos de la ESMA en el mayor juicio de la Historia de Argentina

silvia laboreo

30 Noviembre 2017 12:58

La Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), ubicada en la Avenida del Libertador 8200 de Buenos Aires, fue el centro clandestino de detención más famoso de la dictadura argentina de Videla. Durante los siete años que estuvo abierto, todo el aparato de Estado se puso al servicio de la crueldad y más de 5.000 personas fueron detenidas, torturadas y asesinadas entre sus muros.

Allí también se drogó y se hizo desaparecer a miles de personas en los conocidos como vuelos de la muerte. Todos los miércoles, los oficiales argentinos seleccionaban a unas 40-50 personas a las que drogaban con Pentotal, desnudaban y trasladaban a aviones Short Skyvan y Electra Lockheed 188, desde los cuales eran arrojados al Río de la Plata por la noche. Hasta ahora, la existencia de este plan sistemático de exterminio nunca había sido probado en los tribunales pero ayer por fin se hizo justicia. Y fue durante la lectura de sentencia de la megacausa Esma III.

Este proceso judicial, llamado así por el infame centro de detención, finalizó ayer miércoles tras 5 largos años de audiencias que lo convierten en el mayor proceso judicial de la Historia de Argentina.

La megacausa Esma III contra los delitos de lesa humanidad durante la dictadura argentina ha dejado 29 cadenas perpetuas, diversas condenas de entre 8 y 24 años y 6 absoluciones.

Conocida también como ESMA unificada, el proceso se inició en noviembre de 2012 cuando se acusó a 68 personas (14 fallecieron a lo largo de estos años) de delitos cometidos contra 789 personas.

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Entre los condenados a cadena perpetua se encuentran algunos de los nombres más temidos del aparato represor de la dictadura argentina, como Jorge Eduardo el Tigre Acosta, ex jefe de Inteligencia y del Grupo de Tareas de la ESMA, Ricardo Cavallo alias Sérpico, o el ex capitán de la Armada y agente de inteligencia Alfredo Astiz, conocido como el Ángel Rubio y responsable, entre otros delitos, del secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet y de tres de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo: Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de y Careaga, María Ponce de Bianco durante el operativo de la Iglesia de Santa Cruz.

Familiares de víctimas de la dictadura argentina

Justo al comienzo del juicio, al que asistieron numerosos periodistas, integrantes de colectivos de Derechos Humanos, de víctimas y familiares de desaparecidos, pero también familiares de los acusados, se pudieron escuchar cánticos contra los encausados “cómo a los nazis, les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar" y gritos de “asesinos” o “Astiz, te va a pasar como a Videla, te vas a morir en la cárcel”. Más arriba, justo donde se agolpaban los familiares de los represores, se podía escuchar aplausos, vítores a los 54 hombres procesados y estrofas del Himno Nacional.

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Entre las condenas más celebradas por los familiares, se encuentran las 2 cadenas perpetuas para los comandantes que tripularon los aviones encargados de los vuelos de la muerte: Mario Danile Arru y Alejandro Domingo D'Agostino. Otro de los pilotos, Enrique José De Saint Georges, murió antes de conocer la sentencia. También fueron condenados a perpetua por su responsabilidad en los vuelos de la muerte Francisco Armando Di Paola y Gonzalo Torres de Tolosa.

Entre los absueltos se encontraban tres de los acusados que confesaron su participación en los vuelos de la muerte: Julio Poch, el piloto que explicó en una cena que los detenidos estaban “drogados”, Ricardo Ormello, el hombre que confesó que “una vez trajeron a una gorda que pesaba como cien kilos y la droga no le había hecho efecto suficiente”, y el piloto Emir Sisul Hess quien habló de “vuelos de limpieza” y de “gente que caía como hormigas”. Según el tribunal, la autoinculpación no era razón suficiente para condenarlos.

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Por primera vez en la Historia del país, se juzgaba a 8 personas responsables de drogar y hundir en el mar a miles de personas. El proceso no fue fácil ya que nadie sobrevivió al viaje en avión. No hay testigos y los implicados mantienen un pacto de silencio que ha hecho muy difícil probar este método de exterminio. Para ello, se ha usado documentación de la Armada, libretas de vuelo, testimonios de supervivientes de la ESMA, el análisis de la trayectoria de los vuelos y el caso del grupo de la Iglesia de Santa Cruz.

La megacausa Esma III contra los delitos de lesa humanidad durante la dictadura argentina ha dejado 29 cadenas perpetuas, diversas condenas de entre 8 y 24 años y 6 absoluciones.

En diciembre de 1977, 12 personas fueron secuestras en la Iglesia de Santa Cruz, entre ellos 3 de las fundadoras de Madres de Plaza de mayo y dos monjas francesas. Unos días después sus cinco cuerpos aparecieron en las costas de Santa Teresita. Observando las planillas de vuelo del avión Skyvan se completó la investigación que responsabilizó a los pilotos Mario Daniel Arru y Alejandro Domingo D’Agostino en los crímenes y que ayer miércoles llevaron a su condena.

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Tras conocerse la sentencia, algunos querellantes como la periodista y ex prisionera de ESMA, Miriam Lewin, mostraron su satisfacción pero remarcaron que “la Armada tenía 14 pilotos en esa época” y que todos estaban “comprometidos en los vuelos irregulares y la justicia también tiene que ir por ellos”.

La megacausa ESMA III solo es un paso más de un asunto de Estado que dura ya 40 años. Hoy en día hay 449 criminales presos y 553 más en prisión domiciliaria. Y aún quedan 420 procesos abiertos de un proceso en el que los familiares de los 30.000 desaparecidos y las víctimas de la dictadura argentina solo buscan tres cosas: memoria, verdad y justicia.

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