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Quiso homenajear a veteranos nativos americanos con un retrato del presidente que aprobó la deportación y reubicación de numerosos pueblos indígenas
28 Noviembre 2017 12:19
Donald Trump no puede dejar de hacer el ridículo. A punto de cumplirse un año desde su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, el multimillonario ha dejado una serie de pifias para la historia como cuando confundió a dos periodistas finlandesas rubias creyendo que eran la misma persona o cuando le dijo a la viuda de un militar caído en una operación que "él sabía dónde se metía".
La última ha sucedido durante un acto de homenaje a veteranos nativos americanos que lucharon durante la Segunda Guerra Mundial. 3 veteranos indígenas fueron recibidos en la Casa Blanca en representación de los cientos de hablantes de códigos Cherokee, Choctaw, Comanche, Lakota, Meskwaki, Mohawk, Navajo, Tlingit y otras tribus que sirvieron durante las dos Guerras Mundiales. Estos hombres utilizaron sus propias lenguas para crear un código encriptado que ayudó a las fuerzas aliadas a confundir al enemigo y permitió a Estados Unidos ganar a Japón en la guerra.
El homenaje fue mal desde el principio. Los tres nativos americanos tuvieron que escuchar los agradecimientos de Trump frente a un gran retrato de Andrew Jackson, el séptimo presidente de Estados Unidos y el encargado de firmar en 1830 la Ley de Deportación Indígena. Esta legislación condujo a la deportación forzada y a la muerte de miles de nativos americanos en el país. Sin embargo, el acto se acabó de torcer cuando el republicano recurrió a su broma racista favorita.
“Sois personas muy especiales, estabais aquí antes que todos nosotros, aunque tenemos una representante en el Congreso que dicen que lleva mucho tiempo aquí, más que vosotros ¡la llaman Pocahontas!”, comentó Trump en referencia a la senadora demócrata Elizabeth Warren. El presidente republicano suele apodar a sus rivales con los nombres más variados y este de Pocahontas ya lo había utilizado en varias ocasiones durante la campaña electoral. Warren ha afirmado en varias ocasiones ser descendiente de nativos americanos, algo que ha sido puesto en duda por los conservadores ya que lo consideran una estrategia para ganar votos. Durante la campaña electoral, las referencias a Pocahontas eran recibidas con vítores y complicidad, pero ayer durante el acto Trump solo recibió silencio.
"Es una pena que el presidente de Estados Unidos no pueda completar ni una ceremonia honrando a héroes sin tener que hacer un comentario racista. Se cree que así me va a callar. No le ha surtido efecto y no lo hará en el futuro”, declaró Warren a la MSNBC poco después de la ofensa.
Por su parte, la Casa Blanca reaccionó a la polémica… poniéndose del lado de Trump. Sarah Sanders, secretaria de prensa de la Casa Blanca, declaró que Pocahontas no era un insulto racista y que esa “no era la intención del presidente”. "El presidente sin duda tiene un respeto extremo al valor de estas personas, por eso los trajo y los invitó a venir a la Casa Blanca, para pasar tiempo con ellos, reconocerlos y honrarlos hoy", añadió.
Un instante del homenaje
Sanders aprovechó para atacar a Warren afirmando que “lo que la mayoría de la gente considera ofensivo es que la senadora Warren mienta sobre su herencia para avanzar en su carrera". La secretaria de prensa hace referencia a la polémica que rodea la contratación de Warren en la Facultad de Derecho de la Universidad de Pensilvania y la Facultad de Derecho de Harvard. Sus críticos argumentan que la senadora se inscribió como minoría para obtener ventajas pero ambas universidades han negado que su ascendencia nativa fuera un factor en su contratación.
El Congreso nacional de Indígenas Americanos (NCAI, por sus siglas en inglés) condenó las palabras del presidente. "Lamentamos que el uso que ha hecho el presidente de Pocahontas como insulto a un adversario político opaque el verdadero propósito de la ceremonia de hoy en la Casa Blanca", declaró el presidente del NCAI, Jefferson Keel.
El presidente de la Nación Navajo, Russell Begaye, dijo en un comunicado que apreciaba "el honor y el reconocimiento que se le han otorgado a los que hablan el Código Navajo", pero señaló que "todas las naciones tribales siguen luchando contra referencias insensibles a nuestro pueblo". "El prejuicio al que se enfrentan los pueblos indígenas es un desafortunado legado histórico", declaró Begaye. Y añadió: "como nativos americanos, somos personas orgullosas de haber cuidado de esta tierra mucho antes de que existieran los Estados Unidos de América y continuaremos luchando por esta nación".
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