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El hijo y el yerno del presidente de Filipinas, acusados de participar en una operación millonaria de drogas

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A la cruenta 'guerra contra las drogas' de Rodrigo Duterte le acaba de aparecer una enorme grieta moral

PlayGround , Agencias

08 Septiembre 2017 11:21

Rehabilitación o muerte (por asesinato). Esas parecen ser las únicas alternativas que le quedan al adicto en Filipinas. Sudar la adicción a ritmo de Zumba o morir a manos de la policía o de cualquiera de los escuadrones de “vigilantes” que patrullan las calles de las principales ciudades del país.

Desde su llegada al poder en junio de 2016, Rodrigo Duterte ha hecho de su guerra sin cuartel contra las drogas su principal emblema político. Pero mientras él sigue adelante con su cacería —van ya cerca de 10.000 muertos y 50.000 arrestos en poco más de un año, según las últimas estimaciones de Amnistía Internacional—, parece que su propia familia podría estar metiendo cantidades ingentes de estupefacientes en el país.


Según las últimas estimaciones, la campaña antidroga de Rodrigo Duterte se ha costado cerca de 10.000 muertos desde su llega al poder en junio del año pasado


Paolo Duterte, hijo mayor del presidente Rodrigo y vicealcalde de Davao, la segunda mayor ciudad del país, tuvo que personarse ayer ante el Senado de Filipinas para responder a una serie de preguntas como parte de la investigación que indaga sobre su supuesta implicación en una operación millonaria de tráfico de drogas.

Desde diversos frentes críticos con el presidente Duterte se sostiene que Paolo habría intercedido ante las autoridades aduaneras para facilitar la entrada en Filipinas de un cargamento de narcóticos por valor de 125 millones de dólares a través del puerto de Manila. El cargamento, incautado el pasado mayo, procedía de China.

Las pruebas que sustentan las sospechas contra él son frágiles. Al menos de momento.


Paolo habría intercedido ante las autoridades aduaneras para facilitar la entrada en Filipinas de un cargamento de narcóticos por valor de 125 millones de dólares a través del puerto de Manila


En la jornada de ayer, el senador Antonio Trillanes esgrimió imágenes que muestran a Paolo en compañía de un hombre de negocios a quien las autoridades vinculan con el envío del alijo incautado. Trillanes también habló ante el Senado de un supuesto tatuaje en la espalda de Paolo —que nunca muestra en público— que incluiría una serie de dígitos a modo de clave secreta que probarían su conexión con un “sindicato del crimen”. Según el senador, la información sobre el tatuaje y la supuesta clave que esconde le llegó a través de las agencias de inteligencia de un país extranjero que no detalló.

Paolo reconoció tener una tatuaje en la espalda, pero se negó a mostrarlo. También se negó a describirlo, aludiendo a su derecho a la privacidad. Preguntado sobre si estaría dispuesto a facilitar imágenes de la pieza a la DEA estadounidense (la Administración para el Control de Drogas) para que estudiara esos supuestos dígitos secretos, su repuesta fue tajante: “De ninguna manera”.

Esa fue la tónica de la jornada: negativas y evasivas. Ni explicó su vinculación con el hombre de la foto, ni dio detalles sobre su tatuaje, ni respondió a las preguntas sobre sus cuentas bancarias, calificando esa información de irrelevante.

“No puedo responder a alegaciones basadas en rumores”, dijo el primogénito del presidente. “Mi presencia aquí responde únicamente a mis obligaciones para con la gente de Filipinas y los davaeños a quienes sirvo”.


Existe documentación oficial de la DEA que señala a Paolo como "protector de la droga" en la ciudad de Davao desde hace una década


En realidad no es la primera vez que se vincula a Paolo Duterte con el tráfico de drogas. Jamila Alindogan, reportera de Al Jazeera en Manila, recordaba ayer que existe documentación oficial de la DEA que señala a Paolo como “protector de la droga” en la ciudad de Davao. Algunos de esos informes se remontan a fechas tan tempranas como 2007.

Paolo no es el único miembro de la familia del presidente que aparece manchado por este caso. Las acusaciones también llegan a Manases Carpio, yerno de Rodrigo Duterte. Maneses ha negado cualquier implicación en los hechos que se le imputan.


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